cruzan y ella sacude la cabeza, se vuelve y me da la espalda de nuevo. Me levanto. Massi hizo bien al colgarle el telefono. Afortunada ella que pudo llamarlo, sin embargo. Y, dicho esto, solo me queda mi segunda y ultima oportunidad.

– Hola.

Detras del mostrador de la caja de Feltrinelli hay una chica muy guapa con el pelo recogido en lo alto. Lleva tambien una tarjeta con su nombre: Chiara.

– Buenos dias, dime.

Saco de la bolsa el CD que me regalo Massi.

– Ayer compre este CD…

La chica lo abre, mira uno de los lados, acto seguido le da la vuelta entre las manos y comprueba un pequeno sello plateado.

– Si…, es nuestro. ?Que pasa? ?Tiene algun defecto? Espera que llame a la persona que se ocupa de estas cosas.

Entonces pulsa un boton que hay a su lado. Antes de que pueda anadir nada, aparece el. Sandro. El tipo del libro sobre educacion sexual. Por desgracia, me reconoce. Sonrie al verme.

– ?Que pasa? ?Has cambiado de idea?

Chiara toma las riendas de la situacion.

– Hola, Sandro, perdona que te haya llamado, pero esta chica compro ayer este CD y creo que tiene problemas. -Despues, como si se hubiese acordado de repente-: ?Tienes el ticket? De no ser asi, no podemos cambiartelo.

Antes de que pueda contestarle, Sandro interviene.

– Perdona, ayer querias comprar un libro sobre educacion sexual… -Mira a su colega y opta por ahorrarme una situacion embarazosa -.

Despues eligio el de Zoe Trope y, por lo visto, al final compro un CD… Asi no aprenderas nada.

Me sonrie, alusivo y fastidioso.

– No era para mi.

– ?Esta defectuoso?, ?se oye bien?

– De maravilla…

– Vale, pero ?tienes el ticket?

– No quiero cambiarlo.

– En ese caso, ?cual es el problema?

– Pues…

Lo miro, ligeramente cohibida.

– Ya entiendo. Quieta. -Sandro me mira y se pone muy serio-. Burlaste la vigilancia. ?Lo robaste, ahora te sientes culpable y quieres devolverlo! Sois todas iguales, lasbaby gang, vais por ahi atracando a la gente, les robais el movil, el dinero, incluso las cazadoras… ?Eres la lider de una banda?

?No me lo puedo creer! Y ya no se como detenerlo. Si, nos ha descubierto usted: somos Alis, Clod y yo. Las tres rebeldes del Farnesina. Incluso hemos dado un golpe: ?media chocolatina para cada una!

– Perdone, ?puede escucharme un momento?

Por fin se calma.

– Un chico me regalo ayer este CD.

Le cuento toda la historia, el escaparate, el numero escrito en el cristal, a continuacion el autobus, el robo de mi movil, los dos chicos rumanos. Esos si que forman una autenticababy gang, si es que se la puede calificar de «baby». Hasta le cuento lo del regalo de Alis del dia siguiente.

– Que amiga tan enrollada, fue muy amable. -Luego Sandro se queda un poco perplejo-. Pero, entonces, ?que puedo hacer por ti?

– Me gustaria saber quien es ese chico, quiza pago con la tarjeta de credito y salga alli su apellido, o a lo mejor pidio una factura y aparezcan en ella sus datos, su direccion…

Sandro me mira curioso, desconcertado, al final hasta un poco sobrecogido. A continuacion arquea una ceja, puede que no acabe de tenerlas todas consigo. Intento convencerlo de que lo que le estoy contando es verdad y de que la unica solucion que tengo es decirselo.

– Ese chico, el que me regalo el CD, me gusta muchisimo.

Lo veo sonreir por primera vez. Tal vez porque piensa que podria ser su sobrina o que, en el fondo, esta a punto de empezar una historia de amor o, sencillamente, porque esta vez se cree que no le he contado una mentira.

– Ven conmigo, vamos al despacho que hay ahi detras.

Recorremos un largo pasillo. Encima de la puerta hay un cartel que reza: «Oficinas. Prohibida la entrada.»

– Venga, ven…, no te preocupes.

Abre la puerta y me deja pasar. Acto seguido, se sienta tras un escritorio, enciende un ordenador, saca unos recibos de un cajon y empieza a comprobarlos.

– Veamos, 15 de septiembre… Libros, libros, peliculas, CD dobles, mas libros, libros… Aqui esta. Esa persona solo compro un CD, James Blunt,All the lost souls, recibo numero 509. -Mira la pantalla-. Lo adquirio a las 18.25.

Si, la hora es exacta. Es el. Yo habia salido unos segundos antes. Sandro desplaza el cursor hacia abajo por la pantalla para averiguar como se efectuo el pago. Siento que mi corazon late cada vez mas de prisa, cada vez mas fuerte. Sandro sonrie. Es un visto y no visto, un instante. Porque despues la sonrisa se borra de su rostro. Se asoma desde detras del ordenador y me mira con seriedad.

– No. Lo siento. Veinte euros y cuarenta centimos. Pago en efectivo.

– Gracias de todas formas.

Salgo acongojada de Feltrinelli. Nada. Ya no me queda ninguna posibilidad. No volvere a ver a Massi. No se hasta que punto mis temores son infundados.

Subo al autobus de nuevo y todo me parece mas triste, la realidad ha perdido color, se aparece casi en blanco y negro. Hay poca gente y todos dan la impresion de sentirse ofuscados, ni siquiera una pareja, alguien riendose, alguien escuchando un poco de musica, que siga el ritmo moviendo la cabeza. No hay nada que hacer, cuando un sueno se desvanece incluso la realidad pierde su belleza. Eh… ?Caramba!, esa frase merece figurar en mi diario de citas. La verdad es que todavia no tengo uno, ?pero me encantaria comprarmelo! He recopilado ya alguna que otra, pero las he escrito en la agenda del colegio o en el movil que aquellos dos tipos me robaron.

De improviso me viene a la mente el e-mail que Clod me escribio ayer. Esta leyendo un libro de Giovanni Allevi, quien, entre parentesis, a ella le gusta a rabiar, no tanto por su manera de tocar, sino por su forma de ser; se titulaLa musica en la cabeza. Me ha copiado una cosa que a mi me parece muy fuerte y que ahora viene al caso: «Cuando persigues un sueno, encuentras en el camino muchas senales que te indican la direccion, pero si tienes miedo no las ves.» Eso es, no las ves. Miro con desconfianza detras de mi. ?Acabara de la misma manera el movil que me ha regalado Alis? De modo que, para estar mas segura, lo paso del bolsillo trasero al delantero. Ahora me siento mas aliviada. ?Como era esa frase que tenia en el movil? Si, porque solo habia una realmente sincera. Eso es: «?No hay nada mas bonito que lo que empieza por casualidad y acaba bien!»

Me gusta un monton y, no se por que, me hace pensar de nuevo en Massi y en todo lo que podria haber ocurrido entre nosotros y… ?Eh, pero si esta es mi parada! En cuanto toco el timbre, el autobus se detiene con brusquedad. El conductor me mira por el espejito y a continuacion sacude la cabeza. Una senora un poco regordeta no consigue agarrar a tiempo la barra de hierro y cae en brazos de un anciano. Pero el no se enfada. Al contrario, sonrie. La senora se disculpa de todas las maneras posibles. Y el sigue sonriendo.

– No se preocupe. Estoy bien.

Mientras tanto, me apeo y al final yo tambien esbozo una sonrisa. ?Quien sabe?, quiza mi distraccion haya cambiado el destino de dos personas.

El autobus vuelve a ponerse en marcha y pasa por delante de mi mientras camino. Los veo, a el y a ella, al anciano y a la senora regordeta, charlando y riendose. Quiza haya contribuido a formar una nueva pareja. Puede

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