para ellos y tienen una orden judicial que les autoriza a ver toda la documentacion y registros relacionados con su instalacion y funcionamiento.

– ?Terrorismo?

– Dicen que no nos lo pueden decir.

– ?Voy a buscar a Danny?

– No, no quieren hablar con nadie de diseno y hosting por ahora.

Carver se metio las manos en los bolsillos de su bata blanca de laboratorio, porque sabia que eso le daba el porte de un hombre sumido en profundos pensamientos. Se dirigio a los agentes.

– Danny O’Connor es nuestro jefe de diseno y hosting -dijo-. Deberia participar en este asunto. No estaran pensando que es un terrorista, ?verdad?

Sonrio ante lo absurdo de lo que acababa de sugerir. El agente Bantam, el mas grande de los dos, respondio:

– No, no pensamos eso en absoluto, pero cuantas menos personas participen, mejor. Sobre todo del sector de hosting de su empresa.

Carver asintio con la cabeza y sus ojos destellaron un instante en direccion a Chavez, pero los agentes no hicieron caso de la mirada. Ella se quedo en la reunion.

– ?Cual es la pagina web? -pregunto Carver.

– Asesinodelmaletero.com -respondio Mc Ginnis-. Acabo de comprobarlo y forma parte de un paquete mas grande. Una cuenta de Seattle.

Carver asintio con la cabeza y mantuvo una actitud calmada. Tenia un plan para eso. Era mejor que ellos, porque siempre tenia un plan.

Senalo a la pantalla del escritorio de Mc Ginnis.

– ?Podemos echar un vistazo a esa…?

– Prefeririamos no hacerlo en este momento -dijo Bantam-. Pensamos que eso podria avisar al objetivo. No es un sitio desarrollado. No hay nada que ver. Pero creemos que es un sitio de captura.

– Y no queremos que nos capturen -concluyo Carver.

– Exactamente.

– ?Puedo ver la orden?

– Claro.

El documento habia sido devuelto a Bantam mientras Carver subia desde el bunker. El agente lo saco de nuevo y se lo entrego, Carver lo desdoblo y lo examino con la esperanza de que su expresion no delatara nada. Se controlo para asegurarse de que no estaba tarareando.

La orden de registro era mas destacable por lo que no contenia que por lo que decia. El FBI tenia de su lado a un juez federal muy cooperativo, eso parecia garantizado. La orden describia en terminos muy generales una investigacion de un sujeto desconocido que usaba Internet y cruzaba fronteras estatales para llevar a cabo una conspiracion criminal de robo de datos y fraude. La palabra asesinato no figuraba en la orden. Esta autorizaba un acceso completo a la pagina web y a toda la informacion y registros relativos a su origen, funcionamiento y financiacion.

Carver sabia que el FBI tendria una desagradable sorpresa con lo que iba a recibir. Asintio con la cabeza al examinarlo.

– Podemos darles todo esto -dijo-. ?Cual es la cuenta en Seattle?

– See Jane Run -dijo Chavez.

Carver se volvio a mirarla, como si se fijara en ella por primera vez. Ella capto su malestar.

– El senor Mc Ginnis acaba de pedirme que lo busque -explico-. Ese es el nombre de la empresa.

Bueno, penso Carver, al menos era buena para algo mas que para ser anfitriona de visitas guiadas a la planta cuando el jefe no estaba. Se volvio hacia los agentes, asegurandose de darle la espalda a Chavez y dejarla fuera de la discusion.

– Muy bien, pongamonos con esto -dijo.

– ?De cuanto tiempo estamos hablando? -pregunto Bantam.

– ?Por que no van a nuestra estupenda cafeteria y piden una taza de cafe? Volvere con ustedes antes de que este lo bastante frio para beberlo.

Mc Ginnis hizo un chasquido.

– Se refiere a que no tenemos cafeteria. Tenemos maquinas que queman el cafe.

– Bueno -dijo Bantam-, se lo agradecemos, pero hemos de ser testigos de la ejecucion de la orden.

Carver asintio.

– Entonces vengan conmigo e ire a buscar la informacion que necesitan. Pero hay un problema.

– ?Cual? -pregunto Bantam.

– Quieren toda la informacion perteneciente a esta pagina web pero sin implicar a diseno y hosting. Eso no va asi. Yo puedo responder por Danny O’Connor, no es ningun terrorista. Creo que deberia participar si hemos de ser concienzudos y darles todo lo que necesitan.

Bantam asintio y lo considero.

– Vamos paso a paso. Traeremos al senor O’Connor cuando lo necesitemos.

Carver se quedo en silencio mientras hacia ver que esperaba que dijera algo mas, luego asintio.

– Como quiera, agente Bantam.

– Gracias.

– ?Vamos al bunker entonces?

– Desde luego.

Los dos agentes se levantaron, igual que hizo Chavez.

– Buena suerte, caballeros -dijo Mc Ginnis-. Espero que detengan a los delincuentes. Estamos dispuestos a ayudar en todo lo que podamos.

– Gracias, senor -dijo el agente Richmond.

Al salir de administracion, Carver se fijo en que Chavez iba detras de los agentes. Carver estaba sosteniendo la puerta, pero cuando llego el turno de ella la dejo fuera.

– Nos apanaremos a partir de aqui, gracias -dijo.

Paso antes que ella y cerro la puerta tras de si.

Capitulo 8

Hogar, dulce hogar

El sabado por la manana yo estaba en mi habitacion del Kyoto, leyendo un articulo de primera pagina de Larry Bernard sobre la puesta en libertad de Alonzo Winslow, cuando me llamo una de los detectives de la Division de Hollywood. Su nombre era Bynum. Me dijo que el analisis de la escena del crimen habia concluido en mi casa y que recuperaba su custodia.

– ?Puedo volver sin mas?

– Eso es. Puede irse a casa ahora mismo.

– ?Eso significa que la investigacion esta completa? Quiero decir, a la espera de la detencion del tipo, por supuesto.

– No, todavia tenemos algunos cabos sueltos que estamos tratando de atar.

– ?Cabos sueltos?

– No puedo discutir el caso con usted.

– Bueno, ?puedo preguntarle por Angela?

– ?Que pasa con ella?

– Me preguntaba si habia sido…, eh, torturada o algo.

Hubo una pausa mientras la detective decidia hasta donde contarme.

– Lo siento, pero la respuesta es si. Habia indicios de violacion con un objeto extrano y el mismo patron de asfixia lenta que en los demas casos. Multiples marcas de ligaduras en el cuello. Fue asfixiada y reanimada de

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