preguntandole, a la espera de mi oportunidad.

– ?Donde esta tu companero? ?Donde esta Mc Ginnis? ?Te ha enviado para que te encargaras del trabajo sucio? Como en Nevada, ?no? Has vuelto a desperdiciar la ocasion.

Courier me hizo una mueca, pero no mordio el anzuelo.

– El te dice lo que tienes que hacer, ?eh? Como si fuera tu mentor en el asesinato o algo asi, ?no? Pues el amo no va a estar demasiado contento contigo esta noche. ?Porque vamos cero a dos, tio!

Esta vez no pudo contenerse.

– ?Mc Ginnis esta muerto, imbecil! Lo enterre en el desierto. Iba a hacer lo mismo con tu puta despues de terminar con ella.

Amague otra acometida con la lampara e intente seguir hablando.

– No lo entiendo, Courier. Si esta muerto, ?por que no te has largado? ?Para que arriesgarlo todo yendo a por ella?

En el mismo momento en que abria la boca para responderme, amague que iba a darle en el pecho con la base de la lampara y en el ultimo instante la levante para darle en la cara. Le alcance de lleno en la mandibula. Courier retrocedio un momento y actue rapido, lanzandole la lampara primero y luego yendo a por el cuchillo con las dos manos. Caimos sobre un mueble de televisor y luego al suelo, conmigo encima y forcejeando por el control del cuchillo.

Courier desplazo el peso debajo de mi y rodamos tres veces, de modo que el acabo encima. Yo le sujete la muneca con ambas manos y el me agarro la cara con la mano libre y trato de zafarse. Al final consegui doblarsela en un angulo doloroso. Courier solto un grito y el cuchillo cayo y reboto en el suelo de cemento. Con un codo lo lance hacia el hueco de la escalera, pero se detuvo justo en el limite, balanceandose bajo la barandilla azul. Habia quedado a dos metros de distancia.

Fui a por el como un animal, lanzandole punetazos y patadas, guiado por una rabia primaria que nunca habia sentido. Le agarre una oreja e intente arrancarsela. Le clave un codo en los dientes. Pero la energia de la juventud poco a poco le fue dando ventaja. Yo sentia que me cansaba rapidamente y el consiguio retroceder y poner algo de distancia. Me dio un rodillazo en la entrepierna que me dejo sin respiracion. Senti un dolor paralizante y no pude mantener la presa. El se solto del todo y fue a por el cuchillo.

Reuni la ultima reserva de mis fuerzas para medio arrastrarme y medio arrojarme tras el, al tiempo que intentaba ponerme en pie. Estaba dolorido y agotado, pero sabia que si el conseguia llegar al cuchillo, yo moriria.

Me abalance sobre el desde atras. Courier se tambaleo hacia delante y el tronco se le doblo por encima de la barandilla. Sin pensarlo, me agache, lo agarre por una pierna y lo lance por encima de la barandilla. Intento aferrarse a los tubos de acero, pero las manos le resbalaron y cayo.

El grito solamente duro dos segundos. La cabeza choco con una barandilla o contra el revestimiento de hormigon del hueco, y despues de eso siguio cayendo en silencio y rebotando a un lado y a otro en su caida de trece pisos.

Lo mire durante todo el trayecto. Hasta el final, cuando el fuerte impacto volvio hasta mi en forma de eco.

Me gustaria poder decir que me senti culpable, o que tuve algun remordimiento. Pero la verdad es que disfrute de cada momento de su caida.

A la manana siguiente volvi a Los Angeles de verdad y dormi durante todo el trayecto de avion apoyado en la ventanilla. Habia pasado casi toda la noche en las dependencias del FBI, que ya se me habian hecho familiares. Volvi a hablar con el agente Bantam en la unidad movil para entrevistas con testigos durante varias horas. Le explique y le volvi a explicar lo que habia hecho la tarde anterior y como Courier habia acabado cayendo desde el piso trece. Le dije lo que Courier habia dicho sobre Mc Ginnis y el desierto y el plan para Rachel Walling.

Durante la entrevista, Bantam no se quito nunca la mascara de agente federal indiferente. En ningun momento expreso agradecimiento alguno por haberle salvado la vida a una companera suya. Se limito a hacer preguntas, algunas cinco o seis veces en diferentes momentos y de diferentes maneras. Y cuando por fin termino, me informo de que los detalles concernientes a la muerte de Marc Courier se presentarian ante un jurado de acusacion del estado para determinar si se habia cometido un crimen o si mis acciones entraban en el marco de la legitima defensa. Solamente entonces salio de su papel y me hablo como a un ser humano.

– Tenia sentimientos encontrados con usted, Mc Evoy. Sin duda ha salvado la vida de la agente Walling, pero subir a por Courier no fue lo correcto. Tendria que haber esperado. De haber sido asi, lo tendriamos vivo en este momento y podriamos obtener algunas respuestas. Tal y como estan las cosas, si Mc Ginnis realmente ha muerto, la mayor parte de los secretos cayeron por el hueco de esa escalera con Courier. El desierto que tenemos ahi fuera es enorme, ?entiende?

– Si, bueno, lo siento, agente Bantam. Pera la verdad es que yo lo miro desde otro angulo. Creo que si no hubiera ido tras el quizas habria conseguido escapar. En ese caso, ahora tampoco dispondrian de mas respuestas. Solo podria haber mas cadaveres.

– Quiza. Pero no lo sabremos nunca.

– Bueno, ?que ocurrira a partir de ahora?

– Tal como le he dicho, presentaremos el caso ante el jurado de acusacion. No creo que tenga problemas. No me parece que el mundo vaya a sentirse apesadumbrado por la desaparicion de Marc Courier.

– No me refiero a mi. Eso no me preocupa. Me referia a que ocurrira con la investigacion.

Bantam reflexiono en silencio, como para considerar si tenia que decirme algo.

– Intentaremos reconstruir sus pasos. Es lo unico que podemos hacer. Todavia no hemos acabado en Western Data. Continuaremos alli e intentaremos reunir una imagen de todo lo que hicieron esos hombres. Y seguiremos buscando a Mc Ginnis, vivo o muerto. Solo disponemos de la palabra de Courier de que este muerto. Personalmente, no se si creermelo.

Me encogi de hombros. Yo habia informado concienzudamente de lo que Courier me habia dicho. Dejaria a los expertos que determinaran si era la verdad. Si querian colgar el retrato de Mc Ginnis en todas las oficinas de correos del pais, a mi me parecia bien.

– ?Puedo volver a Los Angeles ahora?

– Puede irse si quiere. Pero si se le ocurre algo, llamenos. Del mismo modo que le llamaremos nosotros.

– Entendido.

No me dio la mano, se limito a abrir la puerta. Cuando sali del autobus, Rachel estaba esperandome. Estabamos frente al aparcamiento del Mesa Verde Inn. Eran casi las cinco de la manana, pero ninguno de los dos parecia demasiado cansado. El personal de la ambulancia la habia atendido. La hinchazon habia empezado a disminuir, pero tenia un corte desagradable, el labio magullado y una contusion bajo el ojo izquierdo.

No habia querido que la llevaran al hospital para que le hicieran mas examenes. La ultima cosa que queria hacer Rachel en un momento como ese era abandonar el centro de la investigacion.

– ?Como te encuentras? -pregunte.

– Estoy bien -dijo ella-. ?Como estas tu?

– Bien. Bantam dice que puedo irme. Creo que voy a subir al primer vuelo que salga hacia Los Angeles.

– ?No vas a quedarte a la conferencia de prensa?

Negue con la cabeza.

– ?Que van a decir que no sepa ya?

– Nada.

– ?Cuanto tiempo vas a pasar todavia aqui?

– No lo se. Supongo que hasta que terminen. Y eso no ocurrira hasta que sepamos todo lo que hay que saber.

Asenti y mire mi reloj. El primer vuelo a Los Angeles probablemente no saldria antes de un par de horas.

– ?Quieres que desayunemos en algun sitio?

Intento contraer los labios en senal de desagrado por la idea, pero el dolor frustro el esfuerzo.

– La verdad es que no tengo mucha hambre. Solamente queria despedirme. Quiero volver a Western Data. Han encontrado la mina de oro.

– ?Y eso que es?

Вы читаете La oscuridad de los suenos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату