– Un servidor no documentado al que habian estado accediendo tanto Mc Ginnis como Courier. Tiene videos archivados, Jack. Grabaron sus crimenes.

– ?Y los dos salen en las grabaciones?

– No las he visto, pero segun me han dicho de momento no se les puede identificar. Llevan mascaras y esta filmado de manera que se muestra a sus victimas, no a ellos. Me han explicado que en uno de los videos Mc Ginnis lleva una capucha de verdugo como la que llevaba el Asesino del Zodiaco.

– ?No me digas! Oye, pero para ser el Asesino del Zodiaco deberia tener sesenta y tantos.

– No, no estan sugiriendo que lo sea… Esa capucha la puedes comprar en establecimientos de culto en San Francisco. Pero es significativo de como son. Es como lo de tener tu libro en la mesilla de noche: saben historia. Eso es una senal de hasta que punto el miedo juega un papel en su programa. Asustar a las victimas formaba parte de su excitacion.

No pensaba que hubiese que ser un profiler del FBI para entender algo asi, pero me hizo pensar en lo horripilantes que debian de haber sido los ultimos momentos de las vidas de sus victimas.

Volvi a recordar la cinta de audio de la sesion de tortura de Bittaker y de Norris en la parte trasera de la furgoneta. No habia podido escuchar en aquel momento. Y ahora preferia no conocer la respuesta a la pregunta que me planteaba.

– ?Hay filmaciones de Angela?

– No, es demasiado reciente. Pero hay otras.

– ?Te refieres a victimas?

Rachel miro por encima de mi hombro hacia la puerta del autobus del FBI y luego otra vez a mi. Supuse que tal vez iba a decirme algo imprudente, pese al acuerdo al que yo habia llegado con el FBI.

– Si. Todavia no han revisado todo el material, pero por lo menos hay seis victimas diferentes. Mc Ginnis y Courier llevaban mucho tiempo haciendo esto.

En aquel momento ya no sabia si tenia tantas ganas de largarme. La idea basica era que cuanto mayor fuera el recuento de cadaveres, mayor era la historia. Dos asesinos, por lo menos seis victimas. Si la noticia tenia alguna posibilidad de ser aun mas importante, eso acababa de ocurrir.

– ?Que hay de las ortesis? ?Tenias razon sobre eso?

Rachel asintio con aire de gravedad. Era una de esas ocasiones en las que tener razon no resulta agradable.

– Si, obligaban a las victimas a llevar aparatos en las piernas.

Sacudi la cabeza como para ahuyentar ese pensamiento. Me palpe los bolsillos. No tenia ningun boligrafo y el bloc de notas se habia quedado en mi habitacion.

– ?Tienes un boligrafo? -le pregunte a Rachel-. Necesito escribirlo.

– No, Jack, no tengo ningun boligrafo. Ya te he dicho mas de lo que deberia. En este momento no son mas que datos sin procesar. Espera a que lo entienda todo mejor y te llamare. Tu hora de cierre no acaba hasta dentro de doce horas, por lo menos.

Tenia razon. Me quedaba todo un dia para afinar el articulo, y la informacion se iria desarrollando con el transcurso de las horas. Aparte de eso, sabia que cuando volviera a la redaccion me enfrentaria al mismo problema que la semana anterior. Volvia a formar parte de la noticia. Habia matado a uno de los dos hombres sobre los que trataba esa historia. El conflicto de intereses dictaminaba que yo no podia escribirla. Iba a volver a sentarme con Larry Bernard para proporcionarle un articulo de portada que daria la vuelta al mundo. Resultaba frustrante, pero ya me iba acostumbrando.

– De acuerdo, Rachel. Creo que voy a subir a recoger mis cosas y luego me ire al aeropuerto.

– Muy bien, Jack. Te llamare. Lo prometo.

Me gustaba que lo hubiera prometido sin que tuviera que pedirselo. La mire un momento, con el deseo de hacer un movimiento para tocarla, para abrazarla. Ella parecio leer mis sentimientos y tomo la iniciativa para fundirse conmigo en un abrazo.

– Me has salvado la vida esta noche, Jack. ?Crees que vas a escaparte solamente con un apreton de manos?

– Tenia la esperanza de que hubiera algo mas.

Le di un beso en la mejilla, evitando sus labios magullados. A ninguno de los dos nos preocupaba si el agente Bantam, o cualquier otra persona al otro lado de los vidrios opacos de la unidad movil del FBI, estaba mirando.

Paso casi un minuto antes de que Rachel y yo nos separaramos. Me miro a los ojos y asintio.

– ?Ve a escribir ese articulo, Jack!

– Lo hare… Si me dejan.

Me volvi y camine hacia el hotel.

Todos los ojos estaban puestos en mi cuando entre en la redaccion. La noticia de que habia matado a un hombre la noche anterior se habia extendido con la misma rapidez que un viento de Santa Ana. Muchos quiza pensaban que habia vengado a Angela Cook. Otros opinarian que era algun obseso del peligro que se exponia en busca de sensaciones.

Al acercarme a mi cubiculo, oi el timbre de mi telefono y en cuanto entre vi que la luz de los mensajes estaba encendida. Deje mi mochila en el suelo y decidi que ya me pondria al corriente de todas las llamadas y mensajes mas tarde. Eran casi las once, asi que me acerque a la Balsa para ver si Prendo habia llegado. Queria terminar con esa parte. Si iba a tener que darle mi informacion a otro periodista, queria empezar a soltarla enseguida.

Prendo no estaba, pero Dorothy Fowler se hallaba sentada a la cabeza de la Balsa. Miro por encima de su pantalla, me vio y se quedo atonita.

– Jack, ?como estas?

Me encogi de hombros.

– Bien, creo. ?Cuando viene Prendo?

– Probablemente no llegue hasta la una. ?Te ves con animo de trabajar hoy?

– ?Quieres decir si me siento mal por el chico que cayo por el hueco de la escalera anoche? No, Dorothy, eso lo llevo bien. Me encuentro bien. Como dicen los policias, NHI: ningun humano involucrado. Ese tipo era un asesino al que le gustaba torturar a las mujeres mientras las violaba y las asfixiaba. No me siento tan mal con lo que le paso. De hecho, casi lamento que no estuviera consciente durante toda la caida.

– Bueno. Creo que lo entiendo.

– Lo unico que me incomoda ahora mismo es que supongo que no voy a escribir ese articulo. ?Voy a escribirlo?

Fowler arrugo el ceno y nego con la cabeza.

– Me temo que no, Jack.

– Deja-vu una y otra vez.

Me miro entornando los ojos, como si considerara si me daba cuenta o no de la necedad que acababa de decir.

– Es una cita. ?Te suena Yogi Berra, el jugador de beisbol?

No, no lo pillaba. Podia sentir los ojos y los oidos de toda la redaccion pendientes de nosotros.

– Da igual. ?A quien quieres que le pase informacion? El FBI me ha confirmado que habia dos asesinos y que han encontrado videos suyos con diversas victimas. Al menos seis, ademas de Angela. Van a anunciarlo en una conferencia de prensa, pero tengo un monton de material que no van a hacer publico. Esto sera sonado.

– Es lo que queria oir. Te voy a poner con Larry Bernard otra vez. ?Tienes tus notas? ?Estas listo?

– Estare listo cuando lo este el.

– De acuerdo, deja que llame y reserve la sala de reuniones para que podais trabajar.

Pase las siguientes dos horas contandole a Larry Bernard todo lo que sabia: le entregue mis notas y le explique lo que recordaba de mis propias acciones. A continuacion, Larry me entrevisto para confeccionar otro articulo sobre mi lucha cuerpo a cuerpo con el asesino en serie.

– Lastima que no le dejaras contestar esa ultima pregunta -dijo.

– ?De que estas hablando?

– Al final, cuando le preguntaste por que no se habia largado en lugar de ir a por Walling, esa es la pregunta

Вы читаете La oscuridad de los suenos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату