camion en Calexico, envia al periodista que mejor hable espanol. Asi es como consigues el articulo. Lester era negro y su presencia podria proporcionarme seguridad al entrar en el barrio de viviendas subvencionadas. Era lo unico que me importaba. Tenia que hacer un articulo y no me preocupaba ser politicamente correcto al respecto.
Me hizo preguntas sobre lo que ibamos a hacer y le conte todo lo que pude, aunque de momento no tenia gran cosa en marcha. Le dije que la mujer a la que ibamos a ver se habia quejado de mi articulo en el que habia llamado asesino a su nieto. Esperaba encontrarla y decirle que trataria de refutar los cargos presentados si ella y su nieto accedian a cooperar conmigo. No le conte el verdadero plan; supuse que era lo bastante listo como para imaginarselo.
Lester asintio cuando termine y circulamos el resto del camino en silencio. Llegamos a Rodia Gardens a eso de la una y el barrio estaba en calma. Todavia no habian terminado las clases en la escuela y el mercadeo de la droga no empezaba en serio hasta despues de anochecer. Los camellos, drogadictos y pandilleros aun estaban durmiendo.
El complejo era un laberinto de viviendas de dos plantas pintadas en dos tonos: marron y beis en la mayoria de los edificios, y lima y beis en el resto. No habia arbustos ni arboles ante las casas, porque estos podrian usarse para esconder drogas y armas. En general, el lugar tenia el aspecto de una comunidad recien construida donde todavia no habian puesto los extras; solo tras una inspeccion mas cercana quedaba claro que no habia pintura reciente en las paredes y que los edificios no eran nuevos.
Encontramos la direccion que me habia dado Braselton sin dificultad. Correspondia a la planta superior de un apartamento que hacia esquina, con la escalera en el lado derecho del edificio. Lester saco una bolsa grande y pesada donde llevaba el material fotografico y cerro el coche.
– No necesitaras todo eso si entramos -dije-. Si te deja sacarle una foto, tendras que hacerlo rapido.
– No me importa no hacer ninguna foto, pero no pienso dejar el material en el coche.
– Entendido.
Cuando llegamos al primer piso, me fije en que la puerta delantera del apartamento estaba abierta detras de una puerta mosquitera con barrotes. Me acerque y eche un vistazo a mi alrededor antes de llamar. No vi a nadie en ninguno de los aparcamientos y patios del complejo. Era como si el lugar estuviera completamente vacio.
Llame.
– ?Senora Sessums?
Espere y enseguida oi una voz al otro lado de la puerta mosquitera. La reconoci de la llamada del viernes.
– ?Quien es?
– Soy Jack Mc Evoy, del
La puerta mosquitera lucia la suciedad de anos de mugre y polvo incrustado. No veia el interior del apartamento.
– ?Que esta haciendo aqui?
– He venido a hablar con usted, senora. El fin de semana he estado pensando mucho en lo que me dijo por telefono.
– ?Como demonios me ha encontrado?
Sabia por la cercania de su voz que ahora estaba del otro lado de la mosquitera. Solo se adivinaba su silueta a traves de la mugre.
– Porque sabia que fue aqui donde detuvieron a Alonzo.
– ?Quien le acompana?
– Es Sonny Lester, que trabaja conmigo en el periodico. Senora Sessums, he venido porque he pensado en lo que dijo y quiero revisar el caso de Alonzo. Si es inocente quiero ayudar a sacarlo.
Recalque el «si».
– Por supuesto que es inocente. No ha hecho nada.
– ?Podemos entrar y hablar? -dije con rapidez-. Quiero ver que puedo hacer.
– Pueden pasar, pero no saque fotos, ?eh? Nada de fotos.
La puerta mosquitera se abrio unos centimetros y yo cogi el pomo y la abri un poco mas. Inmediatamente calcule que la mujer del umbral era la abuela de Alonzo Winslow. Aparentaba unos sesenta anos, con rastas tenidas de negro que mostraban canas en las raices. Estaba delgada como un palo de escoba y vestia tejanos y jersey, aunque no era epoca de llevar jersey. El hecho de que se hubiera identificado como la madre al llamar el viernes era una curiosidad, pero nada importante. Tenia la sensacion de que iba a descubrir que habia sido una madre y una abuela para el chico.
Senalo un rincon donde habia un sofa y una mesita de cafe. Habia pilas de ropa doblada en casi todas las superficies y encima de estas trozos de papel con nombres escritos. Oi una lavadora o secadora en algun lugar del apartamento y supe que tenia un pequeno negocio en su vivienda de proteccion. Quiza por eso no queria fotografos.
– Aparte un poco de colada y sientese. Cuenteme que va a hacer por mi Zo -dijo la mujer.
Movi una pila de ropa doblada del sofa a una mesa lateral y me sente. Me fije en que no habia ni una sola prenda de color rojo. Las viviendas de Rodia estaban controladas por la banda callejera de los Crips y vestir de rojo -el color de los rivales Blood- podia resultar peligroso.
Lester se sento a mi lado. Dejo la bolsa de la camara en el suelo, entre sus pies, y guardo en ella la camara que llevaba en la mano. Wanda Sessums se quedo de pie delante de nosotros. Subio un cesto de colada a la mesita de cafe y empezo a sacar y doblar ropa.
– Bueno, quiero revisar el caso de Zo -dije-. Si es inocente como dice, podre sacarlo.
Mantuve el condicional como un vendedor de coches. Me asegure de no prometer nada que no pudiera cumplir.
– ?Va a sacarlo asi como asi? El senor Meyer aun no ha conseguido fecha para ir al tribunal.
– ?El senor Meyer es su abogado?
– Si. De oficio. Es un abogado judio.
Lo dijo sin la menor traza de enemistad o prejuicio. Lo afirmo casi como si fuera motivo de orgullo que su nieto hubiera llegado a la categoria de tener un abogado judio.
– Bueno, hablare con el senor Meyer de todo esto. En ocasiones, senora Sessums, el periodico puede conseguir lo que no puede lograr nadie mas. Si yo le digo al mundo que Alonzo Winslow es inocente, entonces el mundo presta atencion. Con los abogados no siempre ocurre asi, porque ellos siempre dicen que sus clientes son inocentes, tanto si lo creen como si no. Son como el nino del cuento que grita que viene el lobo; lo dicen tanto que cuando de verdad tienen un cliente que es inocente, nadie les cree.
Me miro con expresion socarrona y pense que o bien estaba confundida o pensaba que la estaban enganando. Trate de seguir adelante para que no se quedara pensando demasiado en lo que habia dicho.
– Senora Sessums, si he de investigar esto, ha de llamar al senor Meyer y pedirle que coopere conmigo. Tendre que revisar el sumario del caso y todos los hallazgos.
– Hasta ahora no ha encontrado nada, aunque va por ahi diciendo a la gente que se calme, nada mas.
– Me refiero al termino legal. El estado, o sea el fiscal, ha de entregar toda la documentacion y las pruebas a la defensa para que las vea. Tendre que revisarlo todo si he de trabajar para sacar a Alonzo.
La senora Sessums no parecia estar prestando atencion a lo que le acababa de decir. Saco lentamente la mano del cesto de ropa. Sostenia unas bragas de color rojo. Las aparto como si fueran la cola de una rata muerta.
– ?Sera idiota! Esta chica no sabe con quien esta jugando. Escondiendo el rojo… Es tonta y media si cree que no le va a pasar nada.
Se acerco al rincon de la habitacion, piso el pedal de una papelera y echo la rata muerta dentro. Yo asenti con la cabeza como si lo aprobara y trate de volver a encarrilarme.
– Senora Sessums, ?ha entendido lo que he dicho sobre los hallazgos? Voy a…
– Pero ?como va a decir que mi Zo es inocente si saca la informacion de la pasma y mienten como la serpiente del arbol?
Tarde un momento en responder mientras consideraba su uso del lenguaje y la yuxtaposicion de jerga de la calle y referencias religiosas.
– Voy a recopilar todos los hechos y hare mi propio juicio -dije-. Cuando escribi el articulo la semana pasada