de la jaula helada que le atrapaba el corazon se derretian y se rompian. Miro al hombre a quien habia decidido amar.

– ?Querrias hacer algo por mi, Cuchulainn?

– Cualquier cosa.

Ella respiro profundamente.

– Hazme el amor.

En vez de responderle, el se levanto y la llevo hacia la pequena cama.

– Apaga las velas -susurro Brenna.

El le alzo la barbilla con un dedo.

– Vamos a pasar juntos el resto de nuestra vida. Te vere, Brenna, de pies a cabeza, y a menudo. Se que esto es dificil para ti, pero preferiria empezar esta noche con honestidad entre nosotros.

La lluvia repiqueteaba contra la tienda, aislandolos en su mundo. Brenna aparto sus miedos y lo miro a los ojos.

– ?Podrias apagar solo algunas?

El sonrio y le beso la frente, y despues apago todas las velas salvo una, que la deposito sobre la mesilla que habia junto a la cama. Durante unos instantes, se quedaron inmoviles, frente a frente, mirandose.

– Estoy nerviosa -dijo Brenna con una sonrisa timida, y le acaricio una mejilla.

Cuchulainn atrapo su mano y se la apreto contra el corazon. Ella noto sus latidos rapidos.

– Yo tambien estoy nervioso, mi amor.

– Entonces, deberias besarme. Es mejor cuando nos tocamos.

Cuchulainn se inclino para besarla, y ella se acerco a su abrazo. Y, como antes, los labios de su amante le hicieron olvidar que tenia cicatrices. Solo podia pensar en su sabor y en su contacto, y en como hacia que su cuerpo cantara como respuesta.

Entre sus besos, Brenna sintio que el pasaba las manos incesantemente por su ropa, acariciandole un pecho con el calor de la palma de la mano, agarrandole las nalgas. Ella gimio y se cino contra su excitacion. Y pronto, estaba explorando su cuerpo tambien. Encontro el broche con el que Cuchulainn se sujetaba el kilt al hombro, y lo solto. El la ayudo a desenvolver la tela, y despues, se quito la camisa de lino, y casi sin darse cuenta, ella se vio estrechada contra su cuerpo desnudo, dejando que sus manos lo recorrieran, y deleitandose con la fortaleza de sus formas duras y musculosas.

Cu se volvio y se sento en la cama, y ella quedo en pie, entre sus piernas. Entonces, el poso las manos sobre la lazada que le cerraba el corpino sobre el cuello a Brenna.

– Deja que te vea, mi amor -dijo el, con la voz ronca de pasion-. Deja que sienta tu cuerpo desnudo contra el mio.

Ella se mordio el labio y asintio. Cuchulainn le desato el lazo y la ayudo a quitarse el corpino y comenzo a desatarle la falda. Entonces, Brenna quedo ante el, cubierta solo con una camisola blanca de cuello alto. Lentamente, se la saco por la cabeza, y la dejo caer al suelo, a su lado. Despues se quedo inmovil, con los ojos cerrados.

Al sentir la caricia suave de Cuchulainn, que seguia con los dedos el borde del tejido cicatrizado que iba desde su rostro, su cuello, le cubria el pecho derecho y el hombro y llegaba casi hasta su cintura, Brenna no pudo contener el temblor.

– Ah, amor -dijo el con la voz aspera-. Ojala hubiera estado alli. Habria encontrado la forma de evitarlo, o te habria consolado despues, y habria intentado disminuir tu dolor.

A ella se le estaban cayendo las lagrimas, y el se inclino para besar el camino que habian seguido sus dedos. Cuando finalmente abrio los ojos para mirarlo, Brenna se dio cuenta de que el tambien estaba llorando.

– Ahora estas aqui -dijo ella.

– Y estare aqui para siempre.

Brenna se sento en la cama con el, y se deleito con el contacto de su piel desnuda. El no le dio la espalda, ni su deseo por ella se mitigo. Durante el resto de la noche, Brenna tuvo los ojos abiertos.

Lochlan alzo la cabeza sorprendido. Todavia no habia oscurecido, pero podia sentirla. Ella acababa de llamarlo a traves del viento y de la lluvia. El poder de sus llamadas le recorria la sangre. Sus alas se movieron y comenzaron a desplegarse incluso antes de que el saliera de su refugio. Comenzo la carrera deslizante que lo llevaria junto a Elphame. Su cuerpo agradecio el roce fresco de la lluvia. El ardia de deseo, queria abrazarla y sentir sus caricias en las alas y en la piel. En aquella ocasion, queria tomarla completamente. Queria saborear su sangre. No deberia, y lo sabia. Era algo demoniaco, vil, malo. Su respiracion se acelero. Con aquel dolor familiar que le atravesaba las sienes, Lochlan se detuvo en seco. Tenia que controlarse. No podia acudir a ella presa del deseo y de la sed de sangre. Cerro los ojos y agacho la cabeza para defenderse del dolor que le provocaba negar su necesidad de sangre.

?La amaba! Se obligo a olvidar su cuerpo y a pensar en su sonrisa, en la confianza que se le reflejaba en los ojos. Ella era su esposa. Se habia casado con el ante Epona. Su respiracion se calmo. Hablarian. Tal vez aquella noche encontrara el modo de hablarle de la Profecia, y juntos, podrian encontrar el modo de salvar a su gente sin el sacrificio.

Comenzo de nuevo a correr, pero con sus necesidades mas oscuras bien controladas. Ella lo habia llamado, y el debia responder, pero lo haria como un hombre, no como un monstruo.

Elphame estaba esperandolo a la salida del pasadizo. La lluvia le habia empapado la cara y el cuerpo, y Lochlan tuvo la impresion de que estaba cubierta de lagrimas. Cuando lo vio, ella sonrio, pero con una gran tristeza. Sin hablar, el la abrazo, y alzo las alas sobre ella para protegerla de la lluvia, pero Elphame no dejo de temblar.

– Ven conmigo a mi refugio. Es una cueva, pero esta seca y caliente -le dijo el, mientras la besaba en la cabeza.

Ella lo miro, y el se dio cuenta de que habia estado llorando.

– ?Por que no vienes conmigo a mi dormitorio? -le pregunto Elphame con emocion-. Esta noche necesito sentir a mi alrededor los muros de mi castillo, ademas de tus brazos.

– ?Deseas decirselo a Cuchulainn esta noche, corazon mio?

Ella nego con la cabeza.

– No. He mandado un aviso a mis padres. Quiero esperar a que lleguen. Cu no nos va a interrumpir esta noche. Esta con su nuevo amor.

– ?Y por eso estas tan triste? ?Cuchulainn ha elegido mal?

– Ha elegido a Brenna.

– ?A la Sanadora? Creia que era tu amiga.

– Lo es -dijo Elphame-. Yo me puse increiblemente contenta cuando declararon su amor ante mi. Pero he tenido el presentimiento de una gran tristeza -dijo, y se estremecio.

– Vamos a tu castillo. Necesitas la fuerza de sus muros.

– Tambien te necesito a ti, Lochlan. Te necesito desesperadamente.

El la abrazo con fuerza.

– Estoy aqui, corazon mio.

Capitulo 31

Lochlan entro en el dormitorio de la Jefa del Clan junto a Elphame. Se aferro a su mano al sentir una oleada de emociones.

– Mi madre camino por aqui -dijo con un susurro ronco-. Antes de conocer el dolor y el exilio que tuvo que imponerse a si misma, conocio el amor y la felicidad aqui.

– No te hagas eso. ?Crees que tu madre lamento tu nacimiento en algun momento?

Lochlan pestaneo y se concentro en el rostro de Elphame. Despues, nego con la cabeza.

– No. Desde que naci, hasta que ella murio, me quiso ferozmente, completamente.

A traves de sus manos unidas, Elphame noto que la tension de Lochlan se relajaba. El miro a su alrededor por

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