A mi me dio un vuelco el estomago al oir aquella mencion de la comida. Sin embargo, aquellas nauseas matinales casi me hicieron sonreir. El bebe estaba bien.
– Yo solo tomare un te y una tostada. Y puedo hacer ambas cosas. No tienes por que molestarte -le dije por encima del hombro, ligeramente desconcertada al comprobar que ya estaba haciendo mi cama. ?Acaso era un maniatico del orden? Sin esperar respuesta, sacudi la cabeza y atravese rapidamente la cocina inmaculada.
El bano era grande y confortable, tenia una espaciosa ducha y una banera que me hicieron suspirar de placer.
Sobre la encimera del lavabo habia ropa. Me di cuenta de que eran unas prendas carisimas, incluso antes de tocarlas. Unos pantalones de cuero negro con una etiqueta de Giorgio Armani y un jersey de cachemir de cuello de pico, del color de las hojas del otono, ribeteado de piel oscura que solo podia ser vison. Rhiannon debia de haberse familiarizado muy bien con las tiendas de lujo de la Quinta Avenida de Tulsa. Tambien habia un conjunto de braguita y sujetador de encaje negro. Yo hice girar la diminuta prenda interior alrededor del dedo indice y sacudi la cabeza.
– Rhiannon, Rhiannon, parece que tienes obsesion por los tangas.
Despues de una larga ducha caliente, me lave los dientes dos veces, me seque el pelo y me maquille con los cosmeticos de Rhiannon. Parecia que habia dejado vacio el mostrador de Chanel. Cuando termine, me mire al espejo y sonrei. Tenia que reconocer una cosa de Rhiannon, y era que, verdaderamente, sabia como vestirnos para mostrar nuestros mejores atributos.
Descalza, camine hacia la cocina. Clint estaba de espaldas a mi, ocupado removiendo algo que olia a huevos revueltos y queso. Con una nausea, me dirigi hacia la mesa, donde ya habia servido pan tostado, galletas recien hechas y varios condimentos. Mientras mordisqueaba la esquina de una tostada, carraspee. Clint se sobresalto y volvio la cabeza para sonreir. De pronto, se quedo helado. La sonrisa se le borro de los labios y su expresion cambio por completo. Casi me abraso con la intensidad de su mirada. Yo conocia bien aquella mirada, intimamente. Era la cara de mi esposo mirandome con el calor de su deseo.
?No! Mi mente se revelo. El solo se parecia a ClanFintan. No era ClanFintan. Aparte los ojos de Clint y le di un gran mordisco a la tostada. Con la boca llena pregunte:
– ?Hay te?
Fingi que no me daba cuenta de que su voz todavia tenia un tono de lujuria reprimida.
– Si, he puesto las bolsas en el agua.
– Bien. Tomare un poco.
Puso los huevos revueltos y el te sobre la mesa, y se sento.
– ?Quieres huevos?
– No, gracias, creo que me conformare con las tostadas y alguna galleta con mermelada. Todavia tengo molestias en el estomago.
No estaba segura del motivo, pero no queria revelar nada de mi embarazo.
– Como prefieras -dijo el, mientras se servia una generosa racion de huevos revueltos.
Comimos en un silencio incomodo. El no me miraba. Yo no lo miraba a el.
Mientras se servia una segunda taza de cafe, me arriesgue a observarlo de reojo. El seguia mirando cualquier sitio salvo a mi.
– Las galletas estan muy buenas -dije amablemente.
El respondio con un grunido. Suspire. Lo mejor seria enfrentarme a los hechos y dejar de jugar al escondite.
– Supongo que el hecho de que yo me parezca tanto a Rhiannon es toda una impresion, sobre todo si voy vestida con su ropa.
Clint me miro.
– Una «impresion» no es la palabra que usaria yo -replico.
– Bueno, parecia que te habias quedado asombrado.
– ?De veras, mi nina? -respondio el con ironia-. No era asombro lo que sentia.
Oh, oh. Yo trague saliva.
Nuestras miradas quedaron atrapadas la una en la otra. Sus ojos eran oscuros y sinceros, y tan familiares, que se me formo un nudo en la garganta. Su expresion era la de ClanFintan; Clint era tan, tan parecido a mi amor…
Pero no era el, me recorde, y tome un largo y sonoro trago de te.
– ?Que te mas bueno! -exclame, con una sonrisa resplandeciente, y con la esperanza de tener un gran moco seco colgandome de la nariz.
– Gracias -dijo el, y despues, anadio con una sonrisa-: Creo que tienes algo entre los dientes.
– Odio que me pase eso -dije, entre risas, y me pase insistentemente la lengua por los dientes, como una buena oriunda de Oklahoma.
El volvio a sonreir, y agito la cabeza antes de concentrarse de nuevo en su comida.
La tension se habia roto, y yo exhale un suspiro de alivio mientras terminabamos el desayuno en un silencio mucho mas agradable.
Despues de lavar los platos y recogerlo todo rapidamente, Clint fue hacia un armario que habia entre la cocina y el bano.
– Toma… -me dijo, y me entrego un par de calcetines gruesos y unas botas de montar inglesas muy elegantes.
– Gracias -le dije yo con una sonrisa-. Se me estaban congelando los pies.
– Deberias haberlo dicho antes -respondio Clint con la voz ronca; se volvio hacia el armario para sacar dos abrigos.
– No pasa nada -le dije mientras me ponia las botas-. Me sorprendio que el suelo estuviera tan frio, eso es todo.
– Hace un frio poco habitual para esta epoca del ano. Incluso han dicho que va nevar esta noche o manana.
– ?Vaya, nieve en Oklahoma en noviembre!
Sujeto el abrigo para que yo pudiera ponermelo. Yo me dije que era ridiculo sentirse incomoda por ello, porque solo me estaba ayudando. Eso era lo que se suponia que debian hacer los caballeros.
Sin embargo, su cuerpo estaba tan cerca…
– Si -me susurro al oido-, nieve en noviembre…
La respiracion calida de Clint hizo que yo me estremeciera, y me aparte rapidamente de el, fingiendo que estaba muy ocupada subiendome la cremallera del abrigo.
– ?Ya estoy lista! -dije alegremente.
– Se me olvidaba que tienes prisa.
Su voz sono tensa, y de nuevo me di cuenta de que tenia arrugas alrededor de los ojos y algunas canas plateadas en el pelo oscuro.
El comentario superficial que iba a hacer murio en mis labios. Le sonrei con tristeza.
– No soy ella, Clint.
– No quiero que seas ella.
Solte un resoplido de frustracion.
– Bueno, tu no me conoces, asi que te sientes atraido por un recuerdo de Rhiannon.
– No he deseado a Rhiannon desde que conoci su verdadera naturaleza.
No supe que responder. Nos miramos. En sus ojos habia una gran tristeza. Para mi era muy dificil estar con el y no preocuparme de sus sentimientos. Sin poder evitarlo, veia continuamente su parecido con ClanFintan, en muchas mas cosas que en su fisico. Me decia que Clint era mas serio y distante, pero solo tenia que pensar en lo ocurrido seis meses antes, y recordaba a un centauro muy guapo que al principio tambien se comportaba de manera distante y grave hacia mi.
Hasta que empece a quererlo, me recordo mi mente. Hasta que le demostre que yo no era Rhiannon. Y a Clint no tenia que demostrarselo, el ya lo sabia.
Termine con mis divagaciones.
– Tengo que ir a casa -dije, mientras apartaba mis ojos de los suyos. Me di la vuelta y camine decididamente hacia la puerta.