Clint asintio.
– No lo dudo. ?Conocia al reflejo de tu padre en Partholon?
– Nuada lo mato. Yo vi como ocurria.
– Entonces, debemos avisarlo -dijo Clint, y miro el telefono.
– No creo que pueda explicarle todo esto por telefono -dije con ironia-. Tengo que ir a verlo.
– ?Donde vive?
– A pocos kilometros a las afueras de Broken Arrow, cerca de Tulsa.
– Antes yo vivia en Tulsa. Conozco Broken Arrow. El bosque me aviso de que el invierno seria muy largo este ano, y yo sabia que ultimamente hacia un frio poco usual, pero nunca hubiera creido que podia nevar tanto -dijo, mientras observaba el exterior por la ventana sacudiendo la cabeza-. ?Crees que podras viajar?
– ?Te refieres a caminar por ahi fuera? -le pregunte. Me sentia muy cansada.
– No, no soy un ermitano total. Tengo un vehiculo. Pero si esperamos mucho mas, me temo que las carreteras seran impracticables, y si que tendremos que caminar.
– Entonces, salgamos de aqui. Supongo que Rhiannon no dejo mas ropa, ?verdad?
– No. Tendras que ponerte algo mio hasta que podamos comprar otra cosa. ?Hay un Wal-Mart en Broken Arrow?
– ?Un Wal-Mart? -pregunte, y lo mire de reojo mientras recogia las botas, que habian estado secandose ante la chimenea-. No sabia que fueras un tipo con tanta clase.
– Solo intento ayudar, senora -ironizo el, y me hizo un saludo con un sombrero imaginario, antes de agacharse a tomar sus propias botas.
Yo refunfune entre dientes. Hombres.
No me habia dado cuenta de que tenia tanta hambre hasta que Clint menciono que deberiamos llevarnos unos sandwiches, asi que comi algo rapidamente mientras los preparabamos, intentando no prestar atencion al continuo y extrano repiqueteo de los gruesos copos de nieve contra las ventanas.
– ?Lista? -me pregunto Clint, senalando la puerta de la cabana.
Yo asenti y me subi la cremallera del abrigo. Clint abrio la puerta y al instante entro una brisa helada que nos envolvio en el olor tonificante de la nieve recien caida. Salimos al porche.
– ?Vaya! -exclame, y mi respiracion formo una pequena nube de vaho delante de mi cara-. Es increible.
Todavia estaba nevando, y reinaba el silencio que crea la nieve. La escena parecia serena e inofensiva.
– Tenemos que irnos -dijo Clint-. Vamos, el Hummer esta en el cobertizo del otro lado de la cabana.
?Un Hummer? Dios santo. Debia de tener una pension de invalidez buenisima; aquellos monstruos costaban una fortuna. Sin embargo, no tuve tiempo de hacer ningun comentario, porque estaba luchando por caminar sobre mas de veinte centimetros de nieve. Cuando llegamos al cobertizo, Clint abrio la puerta y yo vi el vehiculo, una cosa pintada de gris verdoso, que parecia una mezcla entre Jeep, camioneta y tanque. Clint abrio la puerta trasera y echo dentro la bolsa llena de comida. Despues ambos subimos a los asientos delanteros y el arranco el motor.
– ?Como has dicho que se llamaba esto? -pregunte.
– Es un Hummer -dijo el, y metio la primera marcha para dirigirse hacia la carretera-. Un Hum-V. Y, no, no es una de esas copias cursis que venden los concesionarios a la gente que tiene mucho dinero. Esto es un vehiculo militar de verdad.
– Si, ciertamente es muy robusto -dije yo, mientras me ponia el cinturon de seguridad.
Clint se rio.
– No es bonito, pero puede ir a todos los lugares a los que podria ir un tanque. Nos va a sacar de esta tormenta de nieve.
Mientras el conducia, yo me mantuve en silencio para dejar que se concentrara en recorrer el camino lleno de nieve. Despues de viajar durante casi media hora, pude ver senales del amanecer que empezaban a iluminar el cielo gris y nublado.
– ?De verdad hay una carretera ahi fuera? -pregunte.
– Si, hay una carretera, pero esta a unos cuarenta kilometros de la cabana. Llegaremos pronto. Esto solo es un sendero que yo he marcado en el bosque durante estos ultimos cinco anos.
– ?Vives a cuarenta kilometros de una carretera de verdad?
– Me gusta estar cerca del corazon del bosque -respondio el. Su tono daba a entender que no queria hablar del motivo.
Y, como era de esperar, cambio de tema bruscamente.
– ?El centauro que entro en el claro es tu marido? -me pregunto en un tono cortante.
– Si, se llama ClanFintan.
– El y yo somos…
– Reflejos el uno del otro -dije yo.
Emitio un sonido que era un grunido masculino de reconocimiento, y despues se quedo en silencio.
– Es mitad caballo -dijo por fin.
– Si.
– ?Y como demonios puedes estar casada con el?
– Es facil. Hubo una ceremonia. Intercambiamos los votos matrimoniales. Ya sabes, las cosas que se hacen en las bodas.
El me miro con exasperacion.
– ?Demonios, Shannon! Ya sabes a que me refiero. Rhiannon dijo que no queria casarse con ese tipo, pero yo no sabia que era porque el no es humano. Y aqui estas tu, haciendo todo lo que puedes por volver junto a ese… ?animal!
Yo note que la sangre me subia a las mejillas mientras mi temperamento explotaba para ponerse a su altura.
– Te dire que ClanFintan no es un animal. Es mas que un hombre humano en todos los sentidos. ?Mas noble! ?Mas decente! ?Mas todo! Y el hecho de que sea centauro no tuvo nada que ver con que esa bruja no quisiera casarse con el. Ella no lo queria porque no queria dejar de acostarse con todos los que la rodeaban, como demostro acostandose contigo.
– Lo quieres de verdad -dijo el con incredulidad.
– ?Por supuesto que lo quiero! Y Nuada tenia razon en una cosa. ?Tu no eres mas que una debil imitacion de el!
En cuanto pronuncie aquellas palabras, me arrepenti. Era logico que Clint se sintiera horrorizado al pensar que yo estaba casada con una criatura medio hombre, medio caballo. Yo misma me habia quedado espantada al principio. Y Clint no sabia que ClanFintan podia adoptar la forma humana. Me di cuenta de que mi reaccion de enfado era algo mas que la de una esposa que defendia a su marido. Mire de reojo a Clint, que tenia una expresion petrea, la boca cerrada y los ojos fijos en el sendero lleno de nieve.
– Clint -dije con suavidad. El no respondio, pero yo continue-. Siento haber dicho eso. Se lo que me estas preguntando, y tu no tienes la culpa de estar confundido. ClanFintan es un poderoso Chaman, y eso significa que puede adoptar la forma humana a voluntad.
– ?Es posible eso? -pregunto el, y su sorpresa supero a su enfado.
– Si.
– ?Cambia de forma completamente de centauro a humano? -volvio a preguntar.
– Absolutamente.
– Podias habermelo dicho antes.
– Lo se. Yo… bueno, para mi es dificil que el y tu seais tan parecidos.
– ?Lo somos de verdad?
– Si.
Entonces, Clint me miro a los ojos, y me acaricio la mejilla. Por un instante, yo apoye la cara contra el calor de su carne. Entonces, el Hummer se deslizo hacia un lado del sendero, y Clint tuvo que luchar por llevarlo de nuevo al centro.
– ?Es aquella la carretera?
– Si.