noche. Al recordar el viaje largo que nos esperaba hasta el bosque, suspire de cansancio.
– Esta noche no -dijo Clint, leyendome el pensamiento-. Vamos a esperar hasta manana. Nos aseguraremos de que tu padre esta bien y de que tu madrastra esta de camino. Y viajaremos durante el dia.
Poco despues, la doctora Mason aparecio en la sala de espera.
– Su padre ha salido perfectamente de la operacion. Habia mas danos de los que yo habia pensado al principio, por eso hemos tardado mas de lo que esperaba.
– ?Pero podra usar la mano de nuevo?
– Le llevara varios meses de rehabilitacion, pero si, podra entrenar a sus caballos de carreras y manejar el heno.
Mi padre debia de haber hablado un poco.
– ?Puedo verlo?
– Esta sedado y agotado a causa de la hipotermia, asi que ahora esta dormido -nos dijo la doctora. Despues se saco un papel del bolsillo y me lo entrego.
– Su padre me pidio que le diera este numero de telefono, y que le dijera que llame a su vecino para que de de comer a los animales. Y queria que le dijera que no vayan a su casa. Parecia que estaba muy preocupado por si tenian algun tipo de accidente alli.
– Gracias, doctora. Por favor, ?podria decirles a las enfermeras que tranquilicen a mi padre, y que le expliquen que Clint y yo vamos a quedarnos en un hotel de la ciudad? Despues llamare al mostrador de enfermeras y les dare el numero del hotel.
– Muy bien. Su padre estara muy bien manana, podra levantarse con normalidad -nos dijo, y asintio amablemente para despedirse-. Conduzcan con cuidado.
– Gracias, doctora -dijo Clint, y tomo el numero de telefono de mi mano-. Hay un telefono junto a la maquina de cafe. Voy a llamar al vecino…
– Seguramente, se refiere a Max Smith -dije yo.
– Al senor Smith, entonces, para decirle lo que ha pasado. Es decir, una version edulcorada de lo que ha ocurrido.
– Te espero aqui -dije yo.
El asintio y yo me permiti el lujo de mirar la figura fuerte de su cuerpo mientras se alejaba. Hombros anchos, cintura estrecha, trasero prieto, piernas largas y fuertes.
Clint miro hacia atras y me sorprendio observandolo.
– ?Querias algo, mi nina? -me pregunto con una sonrisa.
– No, solo estaba, eh… pensando -tartamudee.
Me ruborice y me di la vuelta. El se alejo riendose por el pasillo.
Volvio en pocos minutos, convencio a una enfermera para que le diera el numero directo de la Unidad de Cuidados Intensivos y despues me levanto de la silla por el codo. Antes de que yo tuviera tiempo de sentir frio, me habia colocado en el asiento del pasajero del Hummer y estabamos en la carretera.
– ?Por donde se va al hotel mas cercano? -me pregunto, mientras ajustaba la calefaccion.
– Supongo que tu no sabras lo que paso con mi piso, ?verdad?
Pense que si Rhiannon no lo habia vendido, podriamos quedarnos alli. Yo siempre dejaba una llave escondida fuera, asi que entrar no seria un problema. Con melancolia, pense que pasar la noche en mi casa seria lo mas facil.
– Eh… fue unas de las primeras cosas que encargo a su magnate del petroleo. Si no recuerdo mal, el lo vendio muy rapidamente.
– Que maldita bruja -susurre yo-. Ve hacia el norte, y justo antes de llegar a la autopista, encontraremos un par de hoteles.
Clint asintio y el Hummer siguio recorriendo la carretera helada. Yo me quede callada y deje que se concentrara en el corto trayecto. Las calles estaban desiertas, y las farolas emitian halos de luz fantasmal.
Cuando llegamos al hotel Luxury Inn, Clint se bajo y entro hacia la recepcion. Sin embargo, volvio al poco tiempo y me dijo que estaba completo. Asi pues, continuamos nuestro camino hasta el hotel siguiente, el Best Western, situado en Kenosha. Alli les quedaba una habitacion libre en el tercer piso. Cuando entramos, percibi el olor a moqueta limpia y a madera nueva. Estaba decorada con gusto, en colores azules y beige, y con un papel floral en las paredes. La cama estaba cubierta por una colcha gruesa que tenia aspecto de agradable y suave.
Era una enorme cama doble.
Me di cuenta de que ambos nos habiamos quedado, en la entrada, azorados, asi que camine decididamente hacia la ventana y descorri las cortinas para mirar la vista. Nuestra habitacion estaba en la parte posterior del hotel, y desde alli solo veia arboles cubiertos de nieve. Yo sabia que mas alla habia una autopista, pero era imposible ver tanto sin que los faros de los coches iluminaran la oscuridad.
Senti una punzada familiar, que me indico que la idea que se me estaba ocurriendo era cosa de Epona. Aquello hizo que olvidara temporalmente la unica cama de la habitacion y las dudas sobre como ibamos a dormir.
– Eh, ?por que no empezamos a llamarla ahora? -le pregunte a Clint.
– ?A Rhiannon?
– Claro. Mira, el hotel esta rodeado de arboles. No son ancianos, pero estan situados de manera muy parecida a los sauces del estanque de mi padre. Yo obtuve poder de ellos porque estaban muy cerca. Quiza pueda hacerlo aqui tambien, y sobre todo, si tu me ayudas.
– Creo que estas demasiado cansada como para hacer eso. Hoy te has agotado.
– Tendre cuidado. No voy a correr ningun riesgo. Sera solo algo como echarle un cebo, para ver si muerde.
– No me gusta la idea, Shannon.
– Podria hacerlo sin ti -le dije, y vi que el apretaba los dientes con un gesto que yo habia empezado a reconocer. Era la senal de que comenzaba a estar enfadado-. Pero no quiero hacerlo sin ti. Por favor, ayudame.
– De acuerdo -me respondio el con reticencia-. Pero vamos a hacerlo rapidamente. Si no la encontramos enseguida, pararemos y no volveremos a intentarlo hasta que estemos de nuevo en el bosque.
– Te lo prometo.
Le estreche la mano y tire de el hacia la puerta. Sabia que cumplir aquella promesa no seria dificil. Epona era la que estaba detras de aquella idea, y con la diosa apoyandonos, ibamos a tener exito.
Fuimos silenciosamente al terreno de la parte de atras del edificio. Alli, la nieve estaba intacta, y tenia un brillo casi magico. No soplaba el viento, y la noche estaba muy silenciosa.
Clint hizo una senal en direccion a la fila de arboles mas altos, y nos dirigimos hacia alli. Cuando llegamos, me di cuenta de que eran mucho mas grandes de lo que me habian parecido en un principio.
– Tambien son perales -dijo Clint.
– Bien. Me gusto el que habia fuera del hospital.
– Muy bien -dijo el, y se quito los guantes-. Hagamos lo mismo que hicimos en el bosque. Vamos a concentrarnos en Rhiannon y en su aura.
Poso las manos sobre la corteza del tronco y me hizo una sena para que yo lo imitara al otro lado del arbol. Despues inclino la cabeza y su preciosa aura azul comenzo a brillar suavemente.
– Espera -suspire-. No se como es el aura de Rhiannon.
Alzo la cabeza, y respondio con una sonrisa. El aura de Rhiannon era exactamente igual que la mia.
– Es plateada, como si alguien hubiera derretido una luna llena en un cubo de mercurio. Y el borde es de color purpura, como el de las ciruelas maduras.
– Eso es muy poetico, Clint -respondi, intentando disimular lo conmovida que me habia dejado su descripcion de mi aura.
– Solo describo lo que veo, mi nina -respondio el suavemente, lo cual no ayudo a calmarme el aleteo del corazon.
Pose las manos sobre el arbol. Inmediatamente, la corteza temblo y yo senti calor.
«?La Amada de Epona!».
– Hola, pequeno -dije yo con una sonrisa, y con los ojos cerrados-. Necesito tu ayuda.