«Estoy aqui para ayudarte, Amada».
– Muchas gracias. Tambien necesitare la ayuda de los hermanos que te rodean.
«Aqui estamos, Amada».
Su respuesta fue como el eco de un secreto.
Muy bien. Adelante.
Primero me imagine la magnifica aura azul de Clint, con su borde dorado. Pense en la fuerza que habia sentido dentro de aquella aura, la fuerza que el tenia por dentro. Pense en su bondad y su lealtad. Con los ojos cerrados, vi los latidos de su aura, y vi como vacilaba hacia mi, esperando a que yo la usara. De repente, entendi como podia hacerlo. Tome aire, y con aquella respiracion, lo acepte y tire de su fuerza hacia mi interior. El aura de Clint me lleno hasta que senti un cosquilleo en la piel. Tuve ganas de abrir los ojos y gritar de alegria, pero sabia que no podia hacerlo. Me concentre en el arbol, y senti claramente el poder verde y vibrante del peral. Despues segui su tronco hacia las ramas superiores, y desde alli dije: -Ayudadme, hermanos…
Mi voz sono extrana. No salio de mis labios, sino que resono desde las ramas superiores del arbol. La fuerza verde se multiplico por diez.
Despues, pense en la descripcion que habia hecho Clint de mi aura y la visualice. Era plateada, brillante, como una luna llena… La mezcle con el calor verde de los arboles y la lance hacia la noche, en busca de su imagen gemela.
De repente, las luces de una ciudad iluminaron el cielo, y la sonda de poder bajo directamente y atraveso los cristales de un altisimo rascacielos. Llego a una habitacion lujosa, iluminada por docenas de candelabros dorados. Yo saque mas poder de los arboles y me quede sin aliento al ver una figura femenina elegantemente reclinada sobre un divan. Junto a ella habia un hombre de pelo gris que me resultaba familiar. Sin embargo, no le preste atencion a el. Me atrajo la mujer. Estaba de espaldas a mi sonda de poder; su pelo rojizo y rizado caia por sus hombros en un desorden conocido para mi. La sonda se acerco a ella, y el aura plateada de la mujer comenzo a brillar.
Rhiannon solto un silbido entre dientes y se puso en pie con un movimiento agil. Llevaba un vestido de seda dorado que se le cenia seductoramente al cuerpo, y que dejaba muy poco a la imaginacion.
Era yo. Por un instante me fallo la concentracion, y note que mi sonda de poder vacilaba.
El hombre que estaba a su lado comenzo a hablar, pero ella le escupio una sola palabra:
– ?Silencio!
Despues, se concentro en la sonda, que latia solo para sus ojos.
– ?Eres tu, usurpadora? ?Que significa esta intrusion?
Mi voz. Tenia mi voz. De nuevo, mi concentracion se debilito.
Y ella se echo a reir.
– ?Es demasiado dificil para ti? Si, debe de ser inquietante ver lo mucho que se puede hacer con conocimiento y poder, y no ser capaz de hacerlo por una misma.
Extendio los brazos para abarcar la opulencia de aquella habitacion. Su voz era provocativa. Era como yo cuando me comportaba de manera sarcastica.
Era como yo, solo que consentida, egoista, e inmoral.
Sonrei y senti de nuevo el poder. Sabia perfectamente lo que tenia que decirle.
– En realidad, solo queria ser amable y darte las gracias por el regalo que me dejaste -mi voz floto a su alrededor como si fuera una presencia tangible en la habitacion. El hombre pestaneo de asombro.
– No te he dejado nada de utilidad en ninguno de los dos mundos, idiota.
– ?De veras? He encontrado muchos usos para Clint. Casi tantos como los que el ha encontrado para mi.
– ?Mentira! -chillo ella.
– Ven a comprobarlo por ti misma. Es evidente que me ha elegido a mi…
Tire de la sonda para recuperar el poder, pero deje que el sonido de mi risa permaneciera en la habitacion como el humo.
Y, de repente, estaba de vuelta. Me percate de que tenia los pies helados. Mire a mi alrededor y vi que Clint me observaba con expresion de curiosidad.
– ?Bingo! -exclame, y le di unas palmaditas al tronco del arbol-. Gracias, pequeno. Y gracias, hermanos.
«?Siempre serviremos a Epona!», me respondieron.
Me puse los guantes y tome a Clint de la mano.
– Volvamos a la habitacion antes de que alguien nos vea aqui hablando con los arboles y llame a los loqueros -dije.
Clint se rio. Cuando llegamos a la habitacion, comenzo a hacerme preguntas.
– ?Que le has dicho para que se enfadara tanto?
– ?Te importaria que te lo contara todo despues de darme una ducha? De repente, estoy helada -le dije. Me habia puesto a temblar, y tenia la sensacion de que mis labios estaban azules.
Las preguntas de Clint se convirtieron inmediatamente en cuidados hacia mi.
– Te dije que no te agotaras -me dijo, empujandome hacia el bano-. Voy a llamar para que suban mas mantas.
Asenti, cerre la puerta del bano y me desnude. Al mirarme en el espejo, me quede espantada. Tenia muy mala cara, los ojos enrojecidos y unas profundas ojeras. Ademas, habia adelgazado mucho. ?Se me notaban las costillas! Lo unico que me habia aumentado de todo el cuerpo eran los pechos y el vientre, donde tenia un pequeno abultamiento. Me lo acaricie con suavidad.
– ?En que estas pensando ahi dentro, pequenina? -susurre.
De repente, Clint llamo con tanta fuerza a la puerta del bano que me sobresalte del susto.
– ?Shannon? ?Estas bien? No oigo correr el agua.
– Eso es porque todavia no he empezado a ducharme -respondi.
Intente que mi voz sonara dulce, al recordar el chillido tan desagradable de Rhiannon, pero creo que termine con un grunido. Aunque Clint no debio de darse cuenta.
– He conseguido mantas extra y he pedido te. Ademas los he convencido para que nos subieran un par de albornoces muy bonitos. Aqui tienes.
Yo abri unos ojos como platos al ver que giraba el pomo de la puerta. Tuve el tiempo justo para tomar la toalla grande y sujetarla delante de mi cuando Clint asomo la cabeza por la puerta.
– ?Demonios! ?Podias haber llamado!
El se quedo sorprendido ante mi desnudez. De verdad, los hombres son muy espesos.
– Aqui tienes -me dijo, y me tendio un albornoz blanco y grueso. Despues cerro la puerta como si yo fuera el diablo.
?Acaso tenia tan mal aspecto?
Eso parecia.
Despues de darme una ducha caliente y larga, me lave los dientes y sali envuelta en el albornoz, con el pelo recogido en una toalla, como si llevara un turbante.
Clint estaba viendo el canal del tiempo, y dio un respingo cuando yo apareci, envuelta en vapor.
– Espero que te quede agua caliente -dije, ignorando su forma tan nerviosa de comportarse.
Emitio un grunido suave y entro en el bano.
Yo puse los ojos en blanco y agite la cabeza mirando la puerta. Hombres.
Me tendi en la cama y me tape con las mantas. Despues cambie de canal hasta que encontre una pelicula de John Wayne. Estaba viendola con deleite cuando Clint salio del bano. Lo mire; el albornoz subrayaba la anchura de sus hombros. Tenia el pelo mojado y adorablemente revuelto. Sin embargo, el no me estaba mirando a mi. Su atencion estaba fija en la television. Tipico masculino.
– ?Una pelicula de John Wayne?
– Si.
– Creo que esta no la he visto.
– ?En serio? Es una de mis favoritas -respondi, dando unos golpecitos en el colchon, a mi lado-. Ha empezado hace poco, asi que te pondre al corriente -anadi. Despues, vacile-: Te gusta John Wayne, ?verdad?
– Por tu tono de voz, deduzco que solo hay una respuesta para esa pregunta.
– Solo una respuesta correcta, si.
– Mi nina, John Wayne es un icono americano -dijo el, con la mano sobre el corazon y una actitud de