Capitulo 12
Cuando sono la llamada del servicio despertador del hotel, a las ocho de la manana, yo mire medio adormilada a mi alrededor y me aparte el pelo revuelto de la cara. Entonces vi a Clint. Salia del bano completamente vestido y arreglado, con energia, y me entrego una taza de te humeante.
– Gracias -murmure.
Di un sorbito a la infusion y lo observe mientras encendia la television. Dijeron que habia empezado a nevar otra vez. Que sorpresa.
Clint se sento con algo de rigidez en la unica silla que habia en la habitacion.
– ?Llevas mucho rato despierto? -le pregunte.
– Un rato.
Quise preguntarle que tal estaba de la espalda, pero aquella manana, su actitud era distante. Era evidente que se habia refugiado en su cueva. Senti una punzada de dolor por la cercania que habiamos perdido, pero en realidad, aquello era positivo. Yo iba a marcharme pronto, y Clint tenia que dejar de pensar que estaba enamorado de mi (y yo de el, me susurro mi propia mente).
– Estare lista enseguida -dije alegremente, mientras me levantaba de la cama y me dirigia al bano.
Compramos un buen desayuno y nos lo tomamos en el coche. Despues fuimos al hospital, y llegamos a la habitacion de mi padre cuando el tambien acababa de desayunar. Estaba un poco incorporado en la cama, con el brazo apoyado a un lado, algo rigido. Al vernos, sonrio. Todavia tenia los ojos un poco apagados, pero tenia mucho mejor color.
– ?Que tal estais vosotros dos? -dijo con su voz grave.
– Bien, papa. Hemos venido a verte para asegurarnos de que no estas ligando mucho con las enfermeras - dije, y le di un beso. Me senti contenta porque ya estaba mucho mejor.
– Bueno, todavia me estan dando una medicina que me atonta, pero aparte de eso, estoy bien.
En aquel momento, entro la enfermera para comprobar que su goteo intravenoso funcionaba bien. Nos saludo con un gesto de la cabeza, y yo le pregunte:
– ?Ha pasado ya la doctora a visitar a mi padre?
– Si, ha hecho la ronda temprano, esta manana -dijo, mientras observaba el vendaje de la mano.
– La doctora me ha dicho que puedo irme a casa dentro de dos dias -me dijo mi padre.
– Exactamente -dijo la enfermera-. Se esta recuperando muy rapido. Vuelvo ahora mismo para darle su medicina -anadio, y se marcho.
– Creo que esta nevando otra vez -me dijo en voz baja mi padre.
– Si -respondi. Me sente al borde de la cama y Clint se acerco a mi.
– Nuada ya no esta en el estanque, pero… -dijo apresuradamente, cuando mi padre iba a hablar otra vez-. Creemos que ya no es una amenaza para usted.
– ?Por que no?
– Rhiannon lo ha invocado -le explique yo-. La vi. Bueno, en realidad me puse en contacto con ella, y parece que esta muy interesada en… eh… reunirse conmigo. Asi que Clint y yo nos vamos a su casa del bosque. Creo que, entre los dos, podremos librarnos de Nuada.
– ?Y despues volveras a Partholon?
– Creo que si. Por lo menos, eso es lo que pretendo.
La enfermera volvio a la habitacion con una jeringuilla en la mano. La puso en la via del brazo sano de mi padre y dijo:
– Esto le aliviara el dolor. Todavia esta muy cansado.
Yo asenti.
– No vamos a tardar mucho. Se que necesita descansar.
Ella se despidio y salio de la habitacion.
– Bichito -me dijo mi padre-, prometeme que vas a tener cuidado. Esa criatura es muy peligrosa.
– Ya lo se, papa. Te prometo que no me va a pasar nada. Creo que se como acabar con Nuada. Tiene algo que ver con los arboles.
Mi padre asintio.
– Si, si. Los sauces te ayudaron la ultima vez.
– ?Y como lo sabes, papa? ?No estabas inconsciente?
– Lo senti. Senti que te estaban ayudando. Y Clint tambien.
Asenti, con la esperanza de que no me pidiera mas detalles.
– Te voy a echar de menos, Bichito -me dijo, y me tomo de la mano-. Se que tienes que volver, pero me apena mucho no poder conocer a mi nieta. ?Eh! ?Por que no usas un poco de ese poder de los suenos para visitarme de vez en cuando? -pregunto; el sedante estaba haciendo efecto, y comenzaba a arrastrar las palabras al hablar.
– Lo hare, papa -le dije, dandole un suave beso en la frente.
En aquel momento, se me paso por la cabeza que, si mi padre era capaz de sentir el poder de los arboles incluso cuando estaba inconsciente y a las puertas de la muerte, quiza yo pudiera comunicarme con el desde Partholon.
– He hablado con mama Parker esta manana. Viene para aca.
– Me alegro -dije con los ojos llenos de lagrimas-. Necesitas que te cuide.
– Si. No cambiaria a mama Parker por un cordero. Ni por dos corderos -dijo, y cerro los ojos.
– Adios, papa. Te quiero -susurre, mientras me secaba las lagrimas. Volvi a besarlo y me di la vuelta.
– ?Hijo! -exclamo mi padre de repente.
– ?Si? -dijo Clint, inclinandose hacia el.
– Confio en ti. Protege a nuestra chica mientras este aqui.
– Le doy mi palabra de que lo hare, senor -dijo Clint.
– Bien… -la palabra se convirtio en un ronquido.
Clint me siguio al pasillo.
– ?Donde hay un servicio de senoras? -le pregunte a una enfermera que pasaba por alli, sin poder dejar de llorar.
– Hay uno al lado de la sala de espera, querida. Por alli -dijo, y me dio unas palmaditas de consuelo en el hombro.
– Voy a sonarme la nariz y a lavarme la cara -le dije yo a Clint.
– Estare en la sala de espera.
Como siempre, el bano del hospital estaba muy limpio, aunque el papel higienico raspaba la nariz. Me eche agua fria en la cara, pero sali de alli con la nariz y los ojos enrojecidos.
– Tal vez mi padre tenga razon. A lo mejor puedo usar el poder de la diosa para visitarlo. Asi que esto no es realmente un adios. Averiguare como puedo volver a verlo, aunque sea en suenos.
Volvi a sonarme la nariz y ergui los hombros.
Clint estaba sentado frente a una television que tenia sintonizado un canal de noticias locales.
– ?Mejor? -me pregunto con una mirada de preocupacion.
Asenti.
– Lo siento, yo…
Entonces, en la pantalla aparecio algo que me llamo la atencion.
La periodista rubia tenia una sonrisa sarcastica. Por encima de su hombro aparecio el logotipo de
– Oh, Dios mio -susurre.
– Bien, y ahora, las noticias locales son mucho mas interesantes que el tiempo. El agente de la antigua profesora de Broken Arrow, Shannon Parker, ha anunciado esta manana que su clienta, de treinta y cinco anos, va