a posar desnuda para Playboy. Y la noticia ya ha creado revuelo; parece que la ex profesora, que actualmente reside en Chicago, quiere que la sesion fotografica se realice en su estado natal, Oklahoma.
El companero de la presentadora hizo un comentario gracioso, y cambiaron a la seccion de deportes. Yo me habia mareado, asi que tuve que sentarme en la silla mas cercana.
– No iras a ponerte mala otra vez, ?no? -me pregunto, Clint, con una expresion cautelosa.
– ?Posar desnuda para
Me tape la cara con las manos y me hundi en el asiento.
– El sabe que no eres tu.
– Si, pero nadie mas lo sabra -dije yo. De repente, me descubri la cara y me ergui-. Va a ir al bosque sagrado, Clint. Quiere alejarte de mi, y cree que lo conseguira haciendose las fotos alli. El bosque sagrado es el lugar de poder… Ha convocado a Nuada alli, por si necesita un plan de apoyo. Esa bruja quiere deshacerse de mi. Seguramente querra darme como comida a Nuada, como si yo fuera un regalo delicioso.
– En el bosque, ella esta en su forma mas poderosa.
– Y yo tambien. Ademas, tengo tres cosas que ella no tiene.
– ?Cuales?
– Primero, la experiencia. Yo ya he participado en la aniquilacion de Nuada una vez. Y lo unico que ha hecho ella es provocarlo con el sexo y la maldad. Segundo, el bosque me reconoce, y sabe que soy la Elegida de Epona. Y, tercero -anadi con una sorpresa-, te tengo a ti. Tu poder aumenta el mio, y ella no sabe cuanto. En realidad, me da la sensacion de que me ha subestimado, lo cual es muy bueno para nosotros y muy malo para ella.
Me puse en pie y tome de la mano a Clint.
– Vamos. Estoy harta de andar de puntillas a su sombra.
TERCERA PARTE
Capitulo 1
El viaje de vuelta al bosque fue agotador. Salimos de Broken Arrow un poco despues de las nueve de la manana, y seis horas despues paramos en un pueblo sin nombre para repostar y para comer algo. Cuatro horas despues, cuando el sol se estaba poniendo, por fin Clint tomo el giro para salir de la carretera y enfilo el sendero cubierto de nieve que llevaba a su cabana.
– Nagi Road -susurre, mientras observaba la carretera por la ventanilla-. Los fantasmas de los muertos.
Tuve una sensacion de tristeza, de soledad. Alce la mano y la pose en el cristal.
– Yo recordare -les murmure a los espiritus.
– ?Estas hablando con los fantasmas? -me pregunto Clint suavemente.
– Si -respondi, y tome nota de que debia pedirles a mis doncellas que realizaran unas libaciones en memoria de los guerreros indios.
– ?Vaya! ?Que frio!
Habiamos llegado. Baje del Hummer y sali corriendo hacia la cabana, me quite las botas junto a la puerta y segui a Clint hacia la chimenea.
– No te preocupes. La cabana solo tarda unos minutos en calentarse -me dijo con una sonrisa. Cuando el fuego ardia alegremente en la chimenea, anadio-: ?Por que no buscas en el segundo cajon de mi comoda algo de ropa para estar mas comoda que con esos vaqueros? Mientras, yo ire a preparar un par de sandwiches calientes de jamon y queso.
– Me parece un buen plan -respondi.
Oi los sonidos reconfortantes de la cocina mientras buscaba en su cajon. Toque un jersey de algodon grueso y lo saque. Olia a limpio y tenia un logotipo redondo en la pechera. Era un castor con sombrero que tenia unas cartas de baraja en una mano y un baston en la otra. Alrededor de la insignia se leian las palabras Escuadron de Combate Aereo 125 Castores. En la espalda tenia un F-16, la silueta del estado de Oklahoma y otro castor tahur, y debajo, las palabras Grupo de Combate de la Guardia Aerea 138 de Oklahoma.
Castores voladores. Hombres… Tuve que sacudir la cabeza. Sin embargo, no pude reprimir la sonrisa.
Me quite los vaqueros, el sujetador y la camisa y me puse el jersey de Clint, que era increiblemente suave y que me llegaba por las rodillas. Me remangue y entre en calcetines a la cocina.
– Mmm… huele muy bien -dije. El jamon se estaba friendo en una sarten-. ?Puedo ayudarte?
El me miro y sonrio al ver el jersey.
– Veo que has descubierto mi favorito.
– Oh… No queria ponerme tu favorito. Voy a buscar otro…
– Shhh -me dijo el-. Me gusta vertelo puesto.
Antes de que yo hubiera terminado de sonrojarme, el anadio:
– Venga, ayudame. Haz una ensalada para los dos. Las cosas estan en el cajon de la verdura, en el frigorifico.
Trabajamos en un silencio agradable, y pronto estuvimos comiendo una ensalada fresca y sandwiches calientes.
– Bueno, ?y de veras tienes un plan para acabar con Nuada, o solo estabas tranquilizando a tu padre?
– Era una mentira. No tengo ni idea de como matarlo. Mi padre necesitaba concentrarse en mejorar, no preocuparse por mi. Gracias por no delatarme.
El me hizo un saludo marcial.
– Tu eres la Elegida. Yo solo soy uno de tus subalternos y adoradores.
Yo ignore su comentario, pero anadi:
– Y muy buen cocinero.
– Vaya, gracias, mi nina.
Con una floritura, comenzo a recoger los platos.
– Te ayudo -dije yo, pero se me escapo un bostezo.
– No, no sabes donde colocar las cosas. Yo solo lo hare mas rapidamente. Ve a la cama. Tu hija y tu necesitais descansar.
Con eso, me echo de la cocina.
En realidad, me sentia agradecida. Aunque el reloj de la chimenea decia que no eran mas que las ocho de la tarde, a mi me parecia mas de la medianoche. Mi cuerpo anhelaba dormir. La enorme cama de Clint estaba llena de edredones, y yo me acurruque bajo ellos.
Caliente y contenta, me tendi de costado y me quede mirando el fuego de la chimenea. El peso familiar de mis parpados me resulto reconfortante, y me sumi en un sueno profundo.
Sean Connery y yo estabamos flotando en una balsa gigante con forma de corazon, en algun lugar del Caribe donde las aguas eran color azul turquesa. Yo estaba tomando un gran mojito y solo llevaba una sonrisa y mi bronceado. Sean me estaba poniendo aceite perfumado de coco por la espalda, y susurrandome, con su atractivo acento escoces, como iba a disfrutar lamiendolo…
Cuando de repente, me vi suspendida sobre la cabana de Clint.
– Supongo que no podias esperar a que Sean terminara lo que habia empezado -dije con un suspiro.
La diosa me ignoro y su voz resono en mi mente:
«Amada, es hora de que veas las cosas que han ocurrido».
– ?Que cosas?
«La caida de Rhiannon», respondio la diosa en un tono triste.
– Tienes razon. Quiero saberlo.
Despues de todo, Rhiannon era una parte de mi, en muchos sentidos. Me sentia obligada a entender por que