– Prometeme que vas a recordar compadecerte de ella.

El me miro a los ojos.

– Te lo prometo.

Sin pararme a pensar en lo que hacia, me incline hacia delante y lo bese ligeramente en los labios.

– Gracias.

– De nada -respondio. Su voz se habia hecho mas grave y el se habia quedado inmovil de repente. Yo no me aparte. Nuestras caras estaban muy cerca.

De nuevo, me incline hacia delante y lo bese. En aquella ocasion me entretuve. El no hizo ningun movimiento para profundizar el beso, pero separo los labios y permitio que explorara su boca a placer.

– Me gusta tu sabor -le susurre contra los labios.

– Mi nina…

Aquellas palabras carinosas se convirtieron en un gemido cuando rode hacia el y aparte las mantas para poder adaptar mi cuerpo al suyo.

Nuestras piernas estaban entrelazadas, y yo me deleite al sentir mi piel desnuda contra el calor y la aspereza de sus pantalones vaqueros. Pase las manos por debajo de su camiseta mientras seguiamos besandonos, para poder explorar su espalda. Encontre con los dedos una cicatriz que le recorria casi toda la longitud de la espalda. Conscientemente, tire de la energia de mi interior y deje que pasara desde las yemas de mis dedos al cuerpo de Clint, para librarlo del dolor. Note la calidez como un cosquilleo de sensaciones eroticas.

En respuesta, Clint se echo a temblar mientras me abrazaba y gemia en mi boca.

– ?Hace que te sientas mejor? -le susurre.

– Oh, Diosa… -me dijo con la voz ronca- si tu supieras…

Le quite la camiseta y pase la lengua por su pecho, hasta la dura expansion de su estomago, sin dejar de acariciar con las yemas de los dedos la cicatriz, y deteniendome cada vez que percibia una zona de dolor.

Finalmente, tire con los dientes del boton de la cintura de su pantalon, y lo mire a los ojos. Estaban llenos de pasion.

– Creo que llevas demasiada ropa -bromee.

– Vivo para obedecerte -dijo Clint, y rapidamente, con una sonrisa, comenzo a quitarse el resto de las prendas.

– ?Uno de mis fieles subalternos? -me rei, mientras me acurrucaba contra su cuerpo desnudo.

– Me llamo Sacrificio -murmuro mientras se inclinaba a besarme.

Yo respondi a su beso hasta que me senti mareada, y despues lo empuje hacia la almohada. El me miro con confusion.

– Por favor, deja que te ame esta noche -le pedi.

– Oh, mi nina… -susurro, mientras me acariciaba la cara con ambas manos-. ?Acaso no sabes que no puedo negarte nada?

Yo tuve que contener las lagrimas. En respuesta a sus palabras, movi la boca por su cuerpo.

Su respiracion era profunda y entrecortada cuando tiro de mi hacia sus labios. Sin embargo, en vez de besarlo, me sente y, lentamente, me quite el jersey y me deslice las braguitas por los muslos desnudos. Sus ojos ardian mientras observaba como me colocaba a horcajadas sobre el. Con delicadeza, tomo mis exuberantes pechos en las manos.

– Estan muy sensibles en este momento -susurre.

El me beso los pezones con suavidad.

– Yo nunca te haria dano.

– Lo se, Clint, lo se.

Entonces, me apoye en sus anchos hombros y comence a mecerme con un ritmo atemporal que el siguio con un entendimiento perfecto. A medida que se incrementaba, me di cuenta de que el aura de Clint comenzaba a brillar. Entonces, el plateado de mi aura tambien se hizo visible a mi alrededor. Mientras nos acercabamos al climax, las dos auras se mezclaron y aumentaron, y los sentimientos que se habian apoderado de mi se intensificaron de repente, casi hasta un nivel doloroso.

Clint abrio los ojos, y nuestras miradas quedaron atrapadas la una en la otra. Me tomo por las caderas y se hundio con fuerza en mi, una y otra vez, y la noche exploto a nuestro alrededor, y dentro de nosotros.

Yo dormite a ratos, protegida entre sus brazos.

– Nunca me habia pasado -dijo Clint, con una voz suave y emocionada.

Lo mire a los ojos.

– Lo que hiciste con los dedos… -continuo-. Conseguiste acabar con el dolor, pero mas que eso, tu… -sacudio la cabeza maravillado-. Fue… -me acaricio los labios con el dedo-. No hay palabras para describirlo.

– Y nuestras auras se unieron. ?Te ocurrio eso con Rhiannon?

– No. Nada de esto me sucedio con Rhiannon. Solo contigo, Shannon. Solo contigo. Las cosas que me hizo ella… Me tenia atrapado con un poder antinatural, perverso. Era oscuro y malvado. Me odiaba a mi mismo por desearla.

– Shhh -susurre, posandole un dedo contra los labios-. Ya ha terminado. Esa parte de tu vida ha acabado.

Senti que su ereccion latia. Deslice la mano entre nuestros cuerpos y lo acaricie, disfrutando de la sensacion que me producia la piel suave sobre la dureza.

Entonces, lo note. La ligera hendidura de tejido cicatrizado que tenia por toda la longitud de su miembro. Me quede helada al darme cuenta de lo que significaba aquella cicatriz. Vi de nuevo la escena del parque de Chicago, el brillo de la hoja del punal y las gotas rojas que manchaban el blanco de la nieve.

Abri los ojos con espanto, y vi que Clint los tenia cerrados, y que en su rostro habia placer y paz. Tenia una sonrisa suave en los labios, y emitio un gemido casi inaudible.

«Curalo, Amada».

Con la voz de Epona en la mente, yo segui acariciandolo, haciendo que la salud, la curacion y la luz pasaran hacia el, y eliminando la perversidad y los placeres retorcidos, y la oscuridad con la que Rhiannon lo habia marcado. Y en la curacion de Clint, yo halle mi propia alegria. De nuevo lo tome dentro de mi cuerpo, y en aquella ocasion con una gentileza profunda, y un entendimiento completo. No me guarde nada, y mientras haciamos el amor, senti la presencia de Epona, como si estuviera santificando nuestra union. A traves de los parpados cerrados, vi el brillo magico de nuestras auras mientras se unian y llenaban la cabana de luz y belleza, y el calor del amor de la diosa.

Mucho mas tarde, el me tomo la cara entre las manos.

– Te quiero -me dijo.

Yo cerre los ojos y apoye la cabeza en su hombro.

– Yo tambien te quiero, Clint.

Sabia que era la verdad. Los amaba a los dos, a ClanFintan y a Clint. Eran dos piezas de un todo. Y me rompia el corazon pensar en que tenia que dejar a Clint, tanto como me dolia el alma al pensar en separarme de ClanFintan para siempre.

«Oh, ayudanos, Epona».

«Duerme, Amada».

La voz eterea resono por mi mente, y yo me senti rodeada de un cansancio liquido. En los primeros momentos del sueno, note que Clint habia comenzado a acariciarme del mismo modo que lo hacia ClanFintan. Recorrio mi cuerpo desde la parte trasera de la rodilla, hacia el muslo, hasta la espalda, y despues hacia la pierna nuevamente. Mi ultimo pensamiento consciente fue que ya no me sorprendian todas aquellas similitudes.

Capitulo 3

Me desperte lentamente, y en aquellos primeros momentos de lucidez senti los brazos que me protegian y me mantenian acurrucada contra el calor duro de un cuerpo masculino.

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