Un poco mas tarde, cuando se estaba alejando de la tumba, se levanto una rafaga de viento que la dejo fria e inmovil. Y en aquel viento oyo de repente: «Escucha los deseos de tu corazon y me conoceras…».

Morrigan parpadeo y volvio al presente. Cerro el viejo diario y lo devolvio a la caja. No queria recordar mas aquel dia. Desde entonces, siempre habia tenido presentes las palabras de sus abuelos. No necesitaba recordarlas. Tomo otro diario.

– Necesito algo alegre, algo ligero… -murmuro, y entonces, con un grito de alegria, encontro un diario de color rosa y lo abrio-. Este. ?Oh, si, aqui esta!

Sonrio mientras pasaba las paginas de aquel diario que habia escrito a los trece anos.

4 de noviembre

Querido diario:

?Oh, Dios mio! ?Hoy ha ocurrido algo estupendo! Desde luego, hacia muchisimo frio, pero Dove necesitaba hacer ejercicio, asi que fui con ella hacia el prado, por la carretera del bosque de los robles, para poder galopar. A mitad de la galopada, unos patos salvajes salieron volando ruidosamente de entre unos arbustos, y asustaron mucho a Dove, y a mi tambien. Ella salto, pero debio de tropezarse con algo, y yo sali despedida. Es increible, porque yo nunca me caigo. De todos modos, no me hice dano. Lo que mas me preocupaba era la pata de Dove. Comenzo a cojear un poco, y yo pense que se le habia roto, asi que hice que se quedara quieta y le palpe la pata. Yo estaba muy asustada y temblaba, y lloraba, ?y de repente me di cuenta de que me brillaban las manos! De verdad. Era como si me saliera luz de ellas, como si tuviera una vela o algo parecido por dentro. Estoy deseando que los abuelos lleguen a casa para contarselo.

PD: Dove tiene muy bien la pata.

Morrigan sonrio al recordar aquel suceso de su infancia, con la preciosa yegua gris que ahora estaba retirada en uno de los corrales del abuelo, para pasar los anos de universidad de Morrigan dandose la gran vida, feliz y descansada.

Con una carcajada suave, Morrigan puso la palma de la mano hacia arriba y se concentro en ella. Despues de largos instantes, aparecio una pequena chispa de luz, pero desaparecio rapidamente, casi antes de que ella pudiera estar segura de haberla visto. Morrigan suspiro y se froto las manos, y noto que todavia tenia la palma caliente y sensible. Pero nada mas. Podia hacerlo otra vez, pero solo un poco. Sus abuelos no tenian explicacion para aquella extrana habilidad. Como ella, no sabian de donde procedia ni lo que significaba.

Sin embargo, el viento no estaba tan perdido. Durante aquellos anos, le habia susurrado que tenia afinidad con las llamas y que podria crear luz, y otras cosas igualmente misteriosas. Morrigan no entendia lo que estaban intentando decirle las voces, y tenia miedo de pedirles que la ayudaran a entenderlo. ?Y si le estaba pidiendo al mal que la ayudara? Todo era demasiado confuso.

– Morrigan, carino, se esta haciendo tarde.

Morrigan se sobresalto al sentir la mano de su abuela en el brazo.

– ?Oh, mierda, abuela! No te me acerques tan silenciosamente. ?Me has dado un susto de muerte!

– Vigila ese lenguaje, carino -dijo su abuela con severidad, pero sonrio para suavizar la reprimenda-. Y no me he acercado silenciosamente. Te llamado tres veces. Parece que estabas pensando en las musaranas.

Morrigan se sintio un poco tonta, alli sentada, en medio de sus diarios. No deberia estar husmeando en el pasado ni en sus extranas habilidades. Lo que tenia que estar haciendo era concentrarse en el futuro, en la universidad.

– Perdona, abuela -dijo rapidamente, mientras guardaban los diarios en la caja-. Me he distraido.

– Bueno, ven a la cocina. Se te esta enfriando el desayuno, y esas chicas van a llegar en cualquier momento. Las Cuevas de Alabastro estan a tres horas de distancia. Tienes que tomar una buena comida antes de irte -le dijo su abuela, mientras se alejaba por el pasillo hacia la cocina.

Morrigan se apresuro a obedecer y recogio los diarios, animada por los olores del beicon, del cafe y de las magdalenas de mora que llegaban desde la cocina. Seguramente, la abuela habia preparado un almuerzo estupendo para ella y para sus amigas. Se quito de la cabeza la extrana sensacion que le producia pensar en el brillo de sus manos, se puso los zapatos y el jersey y se dirigio al calor familiar de la cocina.

Ignoro el eco de la risa que flotaba en el aire, a su alrededor.

Capitulo 2

– Mama Parker es la mejor cocinera del mundo. Podria patearle el trasero a cualquiera en un concurso de cocina -dijo Gena.

– Si, pero si te oyera decir «trasero» te reganaria y te mandaria que vigilaras tu lenguaje -dijo Morrigan.

– Yo nunca diria «trasero» delante de tu abuela. No quiero que se enfade conmigo. Tal vez dejara de cocinar para nosotras -respondio Gena.

– Oh, no -dijo Jamie.

– Mama Parker es demasiado buena como para enfadarse. Ademas, eso no seria inteligente -intervino Lori-. Tendriamos que empezar a comer lo que cocina mi madre. Tendriamos que despedirnos de sus deliciosas empanadas de carne y de las galletas de chocolate y decirles «hola» a las hamburguesas con queso.

– Mi madre piensa que cocinar es pedir pizza. Y si tiene el dia muy creativo, pide barritas de queso y salsa barbacoa -dijo Gena.

– Lo mismo que mi madre -dijo Jamie.

– Pues yo creo que deberiais aprender a cocinar. Teneis dieciocho anos y vais a ir a la universidad dentro de pocos dias. ?Que vais a comer? -pregunto Morrigan.

– La comida de la residencia, por supuesto -respondio Jamie.

– Yo comere cualquier cosa que cocine otra persona. Como por ejemplo la senora Taco Bell. Me encanta como cocina -dijo Lori.

– ?Comer? -pregunto Gena con cara de asombro-. Durante los siguientes cuatro anos yo pienso alimentarme de cerveza y jugadores de futbol americano.

Sus tres amigas se echaron a reir histericamente. Morrigan miro al cielo con resignacion. Si, las queria. Eran amigas suyas desde la escuela, pero siempre las habia visto como ninas y se habia visto a si misma mayor y mas madura. El hecho de que ella se sintiera y actuara de manera mas parecida a una adulta le parecia bien, porque claramente, sus amigas necesitaban que alguien las cuidara. Sin embargo, ultimamente aquello le irritaba cada vez mas. ?Acaso no iban a crecer nunca?

– Bueno, como querais. Pero yo me alegro de no tener que depender de Taco Bell ni de Pizza Hut cuando este lejos de casa.

Como demostracion de lo que Morrigan pensaba acerca de su inmadurez, Gena le saco la lengua y pregunto:

– Eh, ?alguien sabe por que estamos aqui, en vez de estar en las rebajas de Gap?

– Estamos aqui porque a Morrigan le gusta hacer cosas raras, y esta es la ultima vez que vamos a poder hacer algo raro con ella, seguramente, hasta Navidad -respondio Lori.

– Yo no creo que las cosas que me gusten sean raras.

– Primer ejemplo: te parecio divertido que hicieramos una marcha de diez kilometros por un sendero del bosque, junto a la presa Keystone -dijo Lori-. Si no recuerdo mal, no fue divertido. Hacia mucho calor, yo sude mucho, y encontre a una garrapata subiendome por el muslo.

– Lo de la garrapata fue repugnante -dijo Gena.

– Segundo ejemplo: la acampada.

– ?Oh, vamos! Eso fue en noveno curso.

– El paso del tiempo no lo ha hecho menos horrible -dijo Lori remilgadamente.

– No fue tan malo. A mi me parece que lo pasamos bien.

– Claro, porque a ti te gusta jugar a los boy scouts, y estar en el campo, y… y… te gusta la naturaleza -dijo Lori, como si fuera una enfermedad-. Las demas solo nos acordamos de los mosquitos.

– Que eran como colibries -dijo Gena.

– Y las serpientes -anadio Lori.

– Solo hubo una -replico Morrigan.

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