supieran que se equivocaban? Ella no era hija de ninguna diosa. Solo era una chica huerfana que tenia una familia extrana. Estaba segura de que, al igual que sus abuelos, su madre, Shannon, habia creido que los arboles, las piedras y todos los componentes de la naturaleza, en general, tenian alma, y que un dios o una diosa no podian quedar confinados en un edificio. Sin embargo, Shannon Parker no era ninguna diosa. Su muerte era la prueba que Morrigan necesitaba para saberlo.

«Abraza tu legado».

Aquellas palabras no provenian de las piedras, pero le llegaron con familiaridad a traves del aire fresco de la cueva. Morrigan susurro y murmuro:

– Me resulta dificil abrazar mi legado cuando ni siquiera se lo que significa.

«Significa que estas tocada por lo divino».

Aquella respuesta inmediata dejo asombrada a Morrigan. Las voces del viento nunca le respondian. Nunca habia tenido una conversacion con ellas. Eran, normalmente, pensamientos que oia al azar, como si estuviera escuchando una conversacion ajena. Sintio aprension, pero la paz y el sentimiento de acogida que le proporcionaba la cueva superaron el agobio que le habia producido aquella desviacion de lo que consideraba normal.

– Estoy tocada por lo divino… si eso es cierto, entonces los cristales me reconocen de verdad -penso. Extendio los dedos contra la piel de la cueva y se concentro-. Hola -dijo suavemente-. Gracias por reconocerme.

Al instante, comenzaron a calentarsele las palmas de las manos. Los cristales temblaron y el calor se intensifico, y la roca de las paredes comenzo a resplandecer. Morrigan estaba muy intrigada, completamente concentrada en la luz que estaba creando. Era diferente de la pequena llama que habia brotado de sus manos. Aquella nunca duraba mucho, y la dejaba sin aliento, un poco mareada.

Encender aquellos cristales hacia que se sintiera poderosa.

Sabia, sin ninguna duda, que podia apagar la linterna y crear tanta luz como para poder guiarse. Y no solo estaba creando luz, sino tambien calor. Su piel estaba caliente. Era como si hubiera encontrado una fuente de poder a la que solo ella podia acudir, y que vivia en los cristales de las cuevas.

– ?Eh! ?Estas bien ahi dentro?

Al oir la voz de Kyle repentinamente, Morrigan dio un respingo. Aparto las manos de las paredes del tunel, pero los cristales permanecieron encendidos. Ella los miro sobrecogida.

– ?Si! ?Disculpa! -grito Morrigan hacia el final del tunel-. Solo me he parado para observar algunos de los cristales.

– Bueno, el grupo ya ha salido. Te estamos esperando -respondio el.

La selenita iluminada era preciosa, y hacia brillar el alabastro que la rodeaba, de modo que aquella parte del tunel resplandecia suavemente con una luz blanca, pura.

– ?Morrigan? -la voz de Kyle sono mas cercana, y ella salio de su estado de trance y reacciono.

– ?Ya voy!

Se puso a gatas nuevamente y tomo la linterna. Justo antes de que tomar otro giro del tunel, que se abria a la salida, Morrigan miro hacia atras. La luz de los cristales se estaba desvaneciendo, y mientras ella observaba, parpadeo poco a poco, y se apago. Morrigan recorrio apresuradamente el resto del camino.

Kyle la estaba esperando.

– Siento haber tardado tanto -dijo ella-. No queria tener esperando a todo el mundo. Es que los cristales eran tan bonitos a la luz de la linterna que me distraje.

– Si, se a lo que te refieres -dijo el guia, mientras le hacia una sena para que ella lo siguiera hacia el exterior de la cueva.

Al salir a la superficie, sintio todo el calor de Oklahoma oprimiendola, y vio el azul del cielo extendiendose sin fin por encima de su cabeza. Tuvo tal sensacion de perdida al no estar ya en el interior de la cueva que estuvo a punto de echarse a llorar.

– ?Oh, Dios mio! ?Aqui estas! -dijo Gena mientras Morrigan y Kyle se aproximaban al trolebus en el que esperaban todos.

– Esta sana y salva -le dijo Kyle al grupo, y despues sonrio a Morrigan-. Es una espeleologa nata, lo cual significa que hay que sacarla a rastras de las cuevas.

– ?Pues para ustedes dos! ?Para mi es demasiado oscuro y claustrofobico! -exclamo un hombre de mediana edad, cuya esposa asintio con tanto vigor, que varios de los miembros del grupo se echaron a reir.

Morrigan, aliviada al ver que el hombre habia desviado la atencion de ella, sonrio a Kyle con agradecimiento y subio al trolebus con los demas. Sus amigas le hicieron sitio mientras Kyle se sentaba tras el volante. Morrigan solo queria volver a la cueva. Se agarro con fuerza al asiento para no bajarse. ?Que le ocurria? ?Por que se sentia asi?

– Bueno… -le susurro Lori con una sonrisa complice-. Dime la verdad. Has hecho todo eso para conseguir quedarte a solas con ese guia tan guapo, ?a que si?

– Si, claro -respondio Morrigan automaticamente.

– Creo que le gustas -susurro Jamie-. No dejaba de mirarte. Es guapisimo. Si no le pides el telefono, es que eres tonta.

– No se si es lo suficientemente mayor. Ya sabeis que estoy harta de los chicos jovenes -dijo Morrigan.

Lori solto un resoplido.

– Tu eres mayor. Siempre has sido mayor.

Morrigan miro a Lori a los ojos. De repente, odiaba a sus amigas con una intensidad que la dejo sin respiracion. Odiaba estar rodeada de chicas tontas que no tenian preocupaciones verdaderas, y ni la mas minima idea de lo que era sentirse desplazada siempre.

– Tienes razon. Siempre he sido mayor -respondio laconicamente.

Despues volvio la cabeza y miro hacia la cueva, mientras Lori, Gena y Jamie hablaban sin parar de lo guapo que era Kyle, tan rubio y tan alto.

Morrigan tenia que volver a casa rapidamente para poder hablar con las dos unicas personas que la entendian. Tal vez pudieran ayudarla a encontrarle sentido a todo lo que habia ocurrido aquel dia.

«Y tal vez haya cosas que no te han contado sobre tu madre…».

En aquella ocasion, Morrigan escucho.

Capitulo 5

– Tenemos que hablar.

Sus abuelos la miraron a la vez. Estaban en su sitio de costumbre para pasar las veladas nocturnas, sentados el uno junto al otro en mecedoras gemelas, leyendo y haciendo caso omiso de la television. La abuela se habia servido una copa de vino tinto. El abuelo se estaba tomando un cafe descafeinado.

– Carino, ?no querian entrar las chicas? He hecho tarta de cereza.

– No, las he llevado a casa. Tengo que hablar con vosotros.

Su abuelo se quito las gafas de leer.

– ?De que se trata, Morgie?

– En las cuevas me ha pasado algo muy raro -dijo ella. En vez de sentarse en su sitio de siempre, se paseo de un lado a otro. Estaba llena de energia nerviosa, y no sabia por que.

– Cuentanoslo, carino -dijo la abuela.

– De acuerdo. Empezo con la reaccion que tuve al entrar en las cuevas. Me senti como en mi verdadero hogar. Era como si ya hubiera estado alli… No. No lo estoy describiendo bien. Cuando entre en la cueva, era como si aquel fuera mi sitio, como si yo perteneciera a aquellas rocas. Ya sabeis que algunas veces me siento fuera de lugar -dijo, y sus abuelos asintieron. Lo entendian bien; la habian ayudado durante toda la vida-. No me senti asi en la cueva.

– Bueno, carino, siempre te ha encantado estar al aire libre. Supongo que tiene sentido que tengas una reaccion positiva a algo como relacionado con la tierra -dijo la abuela.

– Eso es lo que yo me dije al principio. Sin embargo, pasaron otras cosas que me dieron a entender que hay algo mas. No es solo que me guste la tierra.

Вы читаете Diosa Por Derecho
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату