«Paciencia, Amada».

Me di la vuelta y me cruce de brazos, mientras veia a ClanFintan con una sonrisa resplandeciente de padre orgulloso.

– Mi corazon esta completo de nuevo, ahora que tengo a mis dos chicas conmigo.

El me miro a los ojos, y su sonrisa me incluyo. Durante un segundo, olvide que mi hija acababa de volverme loca. Solo pude pensar en que despues de veinte anos, el era mas guapo incluso que cuando lo conoci, y que aquellos anos solo me habian hecho quererlo mas.

Entonces, recorde la razon por la que Myrna nos habia hecho aquella visita sorpresa.

– Dile a tu padre por que has venido a casa. Seguro que entonces no va a estar tan contento de verte - dije.

Myrna me miro con el ceno fruncido.

– No tienes por que enfadarte, mama. Esto es algo bueno.

Yo resople.

ClanFintan me miro con su cara de «deja que me encargue yo». Entonces, alce las manos en una senal de rendicion y el miro a Myrna.

– ?Que has hecho que haya molestado tanto a tu madre, Myrna?

– ?Estoy embarazada, papa! ?Y Grant y yo vamos a casarnos!

Oi que Alanna inhalaba una bocanada de aire bruscamente. ClanFintan nos miro a mi hija y a mi alternativamente.

– Te lo dije -le adverti.

– ?Y donde esta Grant? -pregunto ClanFintan con severidad.

– Papa, esta esperando a que yo os de primero la noticia, y despues se reunira con nosotros.

ClanFintan arqueo una de sus cejas negras.

– ?Y por que no ha venido primero a vernos a tu madre y a mi para pedirnos permiso para casarse contigo? Eso hubiera sido lo mas honorable.

– Porque no es tonto. Cualquiera con sentido comun os tendria miedo. Sin embargo, aunque este tan asustado, queria venir conmigo. Yo no se lo he permitido. Sabia que era mejor que yo hablara con vosotros primero.

– Muy bien. Has hablado con nosotros. Ahora ve a buscarlo para que tu papa pueda darle una buena tunda - dije yo agradablemente.

– ?Estas segura de que estas embarazada? -pregunto Alanna. Su voz suave sono extranamente aguda, y llamo nuestra atencion.

– Estoy segura -dijo Myrna con alegria.

Alanna cerro los ojos como si sintiera un dolor agudo. ?Que demonios? Cuando los abrio, me miro fijamente con una expresion llena de tristeza.

Entonces, yo lo entendi todo, y lentamente, temblando, retrocedi hasta que encontre el banco de marmol que habia detras de mi. Me sente antes de que me fallaran las rodillas.

– Oh, no… -fue todo lo que acerte a decir. Alanna se acerco a mi y me tomo de la mano.

– ?Mama?

– Myrna, estamos hablando del Grant a quien conoces desde nina, ?no? ?El hijo unico de los McClures, que poseen los vinedos que estan junto al templo?

– Por supuesto, mama. No hay otro Grant -dije.

Vi en sus ojos que ella ya sabia aquello de lo que Alanna y yo acababamos de darnos cuenta. Siguio hablando, pero mientras hablaba, se acerco a mi.

– Y no hay ningun otro hombre, ni ningun centauro, para mi. Quiero a Grant, y Grant es el padre de mi hijo. Preguntale a Epona, mama, ella lo sabe.

Oi la maldicion que musito ClanFintan, y supe que el tambien se habia dado cuenta de lo que implicaba el anuncio de Myrna.

– Mama… Desde hace mucho tiempo sabes que yo no voy a ser la proxima Elegida de Epona.

– No -susurre entre lagrimas-. No, no lo sabia.

«Escuchala, Amada. Myrna conoce bien su corazon, y acepta su destino».

– Si. Sabes que Epona nunca me ha hablado -dijo Myrna-. Se que la diosa me quiere, y yo la quiero a ella. Me encantan los rituales que tu presides, y tambien las celebraciones de bendicion. Pero nunca he tenido el minimo deseo de ser quien dirigiera esas celebraciones y esos rituales. Y, ademas, mama, no tengo ninguna afinidad concedida por la diosa. Los arboles te saludan. Las piedras cantan tu nombre. Tu espiritu viaja durante el Sueno Magico. Yo no tengo nada de eso, ni siquiera un poco.

Myrna hizo una pausa y se miro el regazo.

– Te quiero, y he intentado ser lo que tu querias que fuera. Pero lo que yo he querido siempre es ser madre, y ayudar a Grant a cuidar sus vinedos -dijo con la voz entrecortada, mientras empezaba a llorar-. Siento haberos decepcionado a papa y a ti.

A mi me dolia el corazon mientras la abrazaba.

– Oh, querida, tu nunca podrias decepcionarnos a tu padre y a mi. Te queremos.

Myrna se aferro a mi y todos los signos de su valor desaparecieron. Senti que le temblaban los hombros mientras sollozaba. Y entonces, ClanFintan nos abrazo a las dos. Beso a nuestra hija y despues me beso a mi.

– Si quieres a ese hombre, traelo aqui y le dare mi bendicion -dijo.

– ?Me lo prometes? -pregunto Myrna entre lagrimas.

– Tienes el juramento del Sumo Chaman de Partholon -dijo el con solemnidad.

Entonces, Myrna me miro.

– Siento mucho no haber nacido para ser la Elegida de Epona, mama. Se que es lo que siempre quisiste para mi.

Yo mire a mi hija a los ojos y supe que, si le decia que estaba abatida porque ella no fuera a seguir mis pasos al servicio de Epona, le haria un dano irreparable. Y yo no podia hacer eso. Asi pues, sonrei y me seque las lagrimas con la manga de la tunica.

– Lo que siempre he querido es que seas feliz. Y si Grant te hace feliz, tendra mi bendicion. Y la de Epona.

Myrna sonrio entonces.

– ?Oh, gracias, mama! -exclamo.

Despues de abrazarme, salio de la habitacion en busca de Grant.

– Una nieta -dijo ClanFintan con un tono de melancolia-. No sabia que iba a ocurrir tan pronto, pero la idea no me resulta desagradable -anadio, y me acaricio la mejilla-. Rezare para que se parezca a su abuela.

– Si acaso es una nina.

Ahora que Myrna se habia ido, ya no trate de disimular mi desilusion. Si Myrna hubiera venido a decirme que estaba embarazada y enamorada de uno de los varios Sumos Chamanes centauros que durante aquellos anos habian intentando cortejarla, no tendriamos ninguna duda sobre el sexo de su primer hijo. La Elegida de Epona siempre se casaba con un Sumo Chaman centauro que la diosa elegia especialmente para ella. Su primer hijo era un regalo de Epona, y siempre era una nina. Myrna estaba embarazada de un humano comun y corriente. Su hija no era un regalo de la diosa porque Myrna no iba a ser su Elegida. Yo tenia que aceptar el hecho de que Myrna no tenia ninguno de los dones que la diosa concedia a sus Encarnaciones, por muy imposible que pudiera parecerme.

«Myrna tendra una nina sana y feliz. Y tu te equivocas en cuanto a tu hija, Amada. Ella si tiene los dones de la diosa en su interior, y esos dones se los traspasara a la hija que tenga».

A mi se me corto la respiracion a causa de la inmensa alegria que me produjeron las palabras de Epona.

– ?Myrna tendra una hija! -exclame.

Alanna se puso a aplaudir.

– La linea sucesoria de las hijas MacCallan continua. Y aqui estoy yo, de brazos cruzados, como si no tuviera nada que hacer.

Yo mire a Alanna con las cejas arqueadas. Demonios, siempre estaba muy ocupada.

– A Myrna ni siquiera se le nota el embarazo todavia. Tenemos mucho tiempo para preparar la habitacion y

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