– ?Que mas paso? -pregunto su abuelo.
– Los cristales de la cueva me llamaron «Portadora de la Luz» y me dieron la bienvenida. Y yo hice que resplandecieran.
Nadie dijo nada durante varios segundos. Morrigan se agarro las manos con fuerza y espero. La abuela hablo primero.
– Querida, ?quieres decir que le transmitiste el fuego de tus manos a los cristales?
Morrigan nego con la cabeza.
– No, no fue asi. Fue como si el fuego ya estuviera dentro de los cristales, y cuando los toque, yo lo encendi.
– ?Lo vieron tus amigas?
– No. Nadie lo sabe.
– Morrigan, cuando dices que los cristales te dieron la bienvenida y te llamaron «Portadora de la Luz», ?te refieres a las voces del viento? -inquirio el abuelo.
– No. Fue muy diferente. ?Fue increible, abuelo! Toque los cristales y cobraron vida. Senti como temblaban, como si estuviera acariciando a un animal. Y entonces, a traves de la mano, note que me daban la bienvenida. No era una de las voces del viento. Era la voz de mi alma. Si mantenia la mano sobre los cristales, comenzaban a calentarse y a resplandecer.
Se sorprendio al ver una tristeza repentina en los ojos de su abuelo. El le dio unos golpecitos en la palma de la mano y se giro hacia su esposa.
– Creo que ha llegado el momento de que se lo contemos todo -dijo.
– Lo se -dijo la abuela.
A Morrigan se le encogio el corazon, y de repente, tuvo ganas de retirar todo lo que habia dicho. Las palabras de su abuelo le daban miedo, y en lo mas profundo de su alma sabia que despues de que oyera lo que iban a decirle nunca volveria a ser la misma.
– Sientate, carino. Tengo que contarte una historia.
Morrigan se sento en un taburete, frente a sus abuelos, y se mantuvo en silencio.
– ?De que se trata, abuelo?
– Tu madre no era Shannon.
Las palabras eran muy sencillas. La frase, muy corta. Sin embargo, para Morrigan, la voz de su abuelo se habia convertido en un arma, y lo que le habia dicho le habia causado un dolor fisico tan agudo que se estremecio.
– Carino, no te asustes. No va a pasar nada -dijo la abuela. La abuela reacciono ante su dolor, como hacia siempre, pero Morrigan no aparto los ojos de su abuelo.
– No entiendo lo que quieres decir. ?Como que Shannon no era mi madre?
– Hace diecinueve anos, Shannon fue a la subasta de una finca en el campo. En aquella subasta compro un anfora, porque pensaba que era la reproduccion de una antigua anfora celta. En realidad, era el talisman de otro mundo, Partholon. Es un mundo parecido al nuestro, en el que incluso hay gente que es exactamente igual que la gente de nuestro mundo. Salvo que, en Partholon, la magia era real, y la diosa Epona era, o mas bien es, la deidad principal.
– Epona… -susurro Morrigan.
– Si. Fue Rhiannon, la Suma Sacerdotisa de Epona, su Elegida, la que envio ese talisman aqui, a Oklahoma, como cebo para atrapar a Shannon. Shannon y ella eran el reflejo la una de la otra. Eran tan parecidas que no habia manera de distinguirlas, y por eso, la Suma Sacerdotisa penso en intercambiar su lugar con el de Shannon. A traves de aquella anfora, Shannon fue transportada a Partholon y Rhiannon vino a Oklahoma.
– Pero ?por que? No lo entiendo. ?Para que queria venir la Suma Sacerdotisa de una diosa aqui?
– Rhiannon sabia que Partholon iba a sufrir la invasion de un ejercito de demonios, asi que le parecio buena idea marcharse.
– Eso no esta bien. Si era la Suma Sacerdotisa, debia quedarse alli para ayudar a su pueblo.
– Si, es cierto. Pero Rhiannon MacCallan era egoista y caprichosa, y prefirio hacer lo mas facil, no lo correcto. Ademas, este mundo le atraia, junto con el poder que podia conseguir en el.
La abuela se inclino hacia ella.
– Pero una de las razones por las que Rhiannon actuo asi es que el dios oscuro le susurraba cosas para envenenarle el espiritu.
Morrigan entendio muchas cosas al oir aquello. Por eso, sus abuelos le advertian siempre que no escuchara a las voces que oia, aunque una de ellas pudiera ser la de su madre. Su madre…
– No hubo nadie que le dijera a Rhiannon que Pryderi era un dios oscuro. No se dio cuenta de que su infelicidad y los malos pensamientos que le invadian la mente estaban manipulados por el mal.
– Nadie se lo dijo, y ese mal acabo por consumirla -continuo el abuelo.
– ?Y como sabeis vosotros todo esto? -pregunto Morrigan.
El abuelo respiro profundamente y exhalo un largo suspiro.
– Porque Rhiannon usurpo la vida de Shannon.
– No, no es asi -dijo la abuela-. Rhiannon no se parecia en nada a Shannon, y no pudo usurpar su vida.
– Tu abuela tiene razon. Rhiannon no se hizo con la vida de Shannon, tal y como Shannon se hizo con la suya en Partholon. Rhiannon cambio y retorcio las cosas, porque siempre estaba buscando mas. Mas poder. Mas dinero. Mas, costara lo que costara.
– Asi conocio a tu padre.
Morrigan se volvio hacia su abuela.
– Clint Freeman.
– Si, carino.
– Era un hombre bueno. Tenia un vinculo con la tierra -dijo el abuelo, sonriendola-. Creo que de ahi viene tu amor por la tierra. A el lo fortalecia fisicamente. Shannon nos conto que Clint era el reflejo del Sumo Chaman de Partholon, con el que ella se habia casado en lugar de Rhiannon.
– Espera. No lo entiendo. Has dicho que Rhiannon estaba aqui, y que Shannon estaba alli. Y ahora dices que Shannon os conto cosas. Entonces, ?ella habla contigo desde Partholon?
– Bueno, lo ha hecho algunas veces, pero no muchas. La mayoria de las veces sueno con ella, y se que lo que veo es real. Sin embargo, no es asi como me entere de que existia Partholon. Shannon volvio una vez a Oklahoma. Clint la trajo para intentar intercambiarla de nuevo por Rhiannon. Los tres coincidieron aqui durante unas semanas, porque Rhiannon resucito a un demonio para utilizar su poder, y lo dejo suelto en este mundo.
– ?Eso es lo que mato a mi padre?
– No -respondio el abuelo lentamente-. Tu padre se sacrifico para poder detener a Rhiannon. Con su sangre la aprisiono magicamente en el interior de un arbol, y al mismo tiempo, envio a Shannon de vuelta a Partholon para que ella pudiera estar con su marido, el padre de su hija, que todavia no habia nacido.
– ?Y Rhiannon estaba embarazada de mi?
– Si.
– Rhiannon es mi madre, y no Shannon.
– Si. Tu madre es Rhiannon.
– Y vosotros sois los padres de Shannon. No los padres de Rhiannon.
En vez de responder, el abuelo dijo:
– Deberias saber que durante tu nacimiento habia presente un chaman choctaw. El te trajo con nosotros, y nos dijo que, antes de morir, Rhiannon rechazo al dios oscuro y se reconcilio con Epona.
A traves de los zumbidos que tenia en la cabeza, Morrigan apenas podia oir lo que el le estaba diciendo.
– Por eso siempre me he sentido fuera de lugar. Es porque no estoy en mi sitio. No pertenezco a este mundo. Y no os pertenezco a vosotros.
– Pero carino, ?claro que si! ?Eres nuestra nina!
Morrigan nego con la cabeza.
– No. Soy la hija de Rhiannon MacCallan. Y ella no es vuestra hija. Mi madre no era Shannon, la mujer cuyas fotografias me habeis estado ensenando, y sobre quien me habeis estado contando historias durante toda la vida. Soy hija de Rhiannon.