bien -dijo el-. Oh, se me habia olvidado presentarme formalmente. Me llamo Kyle, y hoy voy a ser su guia.
Aunque parecia que solo estaba hablando con Morrigan, varias de las personas del grupo se echaron a reir y le dijeron «hola, Kyle», mientras el se daba la vuelta y abria una caja de metal, para accionar una serie de interruptores. Al instante, la cueva quedo banada en luz blanca.
Morrigan sintio una punzada de irritacion que hizo que se olvidara del guapo guia. La iluminacion era incorrecta. Demasiado intensa, demasiado blanca, demasiado impersonal. El interior de la tierra deberia estar iluminado con suavidad. Con piedras brillantes, o con llamas bajas…
– Vamos, Morgie, despierta. ?Tenemos que continuar! -le dijo Lori. Su amiga le tiro del brazo al pasar a su lado.
Ella se zafo y siguio hacia delante, hasta que estuvo de nuevo en el principio del grupo. El guia se detuvo un poco mas adelante. Habian llegado a una cavidad enorme, y a cada lado del camino que ellos debian seguir habia montones enormes de piedras planas. Antes de que el guia comenzara a hablar de nuevo, Morrigan ya sabia lo que iba a decir.
– Esta es la parte mas profunda de la cueva.
– ?Exacto! -dijo Kyle, sonriendo a Morrigan. Aquella sonrisa la tomo por sorpresa, y ella se la devolvio nerviosamente.
Hasta aquel momento, no tenia ni idea de que habia hablado en voz alta. Entonces, se quedo mas sorprendida aun, al ver que el guia se ruborizaba, como si su sonrisa lo hubiera desarmado, y se daba la vuelta para dirigirse al resto del grupo.
– Como ha dicho la joven, ahora estamos en la parte mas profunda de la cueva. De suelo a techo hay diecisiete metros, lo cual nos situa a veintisiete metros por debajo de la superficie de la tierra.
«?La joven?», se pregunto Morrigan. «El no debe de ser mucho mayor que yo».
A su lado, Lori se abrazo a si misma y susurro:
– Me da escalofrios pensar en que estamos a veintisiete metros por debajo de la superficie. Esto si que es una tumba profunda.
– No, no es eso en absoluto -dijo Morrigan, paseando la mirada por aquel lugar magico-. No da miedo. Es bello, y completamente seguro.
?«Seguro»? ?Por que habia dicho eso?
Lori se dirigio hacia Kyle.
– Kyle, mi amiga dice que la cueva es completamente segura. ?Que dices tu?
– Bueno, no es segura al cien por cien.
Todos los integrantes del grupo, salvo Morrigan, se sobresaltaron un poco al oir aquello, asi que el guia continuo apresuradamente:
– Conmigo estan a salvo hoy. Pero la verdad es que esos enormes bloques de yeso que hay en el suelo, cerca de la entrada, y aquellos otros -dijo Kyle, senalando las piedras que habia a cada lado de camino-, cayeron del techo de la cueva. La ultima vez que ocurrio algo similar fue en Navidad. Afortunadamente, en ese periodo las cuevas permanecen cerradas.
– ?Y como se sabe que hoy no va a caer ninguna? -pregunto Lori.
– Tenemos monitores que revisan el techo diariamente. Si hay algo suelto, cerramos esa zona de las cuevas. No ha vuelto a soltarse nada desde diciembre.
Uno de los hombres de mediana edad del grupo, que tenia una gran barriga, solto un resoplido.
– Tu no tendras mas de… dieciocho anos. ?No deberia decirnos esto otra persona, como por ejemplo tu jefe, antes de seguir?
Morrigan penso que Kyle se aturullaria y se ruborizaria, pero se quedo impresionada al ver como el respondia al hombre.
– Senor, yo soy el jefe. Soy el miembro mas antiguo del grupo que trabaja aqui. Llevo seis anos empleado en el parque, y en la actualidad, estoy terminando el proyecto final para licenciarme en Geologia. No se preocupe, estan seguros conmigo.
– Oh, entonces, bueno… -dijo el senor gordo, avergonzado, y todas las mujeres del grupo lo miraron con petulancia, eligiendo como favorito al joven y guapo geologo por delante de el.
Morrigan tuvo ganas de decir que ella ya lo sabia, pero en realidad, Kyle no estaba de acuerdo con ella al cien por cien…
«Siempre es seguro para aquellos que tienen afinidad con la tierra… si las piedras te hablan y te dicen cuando y donde van a caer…».
Aunque normalmente no lo hacia, Morrigan escucho aquella voz que le resono por la mente. Alli, en el utero de la tierra, la voz parecia maternal, inofensiva. Y ella se sentia tan bien alli… como si aquel fuera su sitio. Tal vez, la misma tierra la estuviera aislando de los susurros del dios oscuro. Tal vez alli, podia estar segura de que solo escuchaba la voz de su madre.
– Justo despues de esta curva vamos a entrar en los que llamamos la Sala del Campamento -dijo Kyle. El grupo habia empezado a moverse otra vez, y el encendio otro conjunto de luces cegadoras-. Es posible que la gente usara esta sala como refugio, aunque nosotros no hemos hallado senales de ocupacion. Esta muy cerca de la entrada, asi que es accesible. El suelo es llano, y las paredes tienen formaciones en plataforma. Ademas, hay un riachuelo que discurre por aqui, al otro lado de la cavidad, y trae agua fresca.
– Vaya. ?Acampar aqui? Hace demasiado frio -dijo Lori con un estremecimiento-. Empeora algo de por si horrible, como es una acampada.
– En realidad, la temperatura del interior de la cueva siempre se mantiene alrededor de los quince grados centigrados, en verano y en invierno -explico Kyle.
– A mi me sigue pareciendo muy frio -murmuro Lori.
La queja de su amiga hizo que Morrigan se diera cuenta de que todo el mundo se habia puesto el jersey o la chaqueta. Incluso Kyle llevaba una chaqueta de color caqui con el logotipo del Parque Estatal de Las Cuevas de Alabastro en el bolsillo delantero. Ella todavia tenia el jersey en la mano, porque no tenia frio. Se sintio tan falta de sintonia con los demas como siempre, y rapidamente, se coloco el jersey sobre los hombros.
– Esas rocas son muy bonitas -dijo Gena-. Mirandolas casi se me olvida que aqui viven murcielagos.
Morrigan siguio con la mirada la direccion que le indicaba su amiga, y vio una enorme piedra redonda sobre la cual brillaba un punto rosa. La piedra, redondeada por la erosion, resplandecia bajo aquella luz chillona.
– Es la piedra mas grande de las cuevas, y es de selenita.
– La selenita no es rosa -dijo Morrigan.
Kyle la miro con sorpresa.
– Tienes razon, la selenita no es rosa. Eso es solo nuestra iluminacion creativa. Si te acercas a ella, o si miras la parte posterior, comprobaras que es transparente como el cristal. En realidad, es tan clara y tan facil de cortar que los pioneros usaron laminas de esta piedra para ponerles ventanas a sus casas.
Sin pedir permiso, Morrigan se salio del camino bien marcado que debian seguir los grupos de visita y se acerco a la piedra. Vio con facilidad la transparencia de cristal de aquella roca. La toco. Era suave y estaba fria. Morrigan poso la palma de la mano en la superficie.
– Eres muy bonita. No necesitas esa luz rosa tan tonta.
La superficie temblo como la piel de un animal.
«Bienvenida, Portadora de la Luz».
Aquellas palabras no estaban en el viento, a su alrededor, como las voces familiares que siempre habia oido. Parecia que aquellas palabras habian viajado a traves de la palma de la mano, de su piel, y que le habian anegado el cuerpo. Morrigan solto un gritito y retrocedio con tanta brusquedad que se resbalo en el suelo humedo y tuvo que agitar los brazos para no caerse.
Alguien la agarro con fuerza para que no perdiera el equilibrio.
– Cuidado. Ahi esta muy resbaladizo.
Morrigan asintio y le dio las gracias a Kyle mientras volvian al camino. El sonrio timidamente y le hizo un gesto al grupo para que continuara adelante. Mientras avanzaban, a Morrigan le trabajaba febrilmente la cabeza. ?Que estaba ocurriendo? No era posible que hubiera notado que la piedra se movia. Y aquella voz solo podia ser la que ella llevaba oyendo toda la vida. ?O acaso su rareza se habia apoderado de ella totalmente y se habia vuelto loca? Eso significaba que deberia ir a un hospital psiquiatrico y no a la universidad.
Cuando Morrigan alcanzo de nuevo el primer lugar del grupo, Kyle se habia detenido otra vez para dar mas