– Senora, si nos disculpa, la Suma Sacerdotisa ha dicho que le gustaria ofrecer una plegaria, manana, por el espiritu de lady Myrna. De hecho, todas las Sacerdotisas deberian unirse a ella para pedirle a Adsagsona que ayude a lady Myrna en su viaje al Otro Mundo, y para ofrecer oraciones por la Elegida de Epona. Hay mucho que hacer para preparar la ceremonia -dijo. Despues miro hacia atras e hizo un gesto a las Sacerdotisas, que se pusieron en pie y comenzaron a salir de la Gran Camara.

Morrigan tambien se puso en pie.

– Si, tenemos mucho que hacer.

– Muy bien, podeis marcharos -dijo Shayla.

Morrigan ya habia hecho una reverencia y habia empezado a darse la vuelta cuando Kegan le pregunto:

– ?De donde venis?

Ella lo miro y abrio la boca para decir que procedia de Oklahoma, un territorio situado mas alla del Mar de B'an, al suroeste, pero lo que realmente dijo fue:

– Vengo de la diosa.

Kegan siguio mirandola durante varios segundos, y despues inclino la cabeza y dijo con una sonrisa pequena e ironica:

– De esto no tengo duda, mi senora.

Afortunadamente, Birkita la tomo de la mano y tiro de ella hacia la salida antes de que algo mas inesperado pudiera salir de sus labios. Sin embargo, mientras atravesaban la enorme sala, Morrigan sentia los ojos de Kegan clavados en ella.

Capitulo 10

No habia muchas habitaciones de invitados en las Cuevas de los Sidethas, pero las que habia eran grandes, comodas y privadas. Kegan las conocia bien, porque habia viajado incontables veces a aquel reino. Ahora necesitaba un bano, y una buena noche de sueno. El bano era facil de conseguir; el sueno seria mas esquivo. Tenia que hablar con el Maestro de la Piedra sobre lo que habia ocurrido. Con un suspiro de cansancio, recorrio el camino hasta la siguiente habitacion, pero titubeo antes de entrar. Lo mas probable era que Kai hubiera sentido mas agitacion al verla que el mismo, y el estado de animo del Maestro de la Piedra ya habia sido, durante aquella ultima temporada, lo suficientemente oscuro como para…

– Deja de merodear y entra ya -dijo Kai, malhumoradamente, desde el otro lado de la cortina de cuero que cubria la puerta.

Kegan la aparto y entro. El centauro miro a su alrededor y asintio.

– Me parece logico que tu dormitorio sea mas opulento que el mio. Tu eres el favorito.

Kai fruncio el ceno.

– No creo que hayas venido a hablar sobre la decoracion ni sobre mi estatus entre los Sidethas.

– Es raro, ?no? Se parece demasiado a lady Myrna como para que sea una coincidencia.

– No es Myrna -dijo Kai rotundamente.

– De nuevo, digo que se parece demasiado a lady Myrna como para que sea una coincidencia. Eso es cosa de los dioses, de eso no tengo duda.

– La gente puede parecerse sin que haya intervencion divina.

El centauro arqueo las cejas y sonrio ironicamente.

– La nueva Suma Sacerdotisa del Reino de los Sidethas y lady Myrna no solo se parecen. Son como dos gotas de agua.

– No es para tanto. Myrna estaba embarazada. Lady Morrigan todavia esta tan esbelta como…

– Como lady Myrna antes de quedar embarazada. No, lady Morrigan no se parece a lady Myrna tal y como era ultimamente, pero si a como fue siempre.

– Puede ser -admitio Kai de mala gana.

– ?Que haria lady Rhea si…?

– ?No! Ni tu ni yo vamos a decirle a Rhea que la nueva Suma Sacerdotisa del Reino de los Sidethas se parece muchisimo a su hija.

– Tal vez le sirviera de consuelo -dijo Kegan-. Y se dice que lady Rhea se sintio decepcionada al darse cuenta de que lady Myrna no mostraba ningun signo de ser la Elegida de Epona. Lady Morrigan ya es Suma Sacerdotisa, y los Sidethas tambien la llaman Portadora de la Luz, ?no es asi?

– Si.

– Kai, ser Portadora de la Luz significa tener un don espectacular. Tal vez la Elegida de Epona quiera saber que Adsagsona le ha concedido a su pueblo un don tan precioso…

– ?No te das cuenta de que a Rhea le causaria mucho mas dolor conocer a una poderosa Sacerdotisa que se parece tanto a su hija?

– Piensalo bien, Kai. Claramente, esto es obra de una diosa.

– ?Y que sugieres que hagamos?

– Solo sugiero que nos abramos a lo divino. Eso no significa que tengamos que llevarle esta dolorosa noticia a lady Rhea -dijo Kegan.

Iba a continuar hablando, pero Kai lo interrumpio y anadio:

– Lo que significa es que no deberiamos revelarle a ningun Sidetha que lady Morrigan se parece tanto a Myrna.

– Si -dijo Kegan-. Creo que no es necesario que nadie de Partholon sepa que el reflejo de la hija de lady Rhea es la nueva Suma Sacerdotisa del Reino de los Sidethas, al menos por el momento. Tal vez cambiemos de opinion cuando llegue el momento de volver al Templo de Epona. Ahora, te dejo para que descanses -le dijo a Kai, inclinando la cabeza-. Deberias saber que he decidido pasar todo el tiempo posible con lady Morrigan, para permanecer abierto a lo divino. Te sugiero que tu pases el mismo tiempo evitando las preguntas de la Senora. Estoy seguro de que sabras mantener su boca ocupada en otros menesteres -dijo, y riendose, salio de la habitacion de Kai seguido por su grunido de «?maldito centauro arrogante!».

Kegan todavia estaba sonriendo para si cuando entro en sus banos privados. Mientras se quitaba de la piel las capas de polvo y sudor del viaje, no dejo de reflexionar. Que asombroso giro del destino: encontrar a una Sacerdotisa poderosa que era la viva imagen de lady Myrna. Kegan se habia sentido atraido hacia la hija de la Elegida de Epona desde el primer instante en que se habian conocido. Habia sido todo un golpe para su ego el hecho de que ella no sintiera una atraccion similar y que lo hubiera rechazado de plano. ?Y todo por un humano sin poder alguno! A Kegan, aquello todavia le causaba asombro.

Tal vez la aparicion de aquella otra Myrna, la joven tocada por lo divino y dotada de un poder poco corriente, pudiera ser una segunda oportunidad para el. A veces, los caminos de Epona eran misteriosos y dificiles.

Volvio a su habitacion y se tendio con un suspiro en la cama de pieles que le habian preparado en el suelo. Cerro los ojos para intentar dormir, pero solo podia ver la cara de lady Morrigan tras los parpados cerrados, la cara que tanto se parecia a la de lady Myrna. Cuando por fin durmio, sus suenos se llenaron con el eco del llanto de una mujer.

– Debo de parecerme tanto a Myrna como Kegan a Kyle -dijo Morrigan, mientras Birkita la ayudaba a ponerse el camison.

Habia enviado al resto de las Sacerdotisas a colgar guirnaldas de flores aromaticas para el ritual de oracion del dia siguiente, y por fin, estaban a solas.

– ?Kyle? -pregunto Birkita.

– Si, el chico al que conoci en Oklahoma, que se parece tanto a Kegan. Bueno, salvo que no es mitad caballo.

Birkita dejo de cepillarle el pelo a Morrigan y observo su rostro.

– Habia algo entre Kyle y tu.

Morrigan suspiro.

– Eres igual que la abuela. Siempre sabe las cosas que yo no quiero que sepa.

– Cuentamelo.

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