No era justo. Si se lo hubieran dicho, tal vez habria encontrado antes la manera de ir a Partholon, la habria buscado, y habria podido tener una madre, aunque fuera una madre que tuviera que compartir con su reflejo. Despues de todo, Myrna estaba muerta, y ella estaba viva. Shannon la querria. Sin embargo, le habian arrebatado aquella eleccion. La frustracion y la ira de Morrigan se encendieron.
La voz de Birkita lleno de repente el silencio que habia empezado a hacerse espeso e incomodo en Usgaran.
– Oh, diosa que das el descanso, te agradecemos que guies el espiritu de lady Myrna hacia las praderas de Epona. Deseamos que ese viaje sea jubiloso para lady Myrna, Hija de la Elegida de Epona y Amada de la Diosa, lady Rhea.
Al principio, Morrigan se habia sentido aliviada porque Birkita hubiera continuado con el ritual, pero a medida que la escuchaba, la invadieron otros sentimientos. Birkita sabia que Rhiannon era la madre de Morrigan, y no de Myrna; sabia que lady Rhea era en realidad Shannon, el reflejo de Rhiannon ?y sin embargo la habia nombrado especificamente junto al titulo! ?No podia haberla dicho solo «Elegida de Epona»? ?Por que tenia que recordarle a todo el mundo que era «la Amada de la Diosa»? Su madre, la verdadera Rhiannon MacCallan, habia desempenado ese papel durante buena parte de su vida. El abuelo le habia dicho que Epona la habia perdonado por los errores cometidos antes de que muriera. Birkita deberia mostrarle mas respeto a Rhiannon. Antes de que la antigua Suma Sacerdotisa pudiera continuar, Morrigan hablo, y lo hizo con la ira ardiendo en su interior.
«Si… tu ira es justa… buena…», susurro una voz en su cabeza.
– Hoy no solo rezo por Myrna, o por su madre. Rezo por todos aquellos que han sufrido por su muerte. Todos los que se han entristecido por la injusticia de la situacion -dijo Morrigan, hablando apasionadamente. Para ella, las palabras tenian mas que un doble sentido. Tenian profundidad y diferentes significados, diferentes niveles de tristeza, dolor y perdida-. Ayudanos a encontrar la felicidad en la pena, significado en lo injusto, luz en la oscuridad. Y tal vez podamos ser parte de esa luz en la oscuridad.
La ira que habia estado dentro de ella durante tantos anos siguio ardiendo. Morrigan abrio los ojos y movio las manos ante si como si estuviera arrojando todas aquellas emociones al Cristal Sagrado.
– ?Escuchadme, espiritus de los cristales! ?Que se haga la luz!
Y no solo obtuvo la respuesta del cristal de selenita. Todo Usgaran resplandecio con una luz gloriosa.
Morrigan alzo los brazos, deleitandose con la pasion y el poder que vibraban dentro y fuera de ella.
«?Eso es! ?Reclama tu poder! ?Reclama tu destino!».
– Reclamo lo que es mio. Soy la Suma Sacerdotisa y es mi luz la que brilla para todos los que han sido heridos o tratados con injusticia.
«Ya no soy una intrusa, ni una huerfana», anadio silenciosamente para responder a la voz de su mente.
En cuanto lady Morrigan entro a Usgaran, Kegan sintio el repiqueteo de impaciencia de los cristales. La vio aproximarse al Cristal Sagrado y se quedo sorprendido, y tambien inquieto, por el modo en que ella lo habia escrutado. Cuando finalmente, comenzo el ritual, la voz de lady Morrigan era muy apasionada, como si estuviera devastada por la muerte de lady Myrna. Se habia emocionado tanto que, durante un momento, no habia podido continuar, y habia parecido que Birkita habia tenido que sustituirla y completar las plegarias por ella.
Entonces, lady Morrigan habia empezado a hablar de nuevo, pero con un tono completamente distinto. Su voz estaba llena de ira y tenia una intensidad que estaba mas relacionada con una batalla que con un funeral, y cuando abrio los ojos y les ordeno a los cristales que se encendieran, lo hizo con una fiereza que encendia la pasion, la ira y la necesidad, no el lamento y la perdida.
Y los cristales no fueron lo unico que se encendio; lady Morrigan tambien brillo. La habitacion estaba nebulosa por el humo que desprendian las dulces hierbas del ritual, y la luz de los cristales atrapaba el vapor y le daba a todo un aspecto misterioso, como submarino. Lady Morrigan estaba en el centro de aquel reino de agua, como una diosa magnifica banada en luz. El poder vibraba a su alrededor y le alzaba el pelo con su fuerza elemental. A Kegan se le escapo el aire de los pulmones mientras, hipnotizado, la veia reclamar su destino. El Sumo Chaman que habia en su espiritu respondio inmediatamente a la Suma Sacerdotisa. Lady Morrigan no era lady Myrna, claramente. La hija de lady Rhea era bella e inteligente, dulce, amada por sus padres y satisfecha aunque su destino no fuera el de servir a la diosa.
La mujer que resplandecia ante el hacia que lady Myrna pareciera una copia incompleta del original. Y lo llamaba como si su luz fuera una llama de guia, haciendo que la atraccion que habia sentido por la hija de la Elegida de Epona pareciera debil e insustancial.
Entonces, Morrigan grito:
– ?Ave, Adsagsona!
Las Sacerdotisas repitieron su grito, y el ritual termino. Morrigan bajo las manos y se aparto el pelo de la cara. Su cuerpo habia perdido la mayoria de la luz. Kegan tuvo la sensacion de que estaba ligeramente aturdida. Estaba alli, mirando fijamente la piedra, mientras las Sacerdotisas apagaban las guirnaldas de hierbas aromaticas y comenzaban a salir de Usgaran lanzandole a la Suma Sacerdotisa miradas furtivas, casi de miedo.
– Increible -dijo Kai suavemente, mirando a Morrigan-. ?Habias visto alguna vez algo asi?
– No. Nadie habia visto semejante poder durante mas de tres generaciones.
– ?Que quieres decir?
– Que es una Portadora de la Luz. Eso significa que sus poderes son tan vastos como los mios. O mas, quiza -explico Kegan.
– ?Es tan poderosa? ?De veras?
– Si.
– Entonces, ?su poder podria rivalizar con el de la propia Elegida de Epona?
La pregunta de Kai hizo que Kegan se diera cuenta de algo que lo dejo helado.
– ?Kegan? ?Que te ocurre?
– Es solo que nunca habia pensado en lo que puede significar para Partholon tener otra Suma Sacerdotisa cuyos poderes rivalicen con los de la Elegida de Epona.
– Pero ahora estas pensando en ello.
– Si. Ahora si, igual que tu.
Kegan miro a Morrigan. Birkita estaba hablando con ella. Kegan no oia lo que le estaba diciendo la anciana, pero le hablaba con una intensidad controlada, con el ceno fruncido y una expresion de inquietud. Kegan se pregunto que era lo que ocurria. El ritual de oracion de lady Morrigan habia sido poco comun, desde luego, pero ella era una Portadora de la Luz. Se sabia que eran mujeres de grandes dones, apasionadas, que dictaban sus propias normas. Birkita era una Suma Sacerdotisa muy culta y competente. Tenia que saber que las Portadoras de la Luz seguian su propio camino.
En aquel momento, Morrigan exploto de ira y alzo la voz.
– ?Necesito salir a tomar el aire! -exclamo, e hizo un gesto brusco con la mano para interrumpir las palabras de Birkita-. No. No quiero oir nada mas.
Entonces, la Portadora de la Luz lo miro. Kegan se sintio como si lo hubieran marcado a fuego. No habia otra cosa en el mundo, salvo ella. Sus pensamientos, sus deseos, su vision, todo estaba concentrado en ella. Sin poder contenerse, se acerco a la Suma Sacerdotisa rapidamente.
– Por favor, permitidme que os acompane a la superficie -dijo con una reverencia formal.
Morrigan titubeo durante un instante, y despues le puso la mano en el brazo que el le habia tendido.
– Muy bien. Necesito salir de aqui un rato.
– Vuestros deseos son ordenes para mi, lady Morrigan -dijo Kegan. Despues, llamo a una de las Sacerdotisas que todavia estaba en Usgaran-. Por favor, que envien una cesta con comida y vino a la superficie. Vuestra Portadora de la Luz necesita distraerse despues del ritual.
– Si, mi senor -dijo la muchacha, y se apresuro a cumplir su orden.
Kegan acompano a Morrigan hacia la salida de Usgaran. Hasta mucho despues de haberse marchado, sintio la mirada pensativa de Kai sobre el.
Capitulo 12