su madre.
Kegan asintio pensativamente, dio otro bocado a su comida y, despues, dijo:
– Tu te pareces a ella.
– ?Me parezco a Myrna?
– Si, bueno, y a lady Rhea tambien. Lady Myrna se parecia mucho a su madre.
– ?En el color de los ojos, o algo asi? -pregunto Morrigan, queriendo aparentar indiferencia.
– En todo. Lady Myrna y tu pareceis gemelas. Es como si hubierais nacido del mismo vientre.
– Eso es imposible. Mi madre murio al darme a luz.
– Lo siento.
– Gracias. De todos modos, algunas veces la gente se parece.
– Pero no tanto. Salvo por la diferencia que produce en ti el hecho de que seas Portadora de la Luz, lady Myrna y tu sois identicas.
Morrigan fruncio el ceno.
– ?A que te refieres?
– Supongo que eres consciente de los cambios que tienes cuando te llenan los espiritus de los cristales -dijo Kegan, y le acaricio el brazo con la yema del dedo-. Lo que le sucede a tu cuerpo, como brillas, ardes y chisporroteas de pasion y poder -anadio, y sonrio lenta y sabiamente al notar que Morrigan se estremecia-. Lady Myrna nunca tuvo semejante poder.
Morrigan aparto el brazo y tuvo que contenerse para no frotar el lugar donde el la habia acariciado.
– Pues ahi lo tienes. Myrna y yo no nos parecemos tanto. Es una coincidencia alucinante.
– Alucinante… -dijo Kegan, y respondio-. Eso me recuerda que me debes algunas palabras de Oklahoma.
Morrigan se alegro de poder cambiar de tema.
– No se si puedo confiar en que las uses correctamente. Ya sabes, las palabras son armas poderosas.
– Pero debes recordar que soy Sumo Chaman ademas de guerrero. Estoy formado para blandir espadas y palabras.
– Esta bien. Tal vez si eres bueno, esta noche te ensene a decir «hola» al estilo de Oklahoma.
El centauro se inclino hacia ella y le tomo la mano, y perezosamente, comenzo a acariciarla con el pulgar.
– Te aseguro, Morrigan, que soy muy bueno.
Kegan se estaba llevando el dorso de su mano a los labios, y Morrigan estaba intentando dar con una respuesta ingeniosa y sexy, cuando
– ?Brina! ?Que te pasa? -pregunto Morrigan-. Ven aqui y portate bien.
Extendio la mano hacia el felino, y Brina se acerco a ella sin apartar su mirada fulminante de Kegan.
– Vamos, calmate -le dijo Morrigan mientras la acariciaba. El lince se apoyo en ella, pero no dejo de mirar a Kegan-. El no me estaba haciendo dano. Solo me iba a besar la mano -le explico Morrigan. Despues miro a Kegan-. Disculpa.
– Es bueno que sea tan protectora con su ama.
– Lo que esta claro es que sabe como dar al traste con un momento especial -respondio Morrigan con un suspiro. Despues de acariciar a
Una de aquellas cosas era pedirle perdon a Birkita. Morrigan estaba empezando a sentirse muy mal por su comportamiento con ella despues del ritual. Tal vez Birkita no supiera tanto como Kegan sobre las Portadoras de la Luz. Tal vez no sabia que Morrigan debia hacer las cosas a su modo, recorrer su propio camino. Morrigan no deberia haberse enfadado tanto. En realidad, Birkita no le habia dicho nada malo.
– ?Crees que esa gata dejara que te tome del brazo? -pregunto Kegan.
Morrigan se avergonzo un poco al darse cuenta de que Kegan la habia estado observando mientras ella permanecia inmovil, mirando pensativamente hacia el horizonte.
– Disculpa -dijo rapidamente.
– No te preocupes. Parece que estabas pensando en algo importante.
Comenzaron a descender hacia la entrada de la cueva, y ella le explico:
– Pues si. Estaba pensando en Birkita. Creo que he herido sus sentimientos, asi que tengo que pedirle disculpas. Yo no deberia haberme enfadado tanto con ella.
– Una Suma Sacerdotisa sabia se da cuenta de cuando debe pedir disculpas.
– Una Suma Sacerdotisa sabia no hace cosas por las que luego tenga que disculparse -dijo Morrigan.
A los pocos minutos llegaron a la cueva. Morrigan se sorprendio al ver que todo el mundo estaba muy ocupado. Llevaban cestas de comida y otras provisiones de un lado para otro, por un camino que parecia muy concurrido. Morrigan se dio cuenta de que recibia miradas de curiosidad. De repente, se sintio nerviosa por ir agarrada del brazo de Kegan; se solto de el y dio un paso atras.
– Muchas gracias por haberme acompanado a comer -dijo.
No parecio que a Kegan le molestara su torpe retirada. Sonrio, y dijo formalmente:
– Seria un gran placer que me permitieras acompanarte esta noche a las Salinas.
– Si, si, claro -dijo ella rapidamente, y se pregunto por que habia perdido toda la seguridad en si misma de repente.
Kegan se inclino con galanteria, con una actitud suave, confiada, todo lo contrario a la de ella.
– Avisame cuando estes lista. Y acuerdate de que tus deseos son ordenes para mi.
– Muy bien. Entonces, nos veremos esta noche.
Morrigan hizo una pequena reverencia, apresuradamente, y despues salio corriendo hacia Usgaran, antes de que el pudiera ver lo ruborizada que estaba.
Capitulo 14
– Entonces, ?me perdonas? -le pregunto Morrigan a Birkita por segunda vez.
La habia encontrado exactamente donde creia que iba a encontrarla, en Usgaran, y la habia llevado aparte para poder hablar con ella en privado.
– Por supuesto, mi senora.
– Pero si me estas llamando «mi senora» otra vez, con ese tono…
Birkita sonrio ligeramente.
– Solo estoy demostrandoos el respeto adecuado.
– Todavia estas dolida. Conozco ese tono. Mi abuela y tu lo compartis.
Birkita le acaricio la mejilla a Morrigan.
– Aqui esta la muchacha a la que estoy conociendo y queriendo cada vez mas. Y tambien el motivo por el que me he preocupado tanto durante el ritual.
Morrigan se puso tensa, y Birkita bajo la mano.
– Esta soy yo. Pero aquella tambien. Las dos.
Birkita no vacilo bajo la mirada de Morrigan.
– Tienes que estar muy segura de eso, nina. Conocete bien, para que puedas reconocer la influencia de otros.
– Birkita -dijo Morrigan, intentando contener su irritacion-. Tu nunca has oido las voces de los espiritus de los cristales. Y me has dicho que no ha habido una Portadora de la Luz en el Reino de los Sidethas desde hace mas de tres generaciones, asi que nadie se ha visto ahito, desde hace mucho tiempo, de espiritus de cristales. Es algo increible.
– Si, estoy segura de que si, pero…
– Kegan me ha dicho que, historicamente, las Portadoras de la Luz han seguido su propio camino y han tenido