– Querias a ese hombre.

Ella se ruborizo.

– No, no lo queria. No lo conocia tan bien como para eso.

– Pero estabas conectada a el.

– Probablemente, tanto como tu estabas conectado a Myrna.

Kegan solto un resoplido.

Morrigan arqueo las cejas.

– Oh, asi que habia mas de lo que has admitido entre Myrna y tu.

– No estamos hablando de lady Myrna. Estamos hablando de Kyle.

– Mira, creo que los dos estamos mas que un poco celosos.

Kegan gruno, como si estuviera dispuesto a admitirlo.

– Pero las relaciones con Myrna y Kyle no son lo que me inquieta. Lo que me asusta es el hecho de que murieran los dos el mismo dia.

Kegan se quedo helado.

– ?Kyle esta muerto?

– Murio el mismo dia que Myrna -repitio Morrigan, y el noto que estaba temblando-. Ese tambien fue el dia en que Adsagsona me trajo desde Oklahoma al Reino de los Sidethas.

Kegan se sentia completamente aturdido. ?Que estaba ocurriendo alli? Entonces, como si de veras estuviera en mitad de un sueno, oyo una voz desesperada.

– ?Morrigan! ?Kegan!

Morrigan salio del abrazo de Kegan.

– ?Birkita?

La anciana Sacerdotisa se acercaba apresuradamente a la pequena colina. Corriendo llego hasta ellos, con la respiracion entrecortada, temblando tanto que Morrigan tuvo que sujetarla para que no se cayera.

– Birkita, ?que ocurre? -pregunto Morrigan.

– Kai…

– ?Kai! ?Que ha pasado? -pregunto Kegan.

– Ha tenido un accidente -dijo Birkita-. Debes venir corriendo, Kegan. Creo que se esta muriendo.

Capitulo 19

– ?Estas seguro de que puedes llevarnos a las dos? -pregunto Morrigan mientras Kegan colocaba a Birkita a su espalda, detras de ella.

– Por supuesto. Ni siquiera las dos a la vez sois demasiado pesadas para mi. Agarraos fuerte. Voy a cabalgar con rapidez.

Kegan le apreto la mano antes de bajar de la loma, y despues comenzo a correr a tal velocidad que Morrigan no pudo hacerle mas preguntas a Birkita. Birkita habia dicho muy pocas cosas; en realidad, no habia podido informarlos de nada, porque no habia tenido tiempo de recuperar el aliento antes de que se pusieran en marcha. Kegan las habia subido a su lomo en cuanto habia percibido la gravedad de la situacion. Morrigan se aferro a su torso e intento, sin exito, no sentirse como si la persiguiera una nube negra de muerte.

Kegan se detuvo junto a la entrada de las Cuevas. Alli los esperaba Perth, lo cual, para Morrigan, no fue una buena senal.

– Explicame lo que ha ocurrido -le dijo Kegan mientras bajaba a Birkita de su espalda. Cuando Perth abrio la boca para contarselo, Kegan dijo-: Habla mientras nos conduces hasta el.

Morrigan observo al centauro con atencion mientras pasaba el brazo alrededor de la cintura de Birkita para darle apoyo a la anciana mientras seguian a Perth. Habia visto a Kegan en actitud de flirteo, bromista, romantico y sexy. Aquella era la primera vez que veia otra faceta suya, una faceta que se hacia cargo del mando con facilidad, con un liderazgo calmado en un momento de crisis.

Perth comenzo a explicar el accidente que habia sufrido Kai mientras recorrian los tuneles rapidamente.

– Han encontrado al Maestro de la Piedra en la sala del onice. Debia de trepar para extraer una pieza de la piedra, y cayo. Esta casi inconsciente, pero no permite que nadie lo mueva hasta que haya hablado con vos.

– La sala de onice. Esta cerca de donde yo lo he visto hoy -dijo Morrigan.

– ?Has estado con Kai hoy? -pregunto Kegan.

– Si, cuando estaba explorando las Cuevas. Estaba en la sala del marmol, con la piedra que tu tienes que tallar para la escultura de la tumba de Myrna.

– Entonces, encontro la piedra.

– Si, y estaba bien cuando yo lo deje.

Kegan la miro con extraneza.

– Por supuesto que si -dijo. Despues se volvio de nuevo hacia Perth-. ?Que heridas tiene?

– Se ha golpeado la cabeza y tiene la pierna rota. Pero una de las piedras de onice lo ha destripado.

– ?Sobrevivira? -pregunto Kegan.

– Creo que su insistencia en que nadie lo mueva hasta que tu estes alli responde esa pregunta.

Morrigan vio que a Kegan se le tensaba la mandibula.

– ?Mas deprisa! -ordeno, y Perth y el echaron a correr.

Birkita no podia seguir su ritmo, asi que Morrigan se quedo atras para acompanar a la Sacerdotisa. Tenia un nudo frio en el estomago, pero intento expresar con palabras el miedo sin nombre que la atenazaba.

– Birkita, ?a que se referia Perth cuando ha dicho que el hecho de que Kai llamara a Kegan respondia a la pregunta de si iba a sobrevivir o no?

Birkita hablo entre jadeos.

– Kegan puede ayudar a Kai a pasar al Otro Mundo.

Morrigan queria hacerle mas preguntas a Birkita, pero ya habian llegado a la entrada de la sala de onice. Birkita precedio a Morrigan hacia el interior, que estaba atestado de gente. Todo el mundo se habia arremolinado alrededor de la pared que tenia las piedras mas grandes y mas afiladas de todas. Morrigan tomo de la mano a Birkita y las dos juntas se aproximaron al grupo.

Morrigan estaba respirando profundamente para mantener la calma, cuando el olor la asalto. Era el olor espeso y metalico de la sangre fresca, mezclado con otro repugnante, como de diarrea. Morrigan, entre nauseas, comenzo a respirar por la boca, mientras intentaba atisbar a Kai por encima de las cabezas de la gente. Se dio cuenta de que habia unos picos de onice que estaban humedos, y sintio el sabor de la bilis. Si no hubiera estado agarrada a la mano de Birkita, habria salido corriendo de la sala.

«Valor… el Maestro de la Piedra ha encontrado su destino, simplemente…». Aquellas palabras resonaron en su mente casi al mismo tiempo que Birkita le susurraba:

– Animo, hija.

Morrigan aparto la mirada de las piedras manchadas de sangre, y la primera persona a la que vio realmente fue Shayla. La Senora de los Sidethas estaba inmovil, con la espalda pegada a la pared de onice, con las mejillas llenas de lagrimas mientras miraba al hombre que yacia a sus pies. Morrigan sintio pena por ella. Shayla estaba devastada. Tal vez amara de verdad a Kai. Entonces, vio a Kegan. Estaba de rodillas, inclinado sobre Kai, y a su lado habia una mujer que a Morrigan le resultaba vagamente familiar. Debia de ser la Sanadora de los Sidethas. Junto a ellos habia dos mujeres mas jovenes que le entregaban los instrumentos y las vendas cuando la doctora se los pedia. Por fin, Morrigan permitio que su mirada descendiera mas.

Kai estaba tendido boca arriba, con la cabeza vendada y el cuerpo cubierto con una manta. Tanto la venda de la cabeza como la manta estaban manchadas de sangre, y Kai estaba palido. Lo que era peor, estaba de color grisaceo y tenia los labios abiertos. Respiraba entrecortadamente, y sus ojos estaban cerrados.

Morrigan observo que Kegan lo tomaba de la mano. El centauro inclino la cabeza sobre el Maestro de la Piedra y comenzo a pronunciar unas palabras que parecian el mismo lenguaje que habia usado para invocar el Cambio. Entonces, Kai abrio de repente los ojos. Morrigan se asombro al oir que su voz tenia un sonido normal.

– Todavia no. Todavia no, amigo mio.

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