verdad estaban hechos el uno para el otro, entonces el seria el amor en el que iba a confiar. Era un Sumo Chaman, y podria darle un buen consejo sobre lo que estaba ocurriendo.
La lealtad estaba representada por Birkita. Como la abuela, Birkita era completamente leal, aunque aquello no fuera siempre algo bueno. Morrigan se prometio a si misma que, si Birkita todavia queria tener algo que ver con ella, dejaria de enfadarse cuando la Sacerdotisa le dijera algo que no queria escuchar. Escucharia a Birkita. Elegiria la lealtad por encima de la ira. Y elegiria el amor por encima del miedo. Si ellos dos se lo permitian.
Morrigan penso en el honor. Si las otras dos emociones estaban simbolizadas por dos personas, entonces seria logico pensar que el honor tambien lo estaba. Bueno, el abuelo no estaba alli, asi que el no podia llenar aquel hueco. Desafortunadamente, Morrigan penso en Kai. Hasta que la habia tocado y habia empezado a decir cosas horribles sobre ella, Morrigan habria pensado que el representaba el honor. Estupendo. ?Y si era el, y ahora estaba muerto?
Morrigan escondio la cara contra el costado de
Miedo… no. Iba a elegir el amor, no el miedo. Se concentro en Kegan, pero no penso en la ultima vez que lo habia visto, arrodillado junto a Kai, y mirandola con los ojos muy abiertos y una expresion indescifrable. Penso en como lo habia visto cuando hacian el amor, y en lo nervioso y vulnerable que estaba. Morrigan habia tenido la impresion de que estaba muy enamorado. Distraidamente, paso el brazo por encima de la cabeza y poso la mano en la pared de la cueva. Con todas las cosas que habian ocurrido desde aquel momento, ni siquiera habia tenido ocasion de pensar en Kegan, ni tampoco en el sexo.
?Ya no era virgen! Y todo habia sido… Morrigan suspiro. Kegan habia estado asombroso. Ojala estuviera con ella en aquel momento, y que no hubiera ocurrido aquel accidente espantoso. Queria verlo, estar a su lado, que el le asegurara que todo lo que le habia dicho era cierto. Que de verdad estaban hechos el uno para el otro.
«El Maestro Escultor esta en su aposento».
Las palabras le llegaron de los cristales, a traves de los dedos, y entraron en su alma. Morrigan parpadeo de la sorpresa, y se incorporo bruscamente. Apreto las manos con firmeza en la pared y pregunto:
– ?Podeis guiarme hasta Kegan?
«?Si, Portadora de la Luz!».
Con un cosquilleo de nerviosismo en el estomago, ella dijo:
– Entonces, llevadme a verlo, por favor.
Capitulo 20
Era tarde y, afortunadamente, Morrigan se encontro con pocas personas mientras los cristales la guiaban por el laberinto de tuneles. No supo si la miraban, ni como lo hacian; mantuvo los ojos fijos en las paredes de la cueva. Llego hasta la parte de las cuevas que estaba reservada para los huespedes, moviendose rapida y silenciosamente hasta que el hilo de luz de los cristales termino, junto a una gruesa cortina de cuero que tapaba una puerta arqueada. Morrigan vacilo. Ahora que estaba alli, no sabia que hacer. Y tenia un nudo en el estomago.
Hubiera sido mejor si hubiera podido tocar la puerta, o llamar al timbre. Y mucho mejor todavia si hubiera podido enviarle un mensaje a traves del movil. Sin embargo, ninguna de aquellas dos cosas era posible. Tendria que llamarlo, decir algo. ?Y si el le gritaba y le decia que se fuera? Eso seria horrible. Bueno, lo unico que podia hacer era entrar. Morrigan aparto la cortina y asomo la cabeza por la puerta.
Solo habia un brasero encendido en toda la camara, y la unica columna de marmol en bruto que se erguia con imponencia en mitad del espacio absorbia su luz, de manera que su superficie parecia luminosa. Morrigan reconocio aquel marmol al instante; era la piedra que Kai habia seleccionado para la tumba de Myrna.
Kegan estaba de espaldas a ella y de frente al marmol. Tenia las manos apoyadas en la piedra, y la cabeza inclinada, y los hombros hundidos, como si estuviera soportando un gran peso. Morrigan entro silenciosamente en la habitacion, sin saber si debia carraspear o tan solo pronunciar su nombre.
– Se que estas ahi -dijo Kegan, sin mirarla. Su voz sono ahogada, ronca.
Morrigan dio un respingo.
– No queria espiarte, ni nada. Es que… No sabia si querrias verme, asi que he entrado porque no queria oirte diciendo que me fuera.
Kegan se irguio. Lentamente, aparto las manos del marmol y se volvio hacia ella. Morrigan se dio cuenta enseguida de que habia llorado, y automaticamente se dirigio hacia el con una mano extendida. Sin embargo, como no era capaz de descifrar la expresion de su rostro, se detuvo antes de tocarlo y bajo el brazo.
– ?Acaso no has creido nada de lo que te he dicho hoy?
Las palabras de Kegan le dieron un poco de esperanza, pero su expresion era tan remota que ella no sabia si tocarlo.
– Creo que entonces lo decias de verdad, pero despues de todo lo que ha pasado, no se si sigues pensando lo mismo.
– Kai ha muerto.
Aquellas palabras oprimieron a Morrigan como si tuvieran peso de verdad.
– Lo siento muchisimo, Kegan.
– ?Sabes por que estaba llorando?
– Porque estas muy triste por Kai… -dijo ella, y despues miro la columna de marmol-. Y tambien por Myrna.
– Estaba llorando porque, cuando he tocado el marmol y he visto la imagen de lady Myrna en su interior, me ha recordado a ti, y no podia soportar que hubieras huido de mi.
– Yo no he huido de ti. He huido de lo que Kai estaba diciendo sobre mi.
– Tendrias que haberte quedado. Podriamos haberlo soportado juntos.
– ?Pero tu no piensas que soy mala? -pregunto Morrigan, temblando.
– Por supuesto que no -respondio el con enfado-. ?Como puedes pensar que yo creo eso?
– ?Y lo que dijo Kai?
– A lo mejor deberias contarme lo que ocurrio entre vosotros dos hoy.
Morrigan miro a Kegan a los ojos, y tomo una decision: confiaria en el amor.
– Creo que lo que tengo que hacer es contartelo todo, y asi, a lo mejor, podras ayudarme a entender lo que nos paso a Kai y a mi hoy.
– Primero ven aqui, mi amor. Si no te acaricio pronto, me voy a volver loco.
Con un sollozo, Morrigan se lanzo a sus brazos, y se vio envuelta en su calor y su olor. Amarlo no arreglaba las cosas, no cambiaba las cosas. Se estrecho contra el para protegerse en su solidez. Y, por primera vez, empezo a creer de verdad que estaban hechos el uno para el otro. Kegan le beso la cabeza, y ella sintio su respiracion calida en la piel cuando el empezo a hablar.
– Si la diosa nos hizo el uno para el otro, eso significa que uno de los dos no puede salir corriendo cada vez que las cosas se pongan dificiles.
– Bueno, el hecho de que yo este llena de oscuridad no es precisamente lo mismo que el sindrome premenstrual.
– ?El sindrome premenstrual?
Morrigan se echo a reir contra su pecho.
– No importa. Digamos que el mal absoluto y el mal humor no son exactamente lo mismo.
– Tu no estas llena de oscuridad, y yo ya se que puedes ser muy grunona.
Morrigan alzo la cabeza para poder verlo.
– No soy grunona, ?y como sabes que no estoy llena de oscuridad?
Kegan le tomo la cara entre las manos.
– Estas llena de luz, Morrigan, no de oscuridad.
Morrigan lo miro a los ojos. Queria creer lo que el le decia. Y tal vez pudiera creerlo, pero solo despues de que Kegan supiera toda la verdad.
– Necesito que nos sentemos, y te contare toda la verdad sobre mi. Toda.