– No, yo… -comenzo a decir Morrigan.

– ?No!

Shayla entro en la sala gritando, rodeo a Kegan y se acerco a las dos mujeres. Hablo con Birkita sin mirar a Morrigan.

– Ella no va a presidir el funeral de Kai. Ni siquiera asistira. Su presencia seria un insulto para el alma del Maestro de la Piedra.

Birkita palidecio, y todo el mundo comenzo a murmurar con inquietud.

– Deberiamos mantener esta conversacion en privado.

– No. Esta conversacion debe ser publica -dijo Morrigan con firmeza. Sin embargo, titubeo al ver a la Senora de los Sidethas. Shayla tenia los ojos hinchados y enrojecidos, el pelo enmaranado y el vestido lleno de manchas-. En realidad, estoy de acuerdo con Shayla. Yo no debo celebrar el funeral de Kai. Debes hacerlo tu, Birkita.

– No, Morrigan. Tu eres la Suma Sacerdotisa de los Sidetha. Ahora, esa es tu obligacion -dijo Birkita-. La unica alternativa seria que la presidiera Kegan. Dado que es un Sumo Chaman, y era amigo de Kai, eso si seria aceptable.

– ?El funeral de Kai se celebrara segun los ritos de los Sidethas! Este era el segundo hogar del Maestro de la Piedra. Su pira se preparara conforme a nuestras tradiciones, y lo honraremos como a uno de los nuestros - Shayla termino de hablar con un sollozo, y Morrigan sintio verdadera pena por ella, hasta que la Senora de los Sidethas anadio con desprecio-: Pero ella no estara presente.

«?Nadie deberia hablarte asi!».

Morrigan intento hacer caso omiso de la voz que oia en su mente, pero su ira no le permitio callar.

– ?Donde esta tu marido, Shayla? ?No deberia estar contigo en un momento tan triste?

Shayla retrocedio como si Morrigan la hubiera abofeteado, y entorno los ojos. Abrio la boca para arrojar mas veneno, pero Morrigan le dio la espalda y se dirigio a Birkita.

– El motivo por el que tienes que dirigir tu la ceremonia es que todavia eres la Suma Sacerdotisa de los Sidethas -le dijo. Al oir aquello, todo el mundo quedo en silencio. Cuando Morrigan continuo hablando, todos estaban escuchandola con atencion-. He estado hablando con Kegan sobre esto y, bueno, sabes que en Oklahoma las cosas son distintas a como se hacen aqui, ?verdad?

– Si, tu y yo ya hemos hablado de eso.

– Pero no te habia contado que nunca tuve una ceremonia de ascension.

Birkita pestaneo.

– ?No te has puesto formalmente al servicio de Adsagsona?

– No, nunca. Asi que en realidad, todavia no soy Suma Sacerdotisa.

Birkita fruncio el ceno con desconcierto.

– Pero eres Portadora de la Luz, y esa es una posicion mucho mas poderosa que la de Suma Sacerdotisa.

– Lo cual no significa que Morrigan sea tambien Suma Sacerdotisa -intervino Kegan-. Es cierto que ser Portadora de la Luz es un gran don. Y tambien que la Sacerdotisa que tiene un poder asi, concedido por una divinidad, se convierte por derecho en Suma Sacerdotisa para servir a su dios o a su diosa. Sin embargo, Morrigan ha venido de un lugar donde el orden natural de las cosas es distinto.

– Eso quiere decir que no tiene derecho a ser la Suma Sacerdotisa -dijo Shayla.

– Como Sumo Chaman puedo asegurarle, Senora, que no quiere decir eso -respondio Kegan con frialdad.

Morrigan ninguneo a Shayla y siguio hablando con Birkita.

– Lo que quiere decir es que tengo que ir despacio. Comenzar por el principio y aprender como se hacen las cosas aqui, para ganarme el derecho a ser Suma Sacerdotisa de Adsagsona. Y tu seras mi profesora.

Morrigan se sintio gratificada al oir que las Sacerdotisas de la sala murmuraban con aprobacion.

– ?Prohibo que os convirtais en Suma Sacerdotisa! -grito Shayla.

Morrigan se volvio hacia ella.

– Tu no eres Adsagsona. Se que te has estado comportando como si fueras una diosa, pero el hecho de representar ese papel no te convierte en diosa. Yo lo se bien, porque he estado representando el papel de Suma Sacerdotisa cuando todavia no me he ganado ese derecho. Pero te prometo que sera la diosa quien decida como y cuando recibo ese titulo. No tu. Shayla, entiende esto de una vez por todas: tu estas a cargo del trabajo cotidiano del Reino de los Sidethas, no a cargo de los espiritus de la gente de tu pueblo.

– ?No me hableis en ese tono!

Morrigan se puso furiosa. Con un gesto automatico, elevo un brazo.

– ?Luz! -ordeno.

De su mano alzada irradio una llama blanca hacia el techo de Usgaran, donde fue absorbida, y entonces, todos los cristales de selenita de la camara, incluido el Cristal Sagrado, se encendieron con un resplandor poderoso. Aquel poder tambien encendio a Morrigan, calento su sangre e hizo brillar su cuerpo. Se acerco a Shayla, con el cuerpo vibrante de fuerza, y dijo:

– Te hablare como quiera si sigues entrometiendote en los asuntos de la diosa. Los tiempos cambian, y sera mejor que no te interpongas en mi camino o pasare por encima de ti.

– Morrigan, ya es suficiente.

La voz de Kegan atraveso el muro de calor y furia que la rodeaba. Morrigan se aparto de Shayla. Y, extranamente, la Senora de los Sidethas no parecia muy afectada por la amenaza de Morrigan. En vez de eso, sonreia.

– Gracias por la advertencia, Portadora de la Luz. La tendre en cuenta.

Shayla se atuso el pelo enmaranado, se dio la vuelta y salio majestuosamente de la camara.

– La ira no es el camino, hija -dijo Birkita.

Morrigan miro a la fragil Suma Sacerdotisa, cuyos ojos estaban llenos de sabiduria y compasion, y supo que Birkita tenia razon. Tal y como le habia dicho Rhiannon, la furia era destructiva y no iba a conducirla por el buen camino. Morrigan hizo un gran esfuerzo y ordeno al calor de su cuerpo que volviera a los cristales a los que pertenecia. Despues, sonrio a Birkita con cansancio.

– Supongo que es una de las lecciones que vas a tener que ensenarme.

– Alguien debera hacerlo -anadio Kegan.

Morrigan se echo a reir inesperadamente, y el calor que todavia permanecia en su cuerpo se enfrio. Ella se sintio un poco tonta, en mitad de la sala, con todo el mundo mirandola.

Carraspeo y dijo:

– Bueno, entonces, ?queda decidido que tu presidiras el funeral de Kai?

– Si -dijo Birkita-. Y tambien que, cuando terminemos con los funerales, te prepararas para la ceremonia de ascension y el comienzo de tu servicio formal a la diosa.

– Muy bien -respondio Morrigan con una sonrisa.

– Y hay otra ceremonia mas para la que debemos prepararnos -dijo Kegan.

Morrigan y Birkita miraron al centauro.

Kegan sonrio a Morrigan.

– Tal vez no. Quiza haya hablado demasiado pronto.

Entonces, hizo algo que dejo perpleja a Morrigan y a todos los presentes. La tomo de la mano, se inclino con solemnidad ante ella y se poso la mano sobre el corazon.

– Morrigan, en este dia proclamo mi amor por ti ante tu diosa, la Suma Sacerdotisa y tu gente. Te pido que me concedas el honor de casarte conmigo. Que seas mi companera para toda la vida, y si la diosa lo permite, durante toda la eternidad. ?Quieres casarte conmigo, Morrigan, Portadora de la Luz de los Sidethas?

Morrigan penso que se le iba a escapar el corazon del pecho. Miro a Kegan a los ojos y vio en ellos un futuro de amor y felicidad. Tambien vio que, con el, nunca volveria a ser una intrusa en ningun sitio. Vio al companero de su alma.

– Si, Kegan.

Con un grito de alegria, Kegan la tomo en brazos y la beso.

La risa de Birkita se mezclo con los vitores de las Sacerdotisas.

– Y asi debe ser -dijo Birkita-. La vida equilibrando la muerte. La alegria iluminando la oscuridad de la

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