tristeza.

Morrigan cerro los ojos, beso a Kegan y deseo que aquel momento nunca terminara.

Capitulo 22

– A Kai le gustaria este lugar -dijo Kegan-. Adoraba las texturas y los colores diferentes. Se que las Salinas le parecian un paisaje muy bello. Su espiritu estara satisfecho.

– Eso espero -dijo Morrigan, que estaba a su lado.

Se encontraban en la pequena colina donde habian hecho el amor por primera vez, la que dominaba las Salinas. La pira de Kai se habia construido sobre ella, y estaba formada por numerosas ramas empapadas con savia de alabastro. Solo faltaban en ella el cuerpo de Kai y una cerilla.

– Entonces, ?todo va a salir bien?

– ?Todo? ?A que te refieres, mi amor?

– Me resulta raro celebrar su funeral sin… Ya sabes, ella.

A Morrigan le costaba llamar Rhiannon, a Shannon, asi que se habia acostumbrado a evitar su nombre.

– Birkita y yo hemos decidido que seria una crueldad enviarle un mensaje a lady Rhea diciendole que su amado Maestro de la Piedra ha muerto, cuando esta sumida en la tristeza por la perdida de su hija. Tambien hemos decidido que yo le llevare las cenizas de Kai, y la noticia de su muerte, cuando traslade las efigies para los monumentos.

– Uno para Myrna y otro para Kai.

Kegan le aparto el pelo de la cara y le beso la frente.

– Primero tu tienes que encontrar la piedra que contiene la imagen de Kai, y despues, si, yo esculpire su estatua.

– Lo se. Lo hare.

Sin embargo, Morrigan todavia no habia encontrado el valor necesario para preguntarles a los espiritus de las piedras. Intentaba convencerse de que, como solo habian pasado dos dias desde la muerte del Maestro de la Piedra, todavia tenia mucho tiempo para buscar la piedra. En el fondo de su corazon, no obstante, sabia que no era una cuestion de tiempo. Morrigan tenia miedo, aunque no entendia exactamente de que.

Los dos dias anteriores habian sido muy extranos. Las Sacerdotisas hablaban con ella. En realidad, se comportaban de un modo muy normal en su presencia. Birkita habia sido maravillosa, como siempre, aunque Morrigan sabia que no estaba durmiendo lo suficiente, y le preocupaba que la anciana estuviera cansada. Y Kegan era… Morrigan suspiro y se acurruco contra el. Kegan era increible.

Todos los demas la ignoraban, o la miraban y se ponian a cuchichear en cuanto ella se alejaba. No habia vuelto a ver a Shayla desde su enfrentamiento en Usgaran. Birkita le dijo que la Senora de los Sidethas estaba velando el cuerpo de Kai, y ungiendolo con aceites y especias todos los dias, como hubiera hecho una esposa. Morrigan se pregunto donde estaba Perth durante aquella exhibicion publica de los afectos de su esposa por otro hombre. Segun Birkita, Perth se habia adentrado en las entranas de las Cuevas poco despues de la muerte de Kai y no habia vuelto a salir de alli. Suponia que Perth apareceria de nuevo pocos dias despues del funeral de Kai y continuaria la farsa de su matrimonio como si no hubiera pasado nada. Morrigan no estaba tan segura. Le parecia evidente que Shayla habia cruzado ciertos limites de la razon. Creia que aquella mujer habia dejado de amar a su marido, y seguramente el tiempo revelaria la verdad.

– ?Morrigan?

– Disculpa, ?decias algo?

– No, no. Solo que la gente ya esta llegando.

Kegan senalo hacia el camino que llevaba a la loma. Morrigan miro hacia alli, y vio a una fila de personas que salian de la cueva y se dirigian hacia ellos.

– Ahora me colocare entre las sombras.

– Morrigan, ?que te ocurre? ?Que es lo que te tiene tan disgustada? Fue decision tuya no participar en el funeral de Kai.

– Lo se. Es solo que estoy cansada de no hacer nada.

– No has estado sin hacer nada. Has estado preparandote.

– A mi me parece como si no hubiera hecho nada -dijo Morrigan.

Kegan la siguio mientras se alejaban de la pira para colocarse bajo las ramas de unos pinos. Los arboles estaban lo suficientemente cerca como para que ella formara parte de la ceremonia sin que su presencia fuera demasiado obvia, sin llamar la atencion. Morrigan hubiera preferido no acudir al funeral, pero Birkita y Kegan estaban despidiendo a un amigo, y ella queria estar al lado de los dos.

– ?Estaras bien aqui? -le pregunto Kegan, mientras la estudiaba con atencion.

Morrigan sonrio con tirantez y agito la mano.

– Vamos, vete. Birkita y tu debeis cumplir con vuestra tarea. Hablaremos despues del funeral.

El la beso rapidamente y volvio hacia la pira para reunirse con Birkita y con las demas Sacerdotisas, que acompanaban el cuerpo de Kai.

Morrigan sintio el roce de una nariz humeda en la mano, y sonrio al ver a Brina.

– Me alegro de que hayas venido, bonita -le susurro al lince, y le acaricio la cabeza, lo cual hizo que Brina comenzara a ronronear. Mientras le rascaba las orejas al animal, Morrigan intento conservar la calma, observar y esperar.

Los Sidethas comenzaron a llenar la colina y formaron un circulo amplio alrededor de la pira funeraria, hasta que toda la loma estuvo ocupada. La multitud guardo una actitud solemne. Apenas habia murmullos, y se oian algunos sollozos. Morrigan sabia que no eran falsos; Kai habia sido muy querido entre los Sidethas.

Un nuevo movimiento capto la atencion de Morrigan. Se dio cuenta de que el cuerpo se acercaba. Birkita caminaba al comienzo de la procesion, portando una antorcha que ardia suavemente a la suave luz del anochecer. El cuerpo iba sobre una camilla que trasladaban seis mineros, flanqueados a su vez por seis Sacerdotisas. Al final de la procesion, caminando cerca de la cabeza de Kai, habia una sola mujer, y Morrigan supo que era Shayla. Iba vestida como las Sacerdotisas, con una tunica blanca sin ningun adorno, y llevaba un velo de gasa muy largo que le cubria la cara.

Mientras se acercaban a la pira, Morrigan atisbo el rostro de Shayla, y tuvo la sensacion de que era una muerta viviente. Llevaba entre las manos la espada ritual de los Sidethas. La presencia de la espada en aquel funeral significaba que los Sidethas honraban a Kai como a uno de los suyos. Era una espada maravillosa, con la figura de Adsagsona en la empunadura y con una hoja de doble filo que refulgia cuando el metal atrapaba la luz de la antorcha de Birkita.

La procesion se detuvo ante la enorme pira, cerca de Kegan, que se inclino hacia Birkita y despues hacia el cuerpo de Kai. Sin hablar, ayudo a los hombres a colocar el cuerpo sobre las ramas superiores de la pira. Las Sacerdotisas formaron un circulo a su alrededor, pero Shayla no se unio a ellas. Tampoco se unio a la multitud. Morrigan volvio a pensar que parecia enloquecida. No se habia apartado el velo de la cara, y sujetaba la espada en alto sin apartar los ojos de Kai.

Birkita puso la antorcha en un asidero dispuesto en el suelo y, acto seguido, alzo los brazos y llamo a la diosa.

– Adsagsona, apelo a ti, en las alturas -hizo una pausa y formo una uve con los dedos, y anadio-: Y abajo. Oh, diosa que concedes el descanso, te pedimos que escuches nuestras plegarias por el Maestro de la Piedra, Kai, que te sirvio con sus dones y su corazon. Hoy lo reconocemos como uno de los nuestros, y a partir de este momento lo llamaremos Sidetha. Te pedimos que ayudes a su espiritu a llegar a las bellas praderas de Epona.

Entonces, Birkita y Kegan se colocaron uno frente al otro, y ella continuo el rito.

– Kegan, Sumo Chaman y Maestro Escultor de Partholon, te llamamos para que, junto a nosotros, le des honor y amor a Kai, a quien conociste.

Kegan elevo los brazos e inclino la cabeza hacia atras, y comenzo a hablar con una voz grave y fuerte, que llego a todos los presentes en la colina.

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