para salvarme. Y despues, yo habia podido regresar a Partholon solo a traves del sacrificio de Clint Freeman, el reflejo humano de ClanFintan, y del poder de los arboles.

– Ten cuidado -dije.

– Siempre -respondio el. Despues, nos beso a Myrna y a mi-. Descansa. No tardare mucho.

Carolan y el salieron de la habitacion. Yo oi que ClanFintan les daba ordenes a los guardias para que doblaran los turnos de vigilancia en el templo, lo cual deberia haber hecho que me sintiera segura, pero solo consiguio que tuviera mas miedo. Myrna comenzo a hacer ruiditos de inquietud, y yo le susurre para reconfortarla.

– Seguramente tiene hambre, Rhea -me dijo Alanna.

Mi amiga me ayudo a colocarme el camison para que Myrna pudiera encontrar mi pecho. Cuando termine de amantar a la nina, Alanna la tomo en brazos y la coloco en una pequena cuna que habia junto a mi cama.

– Estoy asustada, Alanna.

– Epona no permitira que os ocurra nada ni a Myrna ni a ti. Tu eres su Elegida, su Amada. La diosa protege a los suyos. Ahora descansa. Estas a salvo, en el corazon de Partholon, con todos los que te quieren. No tienes nada que temer, amiga, nada que temer…

Alanna siguio con aquel murmullo y, poco a poco, el sonido dulce de su voz, unido al agotamiento de aquel parto de veinticuatro horas, fue como un somnifero para mi. Sin embargo, justo antes de dormirme, mi ultimo pensamiento fue que, si no habia ningun cuerpo en el Bosque Sagrado de Partholon, entonces debian de estar en el reflejo de aquel bosque en Oklahoma. ?Que demonios estaba ocurriendo alli?

Capitulo 4

Oklahoma

Richard Parker sabia que algo iba mal antes de que John Aguila de la Paz llegara conduciendo lentamente por el camino de su casa. Habia estado inquieto durante toda la noche. Y peor todavia, sus seis perros, cruce de sabueso y perro lobo, habian empezado a aullar justo antes del atardecer. Pese a sus reprimendas, los perros habian seguido aullando durante mas de cinco minutos.

No tenia que mirar el calendario para saber que dia era: treinta de abril. El cumpleanos de Shannon. En otro mundo, en un mundo en el que ella era la encarnacion de una diosa, y por ello, recibia adoracion y reverencia. Aquel dia iba a cumplir treinta y seis anos. Sin embargo, recordar la fecha del cumpleanos de su hija no era lo que le causaba aquella sensacion extrana, siniestra.

?Habria dado a luz Shannon aquel mismo dia? Por imposible que pareciera, a el no le sorprenderia que ella intentara hacerselo saber de algun modo. Despues de todo, toda aquella situacion era imposible.

Shannon habia aparecido de nuevo en la puerta de casa una noche, en mitad de una espantosa tormenta de nieve, asustada y desalinada. Richard habia reconocido al hombre que la acompanaba; era Clint Freeman, un ex piloto del ejercito y un heroe nacional. Despues de las explicaciones de Shannon, el no podia creer aquella historia inverosimil de que su vida habia sido intercambiada por la de Rhiannon, la encarnacion de una diosa de otro mundo, y que despues, Clint la habia llevado de vuelta a Oklahoma. Sin embargo, su hija no era ninguna mentirosa. Y la mujer que habia estado alli durante los meses anteriores se habia comportado como una bruja fria y calculadora y habia alejado a sus amigos y a su familia con su forma de actuar. Aunque fisicamente fuera igual que su hija, no se comportaba como ella.

Incluso antes de que el malvado Nuada hubiera estado a punto de matarlo en el estanque, y el hubiera sido testigo de que su hija tenia poderes realmente otorgados por la diosa Epona, le habia resultado mas facil aceptar la idea de que existia un mundo alternativo que aceptar la idea de que su hija habia sufrido un cambio total de personalidad.

El habia sabido en que momento preciso Shannon vencio a Nuada y se marcho de aquel mundo. Lo habia sabido con tanta seguridad como conocia el olor de la lluvia y la sensacion de acariciar a un caballo. Era un conocimiento innato, algo que tenia arraigado en el alma. Tambien habia sabido que Clint habia muerto para devolverla a Partholon, y aquello le habia entristecido casi tanto como la perdida de su unica hija. Por lo menos, Shannon no habia muerto. En realidad, para el era mas facil hacerse a la idea de que se habia ido a vivir a Europa, o quiza a Australia, y que algun dia podrian visitarse el uno al otro.

Richard suspiro y se paseo con inquietud de un lado a otro por el patio de su casa. Shannon tenia que marcharse. Se habia casado con el padre de su hija en aquel otro mundo. Lo queria. Y una hija necesitaba a su padre.

Aunque tambien necesitaba a su abuelo. Richard conservaba la esperanza de que Shannon pudiera comunicarse con el, aunque solo fuera brevemente, para no sentirse como si la hubiera perdido para siempre. Sonaba a menudo con ella. En sus suenos, Shannon siempre estaba feliz y rodeada de gente que la adoraba. Richard habia visto, incluso, al marido centauro de su hija. Al pensarlo, se le escapo un resoplido. Aquella fue una vision muy interesante. Tenia la impresion de que Shannon estaba detras de aquellos suenos, o tal vez fuera mas preciso decir que la diosa de Shannon, Epona, estaba tras ellos. En cualquier caso, era casi como recibir cartas suyas, y el se habia conformado con aquellas pequenas visiones durante el paso de los anos.

Sin embargo, aquella noche tenia una sensacion muy diferente. Tenia un presentimiento terrible. ?Acaso Shannon estaba intentando comunicarse con el? Cabia aquella posibilidad. Eran los dias en los que debia dar a luz a su nieta, y por supuesto, Shannon querria compartir aquel acontecimiento con el. ?Entonces, por que se sentia tan negativo? ?Por que tenia aquel presentimiento de peligro? Dejo de caminar y exhalo un suspiro de angustia. ?Acaso estaba presintiendo su muerte? ?Habia muerto su hija en aquel mundo en el que no habia hospitales ni medicina moderna? ?Por que tenia aquella sensacion de tragedia?

– Por favor, Epona -le dijo al viento-. Protegela.

– Carino, ?que ocurre?

Patricia Parker, o «mama Parker» para todas las legiones de jugadores de futbol americano a los que el habia entrenado, lo llamo desde el umbral de la puerta.

– Nada -dijo Richard Parker-. Es solo que me siento un poco inquieto esta noche.

Su mujer lo miro con preocupacion.

– No sera… eso otra vez, ?no?

Patricia estaba fuera, visitando a su unica hermana en Phoenix, cuando Shannon habia vuelto y el habia sufrido el ataque de Nuada, pero su esposa habia visto el resultado. Y por supuesto, el se lo habia contado todo. Ironicamente, mama Parker se sintio aliviada al saber que Rhiannon habia intercambiado su lugar por el de Shannon. Las cosas horribles que le habia dicho y que le habia hecho Rhiannon no habian sido cosa de Shannon.

– No, no, no -respondio el rapidamente, arrepintiendose al verla disgustada. En realidad no sabia si habia ocurrido algo malo. Tal vez solo fueran los jalapenos que se habia tomado para cenar, que le habian sentado mal-. Todo va perfectamente. Ahora mismo entro.

– Muy bien, carino. Entonces voy a terminar de fregar los platos.

Patricia habia empezado a darse la vuelta cuando oyeron el sonido de un vehiculo que se acercaba por el camino. Richard miro el reloj. Eran mas de las diez y media. Muy tarde para una visita social. Sintio un escalofrio al ver acercarse un viejo Chevy azul, que se detuvo junto a las dos camionetas que estaban aparcadas junto a la casa. Lentamente, de aquel coche bajo un anciano indio que se dirigio a el.

– Buenas noches, Richard Parker -dijo el anciano, y automaticamente, Richard le tendio la mano. El recien llegado se la estrecho con firmeza-. Soy John Aguila de la Paz. Siento molestarlo tan tarde.

– No se preocupe. ?Que puedo hacer por usted?

– Rhiannon me pidio que la trajera a casa.

Richard se sobresalto. ?Rhiannon! Al no tener noticias de ella despues de que Shannon se marchara de aquel mundo, habia supuesto que su hija se habia llevado a Rhiannon, probablemente, para que pudiera enfrentarse a las consecuencias de haber abandonado su mundo y sus deberes como Elegida de Epona en Partholon. Sin embargo, ?continuaba en Oklahoma? ?Y decia que aquella era su casa? Richard Parker irguio los hombros. Por mucho que se pareciera a su hija, Rhiannon no era Shannon, y el no iba a permitir que se hiciera pasar por ella de nuevo. Sin embargo, aquello no podia contarselo a un extrano. Esperaria a que estuvieran a solas. Despues, el llevaria a Rhiannon al pueblo, o al aeropuerto, o al infierno. A cualquier lugar, siempre y cuando estuviera lejos de

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