ahorrado todos esos insultos? ?Que la habia impulsado a rechazar cada exigencia de lady Catherine: su corazon o su rabia? ?Y como iba a saberlo el, si no regresaba a Hertfordshire?

– ?Witcher! -grito escaleras abajo-. ?Witcher!

– ?Senor? -El viejo mayordomo aparecio con una expresion angustiada, a causa de los ultimos acontecimientos que habian tenido lugar entre las paredes de la, por lo general, tranquila Erewile House.

– Ordene que preparen mi carruaje y digale a Fletcher que haga el equipaje. ?Quiero partir por la manana!

– ?Si, senor! -respondio el mayordomo y echo a correr escaleras abajo, tan rapido como se lo permitian sus viejas piernas, con el fin de transmitirle a la servidumbre, que ya estaba bastante escandalizada, las extraordinarias ordenes de su amo.

Ten fe y espera habia sido el consejo de Dy. Mientras Darcy miraba por la ventanilla del lando el paisaje de Hertfordshire a la luz del atardecer, se podia imaginar la escena con facilidad. El sabia bien lo autoritaria y antipatica que podia ser su tia Catherine con el mas minimo detalle; pero este caso habia despertado toda su vehemencia. Debia de haber sido terrible para Elizabeth ser el objeto de su furia, y, sin embargo, habia resistido y se habia negado a someterse a unas exigencias que habrian sido muy faciles de aceptar si ella hubiese decidido que no queria tener nada que ver con el. Por enesima vez desde el dia anterior, se pregunto que pensaria Elizabeth y si estaria cometiendo la peor locura de su vida al regresar a Hertfordshire.

En menos tiempo de lo que esperaba debido a la ansiedad, el carruaje enfilo el sendero de Netherfield, y Darcy diviso la casa. No habia enviado una carta anunciando su vuelta, y Bingley no sabia cuando regresaria su amigo. El habia querido mantener las cosas asi, en caso de que decidiera no volver. Era posible que Charles no estuviera en casa. Pero cuando el vehiculo comenzo a acercarse, la puerta se abrio y Bingley aparecio en la entrada, con una expresion de autentica felicidad.

– ?Darcy! ?Darcy! -exclamo, al bajar los escalones para darle la bienvenida-. ?Esto es extraordinario! -Tan pronto como descendio del coche, estrecho la mano de su amigo.

– Charles -comenzo a decir Darcy-, por favor, perdoname por no avisarte…

– ?Pamplinas! -contesto Bingley-. Estoy muy contento de que estes aqui. Estaba a punto de enloquecer sin tener a nadie con quien compartir mi buena suerte. Vamos, entra. ?Tengo tantas cosas que contarte! -Bingley ordeno que les trajeran algo de beber, mientras conducia a Darcy a la biblioteca y le rogaba que tomara asiento.

– ?Pero, Charles, estoy cubierto de polvo! -protesto Darcy, senalando su ropa.

– ?Al diablo con el polvo, Darcy! -se rio Bingley. Un criado llamo y entro con una bandeja, pero casi antes de que se cerrara la puerta, Bingley estallo-: ?Estoy comprometido! ?Comprometido con el angel mas adorable del mundo! Mi hermosa Jane ha aceptado y su padre estuvo de acuerdo. ?Nos vamos a casar, Darcy, nos vamos a casar! -Volvio a soltar otra carcajada-. ?Puedes creerlo? Porque yo no puedo. ?Es demasiado maravilloso!

– ?Claro que si, Charles! -Darcy le puso las manos sobre los hombros-. No puedo pensar en otro hombre que se merezca mas esa felicidad, de verdad que no puedo. ?Acaso pensaste que podria rechazarte? ?Que absurdo! Te deseo mucha felicidad, amigo mio, a ti y a tu futura esposa. -Al oir estas palabras, a Bingley se le humedecieron los ojos. Darcy le dio una energica palmada en los hombros y dio media vuelta.

– Gracias, Darcy. -Bingley carraspeo-. Gracias. Ahora, ?en que puedo servirte?

– No sabria decirte, excepto que espero que me permitas quedarme. Puede ser solo un dia, tal vez mas; todavia no lo se.

Bingley lo miro con curiosidad.

– Mi casa esta a tu disposicion, ya lo sabes. Pero ?no puedes decirme nada mas?

– Desgraciadamente, no -respondio Darcy-. Es un asunto personal. Tal vez sea una locura, no lo se. Pero - siguio diciendo con una sonrisa- no es nada que deba alterar tu felicidad, sea cual sea el resultado. Lo unico que te pido es que me permitas acompanarte la proxima vez que visites a tu prometida en su casa.

– Por supuesto -contesto Bingley-. Voy a visitarla manana. Como Jane y yo estamos comprometidos, no hay ningun momento en que no sea bienvenido. Podemos ir tan temprano o tan tarde como quieras. -Bingley siguio mirandolo con curiosidad.

– ?Que dices de una partida de billar antes de la cena? -Darcy propuso una distraccion que siempre habia funcionado con su primo.

– ?Claro! -Bingley apreto los labios-. ?Apostamos a quien ganara?

Al dia siguiente temprano, Darcy y Bingley salieron rumbo a Longbourn, impulsados por una fresca brisa otonal. Las hojas estaban comenzando a ponerse amarillas y ocres y los arboles multicolores enmarcaban los campos cultivados y los pastos dorados. Aunque Bingley habia puesto a Darcy al dia a proposito de todos los sucesos que habian ocurrido desde su marcha, dos semanas antes, todavia parecia haber algunos detalles que habia que atender; asi que el viaje estuvo acompanado por el desbordante entusiasmo de Bingley hacia sus futuros parientes politicos. Lejos de aburrirse, Darcy escucho con atencion, pendiente de cualquier informacion que pudiera darle alguna idea sobre el caracter de la familia Bennet en general y de Elizabeth en particular. Segun sus descripciones, parecia que todos se encontraban en un estado de excitacion y buen animo por la futura boda. Sobre Elizabeth, Darcy solo supo que era muy buena con su hermana y que con frecuencia se habia llevado a su madre a hacer alguna cosa, con el fin de permitirle a Bingley unos preciosos momentos de soledad con su futura esposa.

Su llegada fue recibida con toda la felicidad que Bingley habia descrito, aunque Darcy fue objeto de varias miradas de curiosidad. Bastante temeroso acerca de lo que podria traer ese dia, apenas pudo mirar a Elizabeth. Despues de desmontar y presentar sus respetos, Bingley sugirio enseguida que, con ese dia tan hermoso, todos deberian salir a dar un paseo. Su propuesta fue rapidamente aceptada y, mientras Jane, Elizabeth y Kitty subian a buscar sus sombreros y abrigos, la senora Bennet tomo a su futuro yerno del brazo y le dijo con un tono autoritario que los caminos de Longbourn eran los mas hermosos de la region, aunque tenia que confesar que ella no tenia costumbre de caminar mucho.

Mientras Bingley estaba ocupado con la senora Bennet, Darcy se alejo y observo el jardin. La mayor parte de las plantas habian sido arrancadas y la tierra habia sido removida, pero algunas flores temerarias todavia mecian sus petalos multicolores en medio de la brisa. El caballero aspiro el olor a humedad y lo retuvo por un momento, intentando calmar la agitacion de su corazon. De nuevo el tiempo parecia introducirse de cabeza en el futuro, su futuro, consumiendo y descartando el precioso presente de la forma mas inclemente. Ansiaba que Elizabeth apareciera, pero al mismo tiempo deseaba ardientemente que se retrasara, al menos hasta que el pudiera conseguir aquietar, aunque solo fuese momentaneamente, su corazon.

Un ruido procedente de la puerta le informo de que las jovenes estaban listas. Se dio la vuelta para ver como Bingley le ofrecia la mano a Jane. Elizabeth salio de la casa con paso ligero y la luz del sol proyecto luces y sombras sobre su chaquetilla color cobre y su vestido de muselina verde. No habia nada elegante en su apariencia. Iba vestida para dar un paseo. Sin embargo, su actitud en conjunto desperto la admiracion de Darcy.

Bingley tomo la mano de su Jane para ponerse en marcha, Elizabeth se dio la vuelta con una sonrisa y luego -?oh, Darcy se quedo sin respiracion!- levanto los ojos para mirarlo a el. No necesito obligar a su cuerpo a moverse para colocarse junto a la muchacha, ya que, de repente, se encontro a su lado, avanzando por el sendero, detras de Bingley y Jane, mientras que la hermana menor se quedaba ligeramente rezagada. Despues de una breve discusion sobre la ruta que tomarian, en la cual Darcy no participo ni se intereso, decidieron dirigirse hacia la casa de los Lucas, donde Kitty se quedaria para visitar a la senorita Maria Lucas. El arreglo no podia ser mas favorable. Solo quedaba poner un poco de distancia entre ellos y los recien comprometidos, y Darcy no tendria excusa -nada, salvo sus propios temores- que le impidiera conocer su destino.

El grupo avanzo por el camino entre campos cultivados y luego atraveso un pequeno bosque. Antes de lo que esperaba, Bingley y Jane se quedaron rezagados, pues a medida que la intimidad que les ofrecia el paisaje aumentaba, la pareja caminaba cada vez mas despacio.

– El senor Bingley ha elegido un hermoso dia para caminar -dijo Elizabeth-, aunque no creo que se de cuenta de por donde va.

– Si, es un hermoso dia. -Darcy miro hacia atras-. Y creo que tiene razon sobre Bingley. ?Igual que su hermana, tal vez?

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