– Bueno, claro que puedes preguntar…

– ?Darcy! -El tono de Bingley sono amenazante.

Su amigo se detuvo y solto una carcajada.

– Acerca del hecho de que… y puede que esto te sorprenda o no, porque ya no puedo confiar en mis propias percepciones… El hecho de que he admirado… no, mas que admirado a la senorita Elizabeth casi desde que nos conocimos.

– ?Santo cielo! -exclamo Bingley con perplejidad-. Este verano en Pemberley sospeche que habia algo de afecto, pero ?desde el otono pasado? ?Si lo unico que hiciste fue pelearte con ella!

– Si, eso es cierto. No nos entendimos bien el otono pasado. Al principio, mi propio comportamiento fue el responsable de la pobre opinion que ella tenia de mi. Pero luego hubo ciertos rumores perniciosos relacionados conmigo y divulgados por Wickham, que terminaron de definir su manera de pensar.

– ?Ese sinverguenza! Y pensar que tendre que ser su… -Bingley guardo silencio para no hablar mas de ese tema y volvio al asunto que los ocupaba-. ?Continua, Darcy! ?La has amado todo este tiempo! Bueno… -Bingley tomo aire-. ?Eso es realmente maravilloso! Parece una obra de teatro… aquella de Shakespeare. Ah, ?cual era… acerca de un hombre… Benedick?

Darcy se rio.

– ?Si, muy parecido!

– Pero ?que ocurrio entre el otono pasado y Pemberley?

– La primavera pasada nos encontramos de nuevo, cuando ella fue a visitar a su amiga en Kent, cerca de la propiedad de mi tia, lady Catherine de Bourgh. Lamento decir que ahi hubo mas malentendidos y conductas abominables por mi parte, pero finalmente quedo clara la naturaleza de los problemas que habia entre nosotros. Cuando nos encontramos despues en Pemberley, descubrimos que nos resultaba mucho mas agradable estar juntos.

– ?Por favor, continua! -le apremio Bingley, mientras volvian a poner en movimiento sus caballos, pero lentamente.

– Fue el comienzo de algo, pero eso fue todo. Cuando ella tuvo que regresar a su casa inesperadamente, parecia muy poco probable que volvieramos a tener ocasion de hablar.

– ?Ese si que resultaba un gran problema! -Bingley sacudio la cabeza-. Pero luego te hable de Netherfield. ?No me sorprende que tuvieras tanto interes en que regresara!

– Estare en deuda contigo para siempre, amigo mio -dijo Darcy con una sonrisa-, gracias a tu lamentable incapacidad para tomar una decision. -Bingley acepto su falta con un silbido de jubilo-. Eso me dio la oportunidad que necesitaba para concluir dos asuntos de vital importancia -continuo diciendo Darcy-. Primero, corregir mi imperdonable intromision en tus asuntos y, segundo, para evaluar la inclinacion de la senorita Elizabeth y ver si existia la posibilidad de que aceptara mi propuesta de matrimonio.

– ?Propuesta de matrimonio! ?Eso es maravilloso, Darcy! Pero bueno, claro que te aceptara… ?Que mujer en Inglaterra no te aceptaria?

– Ah, existe una, te lo aseguro. Esta no ha sido mi primera propuesta. -Darcy miro la cara de asombro de su amigo-. El «malentendido» al que me referi durante la primavera pasada…

Bingley tomo aire.

– ?Increible! ?Elizabeth?

– ?No es ella increible? -Se oyo una nota de placer en la voz de Darcy. Siguieron cabalgando en silencio hasta que las luces de Netherfield aparecieron entre los arboles. Luego Darcy dijo, mas pensativo esta vez-: Me rechazo de plano y sin ninguna ceremonia, Charles. Y siempre estare en deuda con ella por eso. Me senti muy amargado. Estuve furioso durante un tiempo. Pero ella me bajo de mi pedestal y me hizo saber que todas mis pretensiones no significaban nada para una mujer valiosa e integra.

– Pero ?respondio afirmativamente a esta segunda propuesta? -Habia un tono de preocupacion e incertidumbre en la pregunta de Bingley.

Darcy sonrio.

– Dijo que si.

Clavando los pies en los estribos, Bingley lanzo un grito que fue respondido por los aullidos de los mastines de Netherfield. Su caballo caracoleo al oir el escandalo y el de Darcy retrocedio.

– Darcy, ?esto es extraordinario! -continuo, despues de sentarse otra vez en la montura-. ?Te das cuenta? ?Vamos a ser hermanos! Ah, Jane y yo habiamos hablado de eso, lo habiamos deseado, pero pensabamos que era imposible. ?Se va a sorprender mucho!

– Charles, te ruego que no hables de esto hasta que hagamos el anuncio oficial. -Darcy interrumpio el entusiasmo de su amigo-. Todavia tengo que hablar con el senor Bennet y eso seria embarazoso…

– No digas mas. -Bingley se rio con un poco de verguenza-. Entiendo que no debo hablar, pero, ?ay, va a ser extremadamente dificil! -Despues de unos minutos de silencio, se volvio hacia Darcy-: Entonces, ?volvemos a perdernos manana?

– Los senderos de Hertfordshire nos resultan totalmente desconocidos -replico Darcy.

– ?Asi es! -confirmo Bingley-. ?Condenado lugar!

La noche siguiente, despues de la cena, Darcy se acerco a la puerta de la biblioteca de Longbourn. Un rayo de luz salia por la rendija, pero no se oia nada. Golpeo suavemente y al oir desde dentro un suave «?Si?», abrio la puerta.

– Con su permiso, senor. ?Puedo hablar un momento con usted?

– ?Senor Darcy! -El senor Bennet enarco las cejas con asombro al verlo en el umbral. Despues de recuperarse, se levanto del escritorio que tenia cubierto de papeles y libros, lo invito a entrar y le senalo una silla frente a el-. ?Quiere usted beber algo? ?No? -Volvio a dejar sobre la mesa la botella que habia levantado-. Muy bien. -Se sento de nuevo-. Bueno, ?en que puedo servirle? Creo que mi esposa ya le ha ofrecido todas las aves de mis tierras. No la voy a desautorizar, si eso es lo que le preocupa.

– No, senor. Es muy generoso por su parte, pero he venido a hablar de un asunto muy distinto. -Hizo una pausa. Tenia que plantear el asunto sin mas preambulos.

– Es un honor informarle, senor, de que le he pedido a su hija Elizabeth que se case conmigo. Si usted lo aprueba, ella ha accedido a hacerme el mas feliz de los hombres.

– ?Elizabeth? -El senor Bennet se enderezo en la silla, se puso palido y, al poner la copa de vino sobre la mesa, le temblo la mano-. Usted debe de estar… -Luego cerro la boca y se reservo lo que iba a decir. Despues de un momento, continuo con otro tono-: Elizabeth… Elizabeth es una muchacha muy vivaz y alegre. Espero que no se ofenda, pero ?esta usted seguro de que no esta equivocado? Es posible que ella haya dicho algo en broma.

– No, senor, no estoy equivocado -contesto Darcy, sorprendido por esa respuesta-. Conozco bien su temperamento y le aseguro que me ha dado su consentimiento.

A juzgar por su expresion, era obvio que el senor Bennet no estaba convencido.

– Senor Darcy, ?me deja usted atonito! -Se recosto contra el respaldo, sacudiendo la cabeza-. ?Como ha sucedido esto? Nunca he apreciado evidencia de afecto entre ustedes dos, ni he oido nada al respecto.

– No dudo de que esto le resulte inesperado. -Darcy se enderezo-. Puedo entender su desaliento ante el hecho de que mi propuesta la haya llegado de manera tan subita. Parece intempestiva, lo se, pero tiene mucho fundamento. Mi admiracion por Elizabeth ha ido creciendo a lo largo de los meses desde que la conozco. En realidad, senor, comenzo cuando la vi por primera vez el ano pasado.

El senor Bennet fruncio el ceno.

– Puede ser; si usted lo dice. Pero me preocupa mi hija. Usted quiere mi bendicion. -Miro a Darcy desde el otro lado del escritorio-. Pero ?esta usted seguro de que existe entre ustedes un afecto verdadero y duradero?

– Mi interes por su hija no siempre fue reciproco, eso lo admito, y reconozco mis multiples defectos. -Darcy se puso en pie-. Pero ?he conquistado el corazon de Elizabeth a pesar de todo! Yo la amo, senor, y le juro que su felicidad y su bienestar son, y siempre seran, mi primera preocupacion. -Guardo silencio un momento y luego continuo, en voz mas baja pero no menos directa-: Senor Bennet, solicito su consentimiento.

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