durante mas tiempo y agarro otra tostada, untandola con una cantidad exagerada de mermelada. Tras dirigirle una mirada a su primo desafeandolo a decir algo, se la llevo a la boca y comenzo a masticarla tan vigorosamente como era posible, tratando de no despertar otra vez la ira de su tia. Darcy se mordio el labio, invadido por un ataque de incomodidad y rabia, mientras lady Catherine seguia disertando sobre su nuevo tema. Despues de todo, habia sido buena idea no traer a Georgiana a Kent con el. Independientemente de sus propias reservas acerca del nuevo interes de Georgiana por la religion, Darcy no se arriesgaria a someter la recuperacion de su hermana a las categoricas opiniones de lady Catherine. Darcy se quedo mirando a su tia mientras ella seguia hablando, prometiendose en silencio no permitir nunca que lady Catherine molestara a su hermana acerca de un tema que le habia servido para recuperar la alegria y volver a el.
Cuanto mas se acercaban las manecillas del reloj dorado a la hora en que partirian hacia la iglesia de Hunsford, mas necesario se hacia para Darcy iniciar cualquier tipo de actividad que le ayudara a controlar la creciente impaciencia. Sin poder soportar durante mas tiempo el confinamiento de la mesa y la conversacion de su tia, se levanto con brusquedad. Ante el asombro de sus parientes, se disculpo y, despues de lanzarle una mirada a Richard para disuadirlo de acompanarlo, abandono la sala del desayuno hacia el jardin de Rosings. Cuando atraveso las puertas de la mansion, se detuvo, lleno sus pulmones con el vigorizante aire matutino y concentro su atencion en el jardin y el desorden de sus propias emociones. Acompanado solamente por el crujido de la gravilla blanca del sendero debajo de sus botas, comenzo a deambular con aire pensativo entre las jardineras y los setos geometricos que lady Catherine pensaba que debian adornar un jardin elegante. Alli no habia ningun atisbo de naturalidad, no se toleraba ni la mas minima insinuacion de desorden, solo el orden matematico de los angulos rectos y las jardineras perfectamente simetricas. Un jardin formal y logico, penso Darcy, mientras ponia tanta distancia entre Rosings y el como era posible. ?Acaso la geometria del jardin podria penetrar en sus huesos, para que el pudiera disciplinar sus indomables pensamientos y emociones y hacer que volvieran al camino por el que habian transitado hasta su estancia en Netherfield? Disminuyo el paso; el sendero llegaba a su fin, pero se dividia en dos, a derecha e izquierda, para circundar el perimetro del jardin. Darcy suspiro y se dirigio de nuevo hacia la mansion y la verdad.
Estaba loco por verla; no podia negar la verdad. Pero tambien era cierto que sentia un gran temor solo de pensar en encontrarse con ella. El recuerdo de ese momento en la casa parroquial, cuando la presencia de Elizabeth y las fantasias de su imaginacion lo hicieron dudar de su razon, habia sido un tormento continuo desde entonces. La escena habia estado presente en cada uno de sus pensamientos y acompanaba todas sus acciones. A veces el recuerdo le resultaba tan placentero que habria dado cualquier cosa para volver a estar en la misma circunstancia, pero otras veces, cuando la realidad de la situacion se confirmaba, juraba que preferiria no volver a vivirla. Apreto los punos. ?Aquel ir y venir de sus pensamientos y deseos se estaba volviendo insoportable! Su determinacion se habia derretido bajo el ardor de los ojos de Elizabeth. Su proposito de dedicarse a sus obligaciones habia fracasado.
La unica respuesta a su suplica fue el chillido estridente de uno de los pavos reales que se paseaban por el parque. Enseguida oyo que lo llamaban desde la mansion. Al mirar en esa direccion, vio a Fitzwilliam, que se dirigia rapidamente hacia el desde el otro extremo del jardin. Seguramente venia a atormentarlo. Pero a medida que Richard avanzaba, Darcy recordo algo que su primo habia dicho por la manana. ?Que era? ?Algo sobre haberse hartado de Collins? A Darcy se le ocurrio una idea. ?Acaso esa podia ser la solucion para su obsesion por Elizabeth?
– ?Fitz! ?Es hora de irnos! ?Que demonios estas haciendo aqui afuera? -pregunto Richard con tono quejumbroso, cuando llego hasta donde estaba su primo-. ?Por que me abandonaste en las fauces del dragon? ?Fitz! -volvio a decirle, al ver que no habia respuesta-. ?Y de que demonios te estas riendo?
En realidad era una hermosa manana de Pascua. El tiempo era tan agradable y habia una brisa tan ligera que lady Catherine accedio a la solicitud de Darcy de bajar la capota de la calesa. Los encantos de la campina de Kent, desplegados en todo su esplendor, fueron entonces rigurosamente analizados bajo la severa direccion y los comentarios de la dama, pero Darcy no oyo ni una palabra durante su viaje hasta Hunsford y sospechaba que su primo tampoco lo habia hecho. Pero eso no tenia importancia, porque todo lo que lady Catherine esperaba o deseaba recibir de sus sobrinos era una mirada ocasional o un gesto de asentimiento de vez en cuando. Cualquier respuesta mas extensa la habria hecho sospechar de la presencia de tendencias «artisticas», que despreciaba casi tanto como las tendencias «entusiastas» en los hombres de clase alta.
La distancia hasta Hunsford no era larga si uno iba en coche, pero a juzgar por la actitud de agitacion del parroco mientras se paseaba por el atrio, llegaban con retraso. Como el paseo de Darcy por el jardin de Rosings apenas los habia entretenido escasos minutos, estaba claro que el programa que lady Catherine habia disenado tenia como proposito hacer una gran entrada. Acompanados de los miembros mas distinguidos de la burguesia local, el senor y la senora Collins estaban esperando a las puertas de la iglesia para saludar a lady Catherine y sus distinguidos sobrinos, pero Elizabeth no estaba con ellos. Darcy se puso tenso cuando el coche finalmente se detuvo y se hizo evidente que tampoco estaba en el atrio de la iglesia. Apesadumbrado, miro a Fitzwilliam, que observaba con enojo primero a su tia y luego a la multitud reunida al pie de las escalinatas de la iglesia.
– ?Demasiado tarde! -refunfuno Fitzwilliam, al tiempo que uno de los criados de librea roja de Rosings se apresuraba a abrir la portezuela de la calesa-. ?Y una maldita tortura! -Cuando la puerta se abrio, Richard se bajo apresuradamente del coche y alcanzo a dar dos pasos, antes de que Darcy lo agarrara del brazo para recordarle la cortesia que le debia a su tia.
– ?Richard! -siseo Darcy. Fitzwilliam se detuvo y estaba a punto de preguntar que sucedia, cuando su primo le respondio con un silencioso gesto de la cabeza.
– ?Oh, Dios santo! -susurro Fitzwilliam aterrado y, tras esbozar una sonrisa, retrocedio hasta el coche para ofrecerle su mano a lady Catherine y ayudarla a bajar.
– Fitzwilliam, le voy a escribir a tu madre -anuncio lady Catherine, mientras tomaba la mano de su sobrino y descendia del carruaje, examinando la expresion atemorizada de Richard con ojos escrutadores- para informarle de tu extrano comportamiento. Mas aun, le aconsejare que le lea mi carta al conde de Matlock.
– Milady -dijo Fitzwilliam como si se sintiera ofendido-, le ruego que me crea que no me he vuelto metodista.
– ?Espero que no! -lo interrumpio su tia-. Fuiste bautizado en la religion anglicana, de lo cual yo misma fui testigo, y eso es todo, senor. ?No quiero oir mas tonterias! -Tomo el brazo de Richard y senalo con la cabeza hacia la puerta de la iglesia. Hirviendo de colera, Fitzwilliam la acompano obedientemente.
Impaciente por dejar atras la «tortura» de Richard, como el bien la habia descrito, Darcy se volvio hacia su prima y le ofrecio la mano. Anne apoyo ligeramente los dedos sobre el brazo del caballero solo unos instantes, pues tan pronto como alcanzo el suelo retiro rapidamente la mano, para sorpresa de su primo. La miro con curiosidad, pero ella desvio la mirada, protegida por el ala y las flores del sombrero. Darcy recordo entonces que su prima no habia dicho ni una palabra durante el desayuno ni durante el viaje, y tampoco la habia visto prestar atencion a otra cosa distinta del paisaje o sus propias manos enguantadas, que reposaban entrelazadas sobre el regazo. Tampoco en aquel momento dijo nada, se limito a quedarse inmovil como la esposa de Lot, esperando en el sitio donde habia descendido del coche.
– ?Vamos, Anne? -pregunto Darcy con voz firme. El sombrero se movio lentamente hacia arriba y hacia abajo, y a el le parecio haber oido un suspiro cuando le volvio a ofrecer el brazo a su prima. Dos delgados dedos se apoyaron entonces sobre la manga de su chaqueta azul, pero Darcy solo se dio cuenta porque los vio, pues no pesaban nada. El caballero comenzo a avanzar lentamente, esperando cierta reticencia por parte de ella que requeriria un poco de presion, pero la muchacha reacciono a su senal y camino simultaneamente con el hasta la puerta de la iglesia. Todavia sin mirarlo, se detuvo cuando se dio cuenta de que el necesitaba cambiarse de mano el baston para quitarse el sombrero a la entrada de la iglesia. Darcy se inclino brevemente ante el grupo reunido alli, imposibilitando todo tipo de conversacion, y la condujo al interior.
La subita y fria oscuridad de la entrada de la iglesia, debajo del campanario, los aparto momentaneamente de todas las miradas, pero Anne parecio encogerse todavia mas, cuando un estremecimiento hizo que sus dedos temblaran. Darcy bajo la vista enseguida y trato de mirarla a la cara, pero la penumbra y el sombrero siguieron ocultando el rostro de su prima. Por primera vez sintio un poco de preocupacion por Anne. Era evidente que algo iba mal, pero ?que podia ser? Se sintio subitamente inundado por un sentimiento de verguenza, al darse cuenta de que nunca podria descubrir que le pasaba a su prima porque nunca habia sentido el mas minimo interes por sus preocupaciones. Ella siempre habia sido solo Anne, la «prometida no deseada», su prima enferma: una