solo una vil calumnia podia inducirme a revelar algo que tuviera que ver con Georgiana. -Darcy avanzo hasta la chimenea y, agarrandose a la repisa, se agacho para mirar los tizones que ardian lentamente.

– Lo se, Fitz -le aseguro su primo en voz baja-. ?Como quieres que te ayude?

Darcy miro solemnemente a su primo.

– Si alguna vez la senorita Bennet recurre a ti para averiguar la verdad de lo ocurrido el verano pasado, debes decirselo. Con tus propias palabras y sin ocultarle nada, cuentaselo todo.

Fitzwilliam miro fijamente a su primo.

– ?Confias tanto en ella?

– Si -respondio Darcy, desviando la mirada.

Fitzwilliam dio media vuelta, se paseo un poco por la habitacion con actitud reflexiva y luego miro nuevamente a Darcy.

– ?Y eso restaurara tu honor ante los ojos de la senorita Bennet?

– Tal vez tu testimonio y el tiempo -respondio Darcy en voz baja, levantando la vista- probaran que ella posee el sentido de justicia que yo creo.

– Entonces, no te preocupes, primo. -Fitzwilliam avanzo hacia Darcy y le tendio la mano-. Ella lo oira de mis propios labios… ?hoy mismo! -La seguridad con que Richard le estrecho la mano fue como un balsamo para las heridas de Darcy, la primera indicacion de que la sensacion de haber sobrevivido a los terribles sucesos de las ultimas veinticuatro horas era mas que un sueno.

Movido por la insistencia de su primo, Darcy volvio a tomar el abrigo y los guantes y, una vez que Fitzwilliam recogio los suyos, los dos salieron hacia Hunsford. Hicieron el recorrido en medio de un agradable silencio. Aunque le aterraba la posibilidad de tener un segundo encuentro con Elizabeth y comprobar la ineficacia de sus palabras escritas, Darcy siguio el paso ligero de su primo, cuyo rostro tenia un aire casi beatifico gracias a la devocion con que encaraba la mision caballerosa que se habia propuesto. Antes de que Darcy pudiera creerlo, estaban subiendo los escalones que llevaban a la puerta de la casa parroquial. Fitzwilliam, delante, le dirigio una sonrisa mientras tocaba la campanilla.

– Todo ira bien, Fitz. ?Te lo prometo! -le aseguro su primo-. ?Quieres que diga algo mas en tu nombre?

– Te ruego que no digas nada mas -respondio rapidamente Darcy-, ?o este intento seria inutil!

Fitzwilliam se encogio de hombros y se volvio otra vez hacia la puerta, que comenzaba a abrirse en ese momento.

– ?Buenos dias! -saludo Richard a la criada-. El coronel Fitzwilliam y el senor Darcy, que vienen a ver a las damas y al senor Collins.

– Asi sera, su senoria. -Darcy se inclino sobre la mano de su tia, rozandola con los labios, antes de dar un paso atras para permitirle a Fitzwilliam el mismo honor. Estaba desesperado por marcharse, pero lady Catherine no tenia ganas de permitir que se fueran tan rapido. En el ultimo minuto, decidio mandar con el una larga y variada lista de saludos dirigidos a otros miembros de la familia. Luego siguieron una serie de comentarios y recomendaciones sobre cualquier aspecto de su inminente viaje que pudiera retrasar la partida que lady Catherine tanto lamentaba, pero que Darcy ansiaba con todas sus fuerzas. Al final no le quedo otra alternativa que presionar las cosas un poco y tomar los dedos extendidos de lady Catherine, mientras le prometia de manera laconica hacer todo lo que ella le pedia. Cuando le toco el turno a Richard, Darcy se alejo para permitirle a su primo la oportunidad de ser el unico objetivo de las preocupaciones, los consejos y las recomendaciones de su senoria.

Hasta aquel momento, el dia parecia transcurrir con una lentitud exasperante. Desde que Fletcher lo habia llamado esa manana, hasta el desayuno y la preparacion de los carruajes, todo y todos parecian decididos a retrasar su marcha, pero, en contrapartida, todos los movimientos y pensamientos de Darcy estaban marcados por un insistente deseo de salir de alli cuanto antes. La paciencia del caballero estaba a punto de agotarse. Al mirar por la ventana, mientras Richard sufria las instrucciones de su tia, Darcy vio como arrancaba el primer carruaje y los caballos comenzaban a avanzar al unisono por el camino que los llevaria de Rosings a Londres. Fletcher y el ordenanza de Fitzwilliam, el sargento Barrow, ambos expertos en las necesidades de sus caballeros, habian supervisado la carga del carruaje con precision militar y se habian puesto ya en camino. Pero incluso Fletcher parecia moverse a un ritmo increiblemente lento. «Abatido» habia sido la manera acertada en que Richard habia descrito a su ayuda de camara, normalmente tan seguro y previsor. Aunque Richard no podia saber por que Fletcher tenia semejante aspecto, Darcy si era consciente de ello; porque su fracaso al pedir la mano de la senorita Bennet tambien habia acabado con las esperanzas de matrimonio del sirviente. Al parecer, la prometida de Fletcher habia sido bastante clara. Hasta que su patrona, la senorita Bennet, no estuviese felizmente casada, no se separaria de ella, a pesar de la considerable capacidad de persuasion de Fletcher. Desde luego, Darcy no le habia dicho a su ayuda de camara ni una palabra acerca de su entrevista con la senorita Bennet, ni Fletcher habia aludido a la fiebre que se habia apoderado de Darcy durante la ultima semana ni a la manera subita en que esta habia cesado. Aparte de que una actuacion semejante habria sido el colmo de la impertinencia, no habia habido necesidad. Fletcher habia adivinado la verdad casi de inmediato y eso le habia partido el corazon. A excepcion de los dias previos y posteriores a la muerte de su padre, las ultimas treinta y seis horas habian sido las mas silenciosas en su relacion de casi ocho anos.

– Gracias, senora. Su senoria, el conde de Matlock, estara encantado de oir eso. Le costara trabajo creerlo, pero estara encantado. -Darcy se volvio hacia el salon para ver la ultima inclinacion de su primo sobre la mano de lady Catherine. Evidentemente, su tia habia decidido establecer algun tipo de tregua. Por lo general solia hacerlo, despues de haberse divertido durante toda la visita atormentando a su sobrino Matlock. Darcy sospechaba que tanta condescendencia tenia mas que ver con la idea de asegurar que su sobrino regresara anualmente para aliviar su terrible soledad que con una verdadera actitud conciliadora.

– Entonces, adios. -Lady Catherine por fin decidio permitir que la ceremonia terminara-. Espero veros en otono. Anne esta mejorando tanto que me atrevo a decir que podremos intentar reunirnos con vosotros en Pemberley. -Al decir esto, miro a su hija con suspicacia y luego a Darcy. Este le lanzo una rapida mirada a su prima. Seguia teniendo un aspecto gris y retraido, pero ahora sabia que eso solo era un subterfugio. Darcy la habia buscado antes para despedirse, pues sabia que en su despedida formal no podria expresar nada de la verdadera naturaleza de su acuerdo. Anne podia ser fragil, pero bajo esa fachada latia un corazon lleno de palabras apasionadas y hermosas que el mundo jamas habria sospechado. Si en esa visita habia habido algo bueno, habia sido esa revelacion.

– Seran bienvenidas en Pemberley en cualquier momento, senora -respondio Darcy-. ?Fitzwilliam? -le pregunto a Richard, que asintio alegremente para confirmar que estaba listo.

– Senora, Anne. -Fitzwilliam se inclino rapidamente hacia su prima y finalmente se marcharon.

– ?Arre! -James, el cochero, sacudio su latigo, haciendo que la punta golpeara exactamente sobre las orejas del caballo que lideraba la reata. El lando se sacudio una, dos veces, y luego adopto un ritmico vaiven, cuando los caballos comenzaron a avanzar al unisono. Darcy trago saliva y fijo los ojos al frente. Se estaba alejando, por fin se estaba alejando del lugar que habia sido testigo de la peor humillacion que habia sufrido su orgullo y la herida mas profunda que jamas habia pensado que podria padecer su corazon. En pocos minutos atravesaron la entrada de Rosings y ahora estaban disminuyendo brevemente el paso para tomar el camino que rodeaba la aldea de Hunsford. En algunos segundos pasarian frente a la casa parroquial. El corazon de Darcy comenzo a latir pesadamente en su pecho. ?No iba a mirar, por Dios que no iba a hacerlo!

– ?Mira, Fitz! Parece que vamos a terminar como empezamos. -La carcajada de Richard lo obligo a levantar la vista.

– ?Que sucede? ?A que te refieres? -Darcy se inclino hacia delante, siguiendo con reticencia la mirada de su primo.

– El viejo Collins, diciendo adios como un loco desde la verja de la rectoria. ?Eso es lo que se dice una despedida de verdad! Solo quisiera que… -Fitzwilliam dejo la frase en suspenso, mientras el carruaje pasaba ante el clerigo de su tia, que no cesaba de inclinarse y saludar con la mano.

Darcy se recosto contra los cojines.

– Solo quisieras ?que?

Fitzwilliam se puso colorado.

– ?Maldita lengua! -se reprocho a si mismo y luego miro a su primo con tono apenado-. Solo quisiera haber

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