podido hacer lo que me pediste y haber hablado con la senorita Bennet ayer. ?Si hubiese estado en casa, lo habria hecho enseguida! ?Lo siento tanto, Fitz!

– No te atormentes -dijo Darcy, negando con la cabeza-. Al final, lo mas probable es que no tenga importancia. -Desvio la mirada, fijando aparentemente la vista en el paisaje-. Dudo que alguna vez vuelva a tener ocasion de encontrarmela.

4 Un tiempo infernal

– ?Fitzwilliam? -La voz de Georgiana, matizada por un suave timbre de inquietud, floto a traves de la inmensa mesa de la sala del desayuno de Erewile House, remontando la barrera del Morning Post que Darcy habia levantado entre el y su hermana y se instalo directamente en la pagina que Darcy tenia ante el, con vacilante elegancia. El tono de consternacion que Darcy advirtio en la voz se veia reflejado en la expresion del rostro de la muchacha durante la noche anterior, cuando habian cenado de nuevo en medio de un silencio regido por la distraccion de Darcy. Ya estaba en casa, pero su viaje, mas que un regreso a Londres, era una huida de Kent. Habia subido los escalones de su casa animado mas por el alivio de encontrar un refugio que por la felicidad de reencontrarse con su familia y sus amigos. En realidad, desde aquella humillante tarde en la casa parroquial de Hunsford, lo unico que Darcy deseaba era que lo dejaran en paz. No podia tolerar por mucho tiempo ni siquiera la dulce presencia de Georgiana, ni sus discretos esfuerzos por hacerlo sentir comodo. La rabia hacia si mismo que le producia el hecho de haber sido tan desconsiderado con su deber y la indignacion hacia Elizabeth por haber hecho lo mismo con su honor bullian continuamente en su mente y le oprimian el pecho como si fuera una banda de acero. No, Darcy debia soportar esa angustia solo; ademas, no era precisamente un asunto que pudiera ser tratado con una hermana pequena. Tal vez si tardaba el tiempo suficiente en responder, ella entenderia la insinuacion y no insistiria mas.

– ?Hermano? -la voz de Georgiana volvio a insistir suavemente.

Darcy bajo el periodico con reticencia y miro cautelosamente el rostro de su hermana, que estaba sentada a su derecha y lo observaba con una mezcla de dulce preocupacion y firme determinacion. Ese doble aspecto de Georgiana aparecia con demasiada frecuencia desde que habia regresado a casa. A Darcy no le habia costado trabajo atribuirselo a la dudosa influencia de Brougham mientras el estaba en Kent, porque desde que Darcy se habia bajado del carruaje el sabado por la noche no habia oido mas que «lord Brougham esto» y «lord Brougham aquello». Ya estaban a miercoles y estaba harto.

– ?Si, Georgiana? -El tono de irritacion de su voz no paso desapercibido. Habria preferido morirse a tener que ver la expresion de desaliento y retraimiento que nublo los ojos de su hermana. Dejo el periodico a un lado y busco intencionadamente la mano de Georgiana-. ?Perdoname! -Suspiro-. Me temo que me he estado portando de manera extrana. -La respuesta de su hermana fue una sonrisa triste y un delicado apreton.

– Si, querido hermano, no eres el de siempre. -Georgiana lo miro con curiosidad y compasion-. ?Tia Catherine ha resultado ser muy dificil este ano?

– Lady Catherine ha sido… tal como es… -Darcy se movio con nerviosismo mientras soltaba la mano de su hermana y se recostaba contra el respaldo de la silla-. O, tal vez, un poco mas «ella misma» de lo normal. Fue buena idea que no nos acompanaras -anadio y luego guardo silencio, mientras otro rostro aparecia en su mente. Rigido por la furia y mirandolo con desden, Elizabeth le decia: Su arrogancia., su vanidad y su egoista desden… Por Dios, ?cuantas veces habia revivido esa mortificante letania? Cerro los ojos. ?Gracias a Dios, Georgiana no habia sido testigo de eso! Solo de pensarlo, se le revolvio el estomago. Por primera vez, Darcy experimento la ardiente sensacion de remordimiento con la que habia tenido que luchar su hermana una vez que comprendio la traicion de Wickham. Al menos Georgiana podia alegar que era muy inocente; mientras que el - ?como habia dicho Elizabeth?- un hombre de talento y bien educado, que habia vivido en el gran mundo, ?no se podia permitir ese lujo! ?Como pudo estar tan embrutecido, tan ciego? No, Darcy no habia sido el mismo y todavia no lo era; y, la verdad, no tenia ninguna certeza de poder volver a conocer ese estado nuevamente.

– ?Fitzwilliam? -La profunda preocupacion de Georgiana, que se reflejaba dolorosamente en su voz, casi hizo que Darcy frunciera el ceno. El sabia que la solicitud de su hermana era una muestra de ternura motivada indudablemente por el amor, pero el hecho de que su manera de actuar hubiese expuesto a la luz lo que sentia, dandole motivos a ella para compadecerlo, lo mortificaba hasta la medula. Acosado por la tentacion de rechazar las atenciones de su hermana con otra respuesta poco amable, Darcy se levanto bruscamente de la mesa. ?Con toda seguridad, aquel dia no resultaba una buena compania para nadie!

– Te ruego que me disculpes -dijo por encima del hombro mientras avanzaba hacia la puerta.

– ?Pero, el senor Lawrence! -le recordo Georgiana. Darcy se detuvo al mismo tiempo que el criado abria la puerta. ?Maldicion! Hoy iban a hacer la ultima evaluacion del retrato de Georgiana. Habian fijado la cita desde antes de que el partiera hacia Kent. Se dio media vuelta.

– A las dos de la tarde, ?no es asi? -Darcy contesto a la respuesta afirmativa de Georgiana con un laconico gesto de asentimiento-. Te espero a la una y cuarto. -Marcando el final de su conversacion con una inclinacion, huyo de la mirada de compasion de su hermana, rumbo al refugio de su estudio, donde podria seguir alimentando su ira en paz.

A medida que se acercaba a la puerta del estudio, un furioso aranar seguido de un galopante golpeteo le anuncio que iba a ser victima de un inminente ataque. ?Tan pronto? ?Hacia solo unos dias que le habia pedido a Hinchcliffe que lo trajera! Disminuyo el paso, se acerco cautelosamente al umbral y se asomo al estudio. Pero en lugar de encontrarse con una bala de canon de color cafe, blanco y negro que se abalanzaba sobre el de manera salvaje para saludarlo, solo encontro a Trafalgar, sentado en perfecto estado de alerta, excepto por la estupida sonrisa que se dibujaba en su hocico.

– ?Asi que ya estas aqui! -La primera sonrisa de verdad en aparecer en el rostro de Darcy durante casi una semana le ilumino los rasgos severos mientras amo y sabueso se miraban con satisfaccion-. ?Y de donde has sacado esos modales tan finos, monstruo? -Las patas traseras de Trafalgar temblaron un poco, pero lograron mantenerse basicamente donde estaban. Darcy levanto las cejas en senal de admiracion ante aquel esfuerzo casi herculeo, que provoco un gemido que broto del pecho del animal. El temblor se volvio mas intenso.

– ?Por Dios, ten un poco de compasion y acaricialo! -Cuando su mano estaba a solo unos centimetros de las grandes y sedosas orejas de Trafalgar, Darcy se sobresalto al ver a Brougham recostado comodamente contra la chimenea del estudio.

– ?Dy! -Darcy se enderezo, y su voz adquirio un matiz acusador. ?Como habia hecho su amigo para burlar la vigilancia de Witcher y entrar sin ser anunciado? Siguiendo la mirada de Darcy, Trafalgar miro fugazmente por encima del hombro a Brougham, pero luego volvio a dirigirse a su amo con los ojos abiertos y suplicantes. El gemido se hizo mas fuerte.

Brougham tambien se enderezo y senalo al perro.

– No me sorprende que tenga modales tan poco respetables. Lo atormentas de manera miserable, Darcy. ?Me ha costado todo el viaje hasta aqui hacer que se comportara con un poco de decencia!

– ?Tu te has encargado de traerlo hasta aqui? -Darcy miro a su amigo con asombro, pero tras recuperarse anadio-: ?Y yo no lo atormento! -El gemido de Trafalgar amenazo con convertirse en un aullido intolerable.

– ?Entonces, acaricia a ese pobre animal antes de que haga algo terrible! -dijo Brougham arrastrando las palabras y, sin ser invitado, se arrellano en uno de los comodos sillones del estudio.

Despues de lanzarle a su amigo una mirada cargada de irritacion, Darcy se agacho para acariciar la cabeza de Trafalgar y tirarle suavemente de las sedosas orejas.

– ?Monstruo! -le dijo al perro con afecto. Este le respondio con un suspiro tembloroso y un languido lameton en la mano. Sonriendo, Darcy se levanto y, seguido de cerca por su perro, se sento frente a Brougham. Cuando su amo tomo asiento, Trafalgar se acomodo tan cerca de las botas de Darcy como era apropiado y levanto la cabeza para mirar a su companero de viaje con una actitud proxima a un triunfante desprecio.

– ?Ja! -exclamo Brougham al notar la traicion de su protegido-. Ya veo que me estas poniendo en mi lugar: ahora desprecias airosamente mi compania, como si fuera una institutriz cuyos estudiantes son llamados a

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