– Bueno, entonces acompanaremos a la senorita Darcy. -Le hizo un guino a su amigo-. Y, entretanto, daremos buena cuenta de tus truchas. No se me ocurre ninguna otra cosa que pueda acelerar tus asuntos en la ciudad.

– Asi es. -Darcy sonrio-. Pero despues de haber observado tu habilidad con el anzuelo y la cana, no creo que deba preocuparme en lo mas minimo por la salud o la seguridad de mis truchas.

Tras despedirse de sus invitados y retirarse al refugio de su habitacion, Darcy encontro a su ayuda de camara en el vestidor, con todo listo. Un solo baul, cerrado pero todavia sin atar, esperaba discretamente en un rincon a que el lo inspeccionara. Fletcher le hizo una solemne reverencia, cuando Darcy lo sorprendio absorto en los preparativos de la noche, que solo terminarian una vez que su patron lo mandara a descansar.

– Buenas noches, Fletcher. -Darcy miro el baul-. ?Todo dispuesto?

– Si, senor. Eso creo, senor. -El ayuda de camara hizo un gesto hacia el baul-. ?Quiere usted…?

– No, tengo plena confianza en que esta todo lo que necesitamos para nuestros propositos. Mandelo abajo con mi maleta, si es tan amable. -Fletcher hizo una inclinacion, se acerco al cordon de la campanilla y le dio un tiron. Luego se agacho para atar y cerrar el baul definitivamente.

Cuando termino, se volvio hacia su patron, todavia con la misma actitud solemne.

– ?Si usted me permite, senor? -El caballero asintio con la cabeza para autorizar a Fletcher a satisfacer la curiosidad que sabia habia contenido con gran esfuerzo durante toda el tiempo, antes de dar media vuelta para comenzar a desnudarse-. ?Puedo conocer algun detalle mas de nuestra mision? -Retiro la chaqueta de los hombros del caballero y la puso sobre una silla-. ?Una dama en apuros, si he entendido bien?

– ?Si, pero espere! -Se oyo un golpecito en la puerta de servicio y los dos hombres se pusieron alerta-. ?Adelante! -grito Darcy-. Ahi -le dijo al lacayo que acababa de entrar, senalandole el baul-. Llevelo abajo para que este listo para manana, por favor; y recuerdele a Morley que el carruaje debe estar preparado a primera hora. Gracias.

– Si, senor. -El lacayo levanto el baul hasta sus hombros y volvio a salir por la puerta de servicio. Darcy espero hasta que el sonido de sus pasos se perdiera en el silencio, antes de volverse hacia su ayuda de camara.

– Si. -Se desabrocho el chaleco-. Eso es correcto, o casi correcto. -Fletcher fruncio el ceno-. Es posible que la dama todavia no se haya dado cuenta de que esta en apuros, pero sin duda lo esta. ?De eso no cabe duda! -Se inclino hacia el ayuda de camara, para entregarle el chaleco-. Usted debe ser consciente de que su discrecion en este asunto es extremadamente importante.

– Si, senor. -Los ojos de Fletcher se iluminaron cuando Darcy lo miro con intensidad.

– Esta relacionado con la familia Bennet.

El entusiasmo de Fletcher se convirtio en horror.

– No, senor… no se tratara de la senorita Eliz…

– ?No! No se preocupe por eso. -Darcy comenzo a aflojarse la corbata-. Pero se trata de una de sus hermanas, la mas joven. Se ha fugado con la esperanza de casarse, pero yo estoy seguro de que no sera asi. Conozco el caracter del hombre -explico con amargura-. Es George Wickham.

– ?Wickham? ?Uno de los tenientes del coronel Forster? -pregunto Fletcher-. «Un mentiroso y un oportunista», era lo que decia de el la servidumbre en Hertfordshire, senor. Pero creia que el regimiento del coronel estaba acantonado en Brighton.

– Y asi es, pero la esposa del coronel queria contar con la compania de la senorita Lydia Bennet. Asi que ella tambien se fue a Brighton, sin que la acompanaran sus padres ni ningun otro pariente o acompanante.

– Que imprudencia, senor. -El ayuda de camara sacudio la cabeza.

– Como se puede ver ahora -coincidio Darcy, entregandole la corbata-. Llegue junto a la senorita Elizabeth Bennet solo momentos despues de que hubiese recibido esa noticia. Estaba logicamente muy conmocionada y me conto mas de lo que me habria dicho en otras circunstancias, estoy seguro. Usted sabe lo que eso significa, Fletcher.

– Si, senor. Desgracia con la fortuna y a los ojos de los hombres, condena para todos los allegados, a menos de que los jovenes sean encontrados y obligados a casarse. -Los rasgos del ayuda de camara adoptaron un aire tan sombrio como los de su amo, recordandole a Darcy que la perfidia de Wickham tambien afectaba directamente a las esperanzas de matrimonio de Fletcher. Hasta que Elizabeth se casara, la prometida de Fletcher, Annie, no consideraria la idea de dejar a su senora para seguir adelante con sus propios planes de boda.

– Asi es. -Darcy asintio con la cabeza y le paso la camisa al sirviente-. Hay que encontrarlos o convencerlos con dinero de que partan a una especie de exilio. No puedo pensar en otra solucion aceptable que proteja a la familia, a las otras jovenes, de la «triste suerte» que describe su soneto. Y tal como estan las cosas, la respetabilidad del asunto sera tan fragil como un velo, aunque tengamos exito. -Se detuvo delante del espejo, dispuesto a lavarse con el agua caliente que habia en la jofaina-. ?Tan fragil, tan terriblemente fragil, Elizabeth! - susurro, antes de echarse agua en la cara. Luego se volvio a dirigir nuevamente a Fletcher-: Pero tal vez eso sea todo lo que se necesite. Ciertamente la sociedad ha aguantado escandalos mayores sin alterarse. Esperemos que este sea uno de esos casos.

– Ruego con devocion que asi sea, senor. -Fletcher apreto la mandibula, mientras le alcanzaba la bata a Darcy y se la deslizaba por los hombros-. ?Y como puedo yo ayudarle, senor? Estoy a sus ordenes mas que nunca.

– Todavia no lo se, pero tengo la conviccion de que voy a necesitar su gran capacidad de observacion y su increible habilidad para recabar informacion cuando se requiere, que desplego usted tan bien en el castillo de Norwycke el invierno pasado. -Fletcher esbozo una sonrisa fugaz-. Por no mencionar que espero tener un horario muy irregular, y que no debemos permitir que eso alarme al resto de la servidumbre. Sera una tarea muy arriesgada, Fletcher.

– Si, senor. -El ayuda de camara recogio la ropa que Darcy se acababa de quitar-. Pero permitame observar que el teniente, a pesar de lo despreciable que es, no se aproxima a la clase de demonio que eran lady Sayre o su hija. No apostaria ni un centavo a favor de que vaya a zafarse de usted, senor.

– Esperemos que eso resulte cierto. Ahora, descansemos un poco. -Darcy despidio a Fletcher con un gesto-. Salimos a las seis; lo espero a las cinco y media.

Fletcher hizo una reverencia desde la puerta de servicio.

– No tengo ninguna duda sobre su exito, senor -contesto al levantarse y, durante un extrano segundo, miro a Darcy directamente a la cara-. Ninguna duda. Buenas noches, senor. -Inclino la cabeza una vez mas y cerro la puerta.

Dos noches mas tarde, Darcy se encontraba en Erewile House, solo con los sirvientes necesarios para cocinar y hacer la limpieza que se requeria en medio de las extraordinarias circunstancias que lo rodeaban. Como medida de precaucion anadida, habia dado instrucciones al mayordomo para que dejara entrar unicamente a quienes aparecian en una selecta lista y les dijera a todos los demas criados que la familia no estaba en casa. Al oir semejantes instrucciones, el senor Witcher enarco sorprendido sus cejas pobladas y canosas durante un instante, pero la confianza en su joven patron, y el afecto que le tenia, desvanecieron enseguida todas las preguntas y el viejo mayordomo se limito a asentir con la cabeza, como senal de que entendia las extranas ordenes.

Lo primero era localizar a Wickham en algun lugar de los barrios bajos de Londres. Cuando Darcy termino de dar las ultimas instrucciones a sus sirvientes y mando a Fletcher a hacer una diligencia, se recosto, agotado, contra la silla de su escritorio, estiro las piernas y se froto los ojos. En la ciudad habia montones de barriadas miserables que podrian albergar a una pareja anonima y el no conocia ninguno de esos distritos. Y aunque se introdujera en alguno de ellos para llevar a cabo alguna investigacion, la gente lo identificaria enseguida como un forastero y cerrarian la boca. Los sobornos servirian para conseguir alguna informacion, sin duda, pero la noticia de su presencia se extenderia por todas partes y los tortolos podrian volar del nido antes de que el llegara.

Darcy habia llegado a la conclusion de que solo habia dos caminos hacia el mundo subterraneo de Londres que podrian resultar prometedores: el contacto de Dy en la iglesia de St. Dunstan y la red de ayuda desplegada por la Sociedad para devolver a las jovencitas del campo a sus familias, de la que tenia conocimiento a traves de Georgiana. Primero, debia enviar una nota al presidente de la Sociedad de inmediato. Luego, como no habia tenido noticias de Dy desde el dia del asesinato del primer ministro, tendria que encontrarse personalmente con el sacristan de St. Dunstan y, si fuera posible, esa misma noche. Darcy tomo una hoja de papel, destapo el tintero y

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