– Ya veo que a la senora Nickham le gusta el arte antiguo -oi que Vera le decia a Ivan-. Pero creo que sabra apreciar que el mejor arte de este museo corresponde a la era sovietica.
Abri los ojos y la mire. ?Me estaba sonriendo o haciendome una mueca? Nos condujo a la sala de la pintura sovietica y la segui obedientemente, volviendome para mirar la
Hice lo que pude para no poner ningun gesto desagradable mientras Vera hablaba con entusiasmo sobre el insipido e inerte arte de la seccion sovietica. Pense que si volvia a utilizar los terminos «mensaje social», «simplicidad poetica» o «el pueblo del movimiento revolucionario», me iban a dar ganas de irme del museo. Pero, por supuesto, no podia hacerlo. Habia demasiado en juego que dependia de mi buen comportamiento. A pesar de todo, descubri que, cuanto mas paseaba por las salas, mas cuadros encontraba que me hacian dejar de lado mis prejuicios y reconocer los que, en mi opinion, eran buenos. Habia una pintura titulada
Vera se coloco detras de mi. ?Era yo la que me confundia o acababa de cuadrarse?
– Le gustan las obras que muestran femineidad. Y parece tener preferencia por las mujeres de pelo oscuro - comento-. Venga por aqui, senora Nickham, creo que hay algo en la siguiente sala que le gustara.
La segui, con los ojos bajos en el suelo, preguntandome si me habria delatado. Esperaba ser capaz de expresar un interes mas adecuado la proxima vez que me ensenara otra obra de propaganda sovietica.
– Ya hemos llegado -dijo Vera, colocandome frente a un lienzo. Levante la mirada y me quede boquiabierta. Me encontre cara a cara con el retrato en primer plano de una madre sosteniendo a su hijo. Lo primero que me llamo la atencion fueron sus tonos calidos y dorados. La delicada frente de la mujer retratada, la manera en la que llevaba arreglado el cabello en un mono bajo y sus facciones cinceladas eran las de mi madre. Tenia un aspecto amable, pero tambien fuerte y valiente. El bebe en sus brazos tenia el pelo rojizo y estaba haciendo un puchero. Era yo, de pequena.
Me volvi para mirar a Vera a los ojos, con preguntas demasiado obvias para ser pronunciadas. ?Cual es el significado de todo esto? ?Que estas tratando de decirme?
Si Vera estaba tratando de plantearnos una especie de rompecabezas, las piezas no se estaban colocando en su lugar lo suficientemente deprisa. Me tumbe en la cama del hotel con la espalda ovillada y contemple el reloj de pared. Las cinco en punto. El dos de febrero casi habia terminado, y aun no teniamos ninguna noticia de mi madre o del general. Observe como la luz perdia intensidad hasta convertirse en oscuridad a traves de la mugrienta ventana. «Si no veo a mi madre en el ballet esta noche, todo habra terminado -pense-, mi ultima esperanza habra desaparecido.»
Senti un hormigueo en la garganta. Alcance la jarra que estaba en la mesilla de noche y me servi un vaso de agua con sabor metalico. Lily estaba enroscada a mi lado, con los punitos cerrados a un lado de la cabeza como si se estuviera aferrando a algo invisible. Cuando Vera nos dejo en el hotel despues de la visita a la galeria, me pregunto si tenia algo para «mantener tranquila a Lily» durante el espectaculo de aquella noche. Le dije que llevaria su chupete y que le daria una dosis de Panadol infantil para ayudarla a dormir, aunque no tenia intencion de hacer ninguna de las dos cosas. Le daria de comer, eso era lo unico que haria. Si Lily se echaba a llorar, me sentaria en el vestibulo con ella. El modo en el que Vera insistia sobre la representacion de ballet de aquella noche me incomodaba mucho.
Ivan estaba sentado junto a la ventana, garabateando en su cuaderno de notas. Abri el cajon de la mesilla de noche y saque la carpeta de huespedes. Un folleto descolorido de un balneario cerca del mar Caspio me cayo sobre el regazo, junto con un arrugado sobre con el logotipo del hotel. Cogi el lapiz unido a la carpeta por un cordel y escribi en el sobre: «Vera ha esperado demasiado para darme noticias sobre mi madre. No tiene corazon si no puede entender por lo que estoy pasando. No creo que este de nuestro lado».
Me aparte el pelo de la cara, me levante sobre mis temblorosas piernas y le entregue la nota a Ivan. La cogio y, mientras la estaba leyendo, mire de soslayo lo que habia estado escribiendo en su cuaderno de notas. «Pensaba que era ruso, pero, en este pais, no se lo que soy. Si hace un dia me hubieran preguntado cuales eran las caracteristicas tipicas de los rusos, habria respondido que su pasion y su buen corazon. Pero no hay sociabilidad ni camaraderia en este lugar. Solo hay gente acobardada y encogida con los ojos llenos de miedo. ?Quienes son esos fantasmas que me rodean…?»
Ivan escribio bajo mis palabras en el sobre: «Llevo todo el dia tratando de comprenderla. Creo que aquel cuadro fue su manera de tratar de decirtelo. Probablemente no puede hablar porque estamos vigilados. Pero no creo que este colaborando con la KGB».
– ?Por que? -musite.
Se senalo el corazon.
– Si, ya lo se -respondi-. Se que tienes una gran capacidad para juzgar el caracter de la gente.
– Me he casado contigo -anadio sonriendo.
Arranco del cuaderno de notas la pagina que habia estado escribiendo y, junto con el sobre, la rompio en trocitos minusculos que echo por el inodoro. Luego tiro de la cadena.
– Esta no es manera de vivir -comento, en parte hacia mi y en parte hacia la cisterna siseante-. No es de extranar que parezcan tan infelices.
Vera nos estaba esperando en el vestibulo del hotel. Se puso en pie cuando nos vio salir del ascensor. Tenia el abrigo a un lado, pero se habia dejado la bufanda de color rosa sobre la cabeza. Su aroma a manzana habia dado paso a una fragancia mas fuerte, de lirio del valle, y me percate de que se habia aplicado un toque de pintalabios que le brillaba cuando sonreia. Trate de devolverle la sonrisa, pero solo consegui hacerle una mueca molesta. No podia seguir manteniendo aquella farsa. «Esto es ridiculo -me dije a mi misma-, si no veo a mi madre en el Bolshoi, me enfrentare a ella.»
Vera debio de notar que yo estaba irritable porque dejo de mirarme y se dirigio a Ivan.
– Creo que usted y la senora Nickham van a disfrutar mucho del espectaculo de esta noche -le dijo-. Es
Una alarma sono dentro de mi cabeza. Ivan y yo no nos miramos, pero hubiera jurado que ambos estabamos pensando lo mismo. «No fuimos a ver al agente de viajes hasta despues de recibir los visados. Nos reunimos
Nuestro taxi se detuvo en una plaza frente al Teatro Bolshoi. Cuando salimos del vehiculo, me sorprendi al percibir que el aire era fresco en lugar de gelido, una version suave del invierno ruso. Una nevada ligera, con copos tan fragiles como petalos, revoloteaba contra mis mejillas. Mire hacia el teatro y contuve la respiracion, porque, al tenerlo ante mi, consegui olvidar toda la fealdad de la arquitectura moscovita que habiamos visto el dia anterior. Recorri con la mirada las gigantescas columnas hasta el Apolo en su cuadriga envuelto en nieve sobre el frontispicio. Bajo la columnata, habia grupos dispersos de hombres y mujeres envueltos en abrigos y gorros de piel, charlando y fumando. Algunas mujeres llevaban manguitos de piel. Era como si hubieramos vuelto atras en el tiempo, y, cuando Ivan me cogio de la mano y nos encaminamos hacia la escalinata, me senti como si yo fuera mi padre de joven, acompanado por sus elegantes hermanas, corriendo escaleras arriba para llegar a tiempo al ballet. ?Que habrian visto entonces?
