—Y nosotros tres nos conocemos —prosiguio Johnny—, Eso me causa gran curiosidad en cuanto a la desconocida que esta entre nosotros.
Acerco su silla a la mia y yo empece a sentirme inquieta.
—Eres amiga de Mellyora —insistio— Se tu nombre, eres la senorita Carlyon.
—No debes molestar a tus invitadas —le dijo Mellyora, remilgada.
—Mi querida Mellyora, toda la finalidad de un baile de disfraz consiste en adivinar la identidad de quienes estan contigo, antes de que todos se quiten las mascaras.
?No lo sabias acaso? Senorita Carlyon, mi madre me dijo que Mellyora traeria una amiga, ya que su padre no podia venir. Una dama de compania… una tia, me parece. Eso fue lo que dijo mi madre. ?Seguramente no eres la tia de Mellyora?
—Me niego a decirte quien soy —replique—. Tendras que esperar a que todos se quiten las mascaras.
—Mientras yo pueda estar junto a ti en ese interesante momento, puedo esperar.
La musica habia comenzado, y una pareja alta, elegante, estaba iniciando la danza. Sabia que el hombre, con traje de epoca de la Regencia, era Justin, y supuse que la mujer alta, delgada, de cabello oscuro, seria su esposa.
No podia apartar mis ojos de Judith Saint Larston, quien hasta poco tiempo atras habia sido Judith Derrise. Lucia un vestido de terciopelo carmesi, de color muy similar al mio, pero ?cuanto mas suntuoso era el suyo! En torno a su cuello resplandecian diamantes; tambien los habia visto en sus orejas y en sus dedos largos y finos. Llevaba el cabello peinado al estilo Pompadour, lo cual la hacia un poco mas alta que Justin, quien era muy alto. Se la veia muy atractiva, pero lo que adverti mas que nada en ella fue cierta tension nerviosa. Note tambien como se aferraba a la mano de Justin, y hasta al bailar daba la impresion de estar decidida a no soltarlo jamas.
—?Cuan atractiva es! —comente.
—Mi nueva cunada —murmuro Johnny, siguiendola con la mirada.
—Una bella pareja —agregue.
—Mi hermano es el miembro guapo de la familia, ?no te parece?
—Dificil es decirlo hasta que tenga lugar el desenmascaramiento.
—?Oh, ese desenmascaramiento! Entonces te pedire tu veredicto. Pero para entonces espero haberte demostrado que el hermano de Justin tiene otras cualidades, que compensan su falta de personalidad. ?Bailamos?
Me alarme, pues temia que si bailaba con Johnny Saint Larston, pondria de manifiesto que nunca habia bailado antes con un hombre.
De haber sido Kim, habria temido menos, porque ya habia demostrado yo que, en una emergencia, se podia confiar en el; de Johnny no estaba segura. Pero Kim ya se alejaba con Mellyora.
Johnny me tomo la mano y me la apreto ardorosamente, diciendo:
—?Me temes acaso, dama espanola?
Rei tal como habria podido reir anos atras. Luego dije a mi manera lenta, cuidadosa:
—No veo motivo para temer.
—Es un buen comienzo.
Los musicos, que estaban en un balcon situado en un extremo del salon de baile, tocaban un vals. Recordando como bailabamos el vals en el dormitorio con Mellyora, tuve la esperanza de que mi modo de bailar no delataria mi falta de experiencia. Pero fue mas facil de lo que yo pensaba; tuve la habilidad suficiente para no despertar sospechas.
—Que bien se complementan nuestros pasos —dijo Johnny.
* * *
En el baile perdi de vista a Mellyora y me pregunte si Johnny se habia propuesto, que asi fuera; cuando nos sentamos juntos en los sillones dorados y otro hombre me pidio bailar con el, senti cierto alivio al escapar de Johnny. Conversamos —mejor dicho, lo hizo mi pareja— sobre otros bailes, sobre la caceria, sobre la cambiante situacion del pais, y yo escuchaba, con cuidado de nunca delatarme.
Esa noche aprendi que si una joven escucha y asiente con rapidez, se hace popular. Pero no era un papel que yo pensara desempenar de modo permanente. Luego fui conducida de vuelta a mi asiento, donde Johnny aguardaba con impaciencia. Cuando Mellyora y Kim se reunieron con nosotros, baile con Kim. Disfrute mucho de eso, aunque no fue tan facil como antes con Johnny; supongo que porque Johnny bailaba mejor. Y mientras tanto, no cesaba de pensar: Estas realmente aqui, en el Abbas. Tu, Kerensa Carlee… Carlyon por una noche.
Comimos y bebimos mas; yo no queria que la velada concluyese jamas. Sabia que aborreceria quitarme mi vestido de rojo terciopelo y soltarme el cabello. Atesoraba en mi espiritu cada pequeno incidente para poder contarselo a Mellyora al otro dia.
Tome parte en el cotillon; algunos de mis acompanantes fueron paternales, otros intentaron conquistarme. A todos los maneje con una habilidad que supuse grande, y me preguntaba por que habia estado alguna vez nerviosa.
Bebi un poco de lo que Johnny y Kim habian traido a nuestra mesa junto con la comida. Mellyora estaba un poco alicaida; creo que ansiaba tener la oportunidad de bailar con Justin.
Yo estaba bailando con Johnny cuando este dijo:
—Aqui hay demasiada gente. Salgamos.
Siguiendolo, baje la escalinata y sali al jardin, donde bailaban algunos invitados. Era un espectaculo cautivante. La musica podia oirse con nitidez por las ventanas abiertas, y las ropas de hombres y mujeres tenian un aspecto fantastico a la luz de la luna.
Bailando sobre el cesped llegamos al seto que separaba los jardines del Abbas del campo donde se encontraban las 'seis virgenes' y la antigua mina.
—?Adonde me llevas? —inquiri.
—A ver las virgenes.
—Siempre quise verlas a la luz de la luna —dije.
Una lenta sonrisa asomo a sus labios; de inmediato me di cuenta de que acababa de darle un indicio de que yo no era una forastera en Saint Larston que habia ido para el baile, puesto que conocia la existencia de las virgenes.
—Pues las veras —susurro.
Me tomo la mano y, juntos, corrimos sobre la hierba. Cuando me apoye en una de las piedras se me acerco y trato de besarme, pero lo contuve.
—?Por que me atormentas? —pregunto.
—No deseo ser besada.
—Eres un ser extrano, senorita Carlyon. Provocas y luego te vuelves remilgada. ?Es justo eso?
—Vine a ver a las virgenes a la luz de la luna.
Johnny, que habia apoyado las manos en mis hombros, me sujeto contra la piedra.
—Seis virgenes. Es posible que haya aqui siete esta noche.
—Has olvidado el relato —dije—. Fue porque no eran virgenes…
—Exactamente. Senorita Carlyon, ?te convertiras tu en piedra esta noche?
—?A que te refieres?
—?No conoces acaso la leyenda? Cualquiera que se detenga aqui a la luz de la luna y toque una de estas piedras, corre peligro.
—?Por que causa? ?Jovenes impertinentes?
Acerco su rostro al mio. Tenia aspecto satanico, con su bigote postizo y sus ojos que relucian a traves de la mascara.
—?No has oido la leyenda? Oh, pero tu no provienes de estas regiones, ?verdad, senorita Carlyon? Debo contartela. Si alguien pregunta '?Eres virgen?' y no puedes contestar 'Si', te convertiras en piedra. Te lo pregunto ahora.
Procure zafarme.
—Quiero volver a la casa.
—No has contestado a mi pregunta.
—Creo que no te conduces como un caballero.