—Una parte minima de mi lo desea —replico el—. Lo demas aborrece irse.

—Entonces, ?por que irte?

—Mi querida Kerensa, ya se han hecho todos los arreglos.

—No veo motivo alguno para que no se los pueda cancelar.

—Lamentablemente, yo si —repuso el.

—Kim, si no quieres irte… —dije apasionadamente.

—Pero quiero cruzar los mares y ganar una fortuna.

—?Para que?

—Para volver rico y famoso.

—?Por que?

—Para poder establecerme y fundar una familia.

Esas eran casi exactamente las mismas palabras que habia empleado David Killigrew. Tal vez aquel fuese un deseo compartido por todos.

—Entonces lo conseguiras, Kim —dije con seriedad.

Riendo e inclinandose hacia mi, me dio un leve beso en la frente. Me senti alocadamente feliz, y casi de inmediato, desesperadamente triste.

—Parecias una profetisa —me dijo como disculpandose por el beso. Despues, en tono ligero, continuo—: Creo que eres alguna clase de bruja… la clase mas simpatica, por supuesto. —Nos quedamos un rato sonriendonos hasta que prosiguio—: Este viento tan penetrante no puede ser bueno… ni siquiera para las brujas.

Enlazo su brazo con el mio y juntos entramos en la casa. En la sala de recibo aguardaban Mellyora y la senorita Kellow. Tan pronto como llegamos, la senorita Kellow hizo servir el te.

Kim hablo principalmente de Australia, sobre la cual parecia saber mucho. Resplandecia de entusiasmo y a mi me encantaba escucharlo, viendo vividamente el pais que el describia: el puerto con sus depresiones y sus arenosas playas bordeadas de follaje; el brillante plumaje de extranas aves; el calor humedo que lo hacia sentir a uno como si estuviese en un bano de vapor; en ese momento seria verano alla, nos dijo. Hablo del paraje adonde iba; de lo barata que era la tierra, y tambien la mano de obra. Pense acongojada en esa noche en que mi hermano habia caido en una trampa y este hombre lo habia conducido a lugar seguro. De no haber sido por Kim, mi hermano Joe podria ser 'mano de obra barata' en el otro extremo del mundo.

'Oh, Kim', pense, 'ojala me marchara yo contigo.'

Pero no estaba segura de que esto fuese cierto. Queria vivir en el Abbas de Saint Larston como una dama. ?Deseaba realmente vivir en algun solitario paraje, en un pais extrano y yermo, aunque fuese con Kim?

Mi alocado sueno era que Kim se quedara, que Kim fuera dueno del Abbas en lugar de los Saint Larston. Queria compartir el Abbas con Kim.

—Kerensa esta pensativa —Kim me estaba observando inquisitivamente. ?Tiernamente?, me pregunte.

—Me estaba imaginando todo eso. Tu lo haces parecer tan real.

—Aguarda a que yo vuelva.

—?Y entonces?

—Tendre muchas cosas para contarles. Al partir, nos estrecho la mano a todas; luego nos beso, primero a Mellyora, luego a mi. —Regresare. Ya veran —dijo.

Segui recordando esas palabras mucho despues de marcharse el.

* * *

No fue que oyera una conversacion precisa; fueron pequenas alusiones que yo captaba de vez en cuando las que me hicieron entender lo que pensaban los demas.

Nadie abrigaba duda alguna de que el reverendo Charles se moria. A veces parecia estar un poco mejor, pero nunca progresaba en realidad; una semana tras otra veiamos extinguirse su vigor.

Constantemente me preguntaba yo que nos sucederia cuando el muriese, pues era evidente que la situacion vigente en ese momento no era mas que una componenda.

La senora Yeo me proporciono el primer indicio cuando hablaba de. David Killigrew. Me di cuenta de que lo aceptaba como el nuevo amo de la casa; estaba convencida (y adverti que muchos otros lo habian pensado asi) de que cuando muriese el reverendo Charles, David Killigrew ocuparia su puesto. Pasaria a ser el parroco del lugar. ?Y Mellyora? Bueno, como Mellyora era hija de un parroco, seria razonable suponer que seria buena esposa para otro parroco.

Como a ellos esto les parecia correcto y razonable, sugerian que era inevitable. Mellyora y David. Eran buenos amigos. Ella le estaba agradecida, y el sin duda la admiraba. Suponiendo que ellos tuviesen razon, ?que seria de mi?

No abandonaria a Mellyora. David siempre me habia dado muestras de la mayor amistad. Debia quedarme en el rectorado, prestando utilidad. ?En caracter de que? ?Criada de Mellyora? Ella jamas me trataba como a una criada. Yo era la hermana que ella siempre habia querido tener, y que se llamaba igual que la que ella habia perdido.

* * *

Pocas semanas despues de la partida de Kim, me encontre con Johnny Saint Larston cerca de la finca de los Pengaster. Yo habia ido a ver a mi abuela, llevandole una cesta llena de comida, y estaba preocupada porque ella, aunque habia hablado con animacion del dia que habia pasado en la casa del veterinario, donde se la habia invitado para la Navidad, estaba delgada y sus ojos parecian brillar menos que de costumbre. Adverti tambien que tosia demasiado.

Me dije que mi ansiedad se debia a que venia de una casa donde habia un enfermo. Porque el reverendo Charles se encontraba mal, me parecia que cualquier persona de su edad estaba en peligro.

Abuelita me habia contado lo comodo que estaba Joe en casa del veterinario, y que lo trataban como a un miembro de la familia. Era una situacion excelente, pues el veterinario, aunque tenia cuatro hijas, no tenia ningun hijo varon, por lo cual le complacia tener como ayudante a un joven como Joe.

Cuando sali de la cabana me sentia un tanto melancolica; muchas sombras amenazaban mi vida: enfermedad en la casa que habia llegado a considerar como mi propio hogar; temor por la salud de abuelita; tambien Joe, en cierto modo, sentado a la mesa del veterinario y no a la del doctor Hilliard.

—?Hola! —Johnny, que estaba sentado en el molinete que comunicaba con los campos de Pengaster, se bajo de un salto y ajusto su paso al mio—. Tenia la esperanza de que nos encontraramos.

—?De veras?

—Permiteme que lleve tu cesta. —No hace falta, esta vacia.

—?Y adonde vas, mi linda doncella?

—Pareces tener aficion por los versos infantiles. ?Se debe acaso a que no has crecido todavia?

—'Mi rostro es mi fortuna, senor' —cito el—. Es cierto, senorita… ejem… Carlyon. Pero cuida esa lengua afilada que tienes. De paso, ?por que Carlyon? ?Por que no Saint Ives, Marazion? ?Carlyon! Aunque te dire que te queda bien.

Apresurando el paso, repuse:

—Realmente tengo prisa.

—Que lastima. Tenia la esperanza de que pudiesemos renovar nuestras relaciones. Te habria visitado antes, no lo dudes, pero estuve ausente y acabo de regresar.

—Me figuro que pronto volveras a irte.

—?Quieres decir que asi lo esperas? Oh, Kerensa, ?por que no ser mi amiga? Yo quiero serlo, lo sabes.

—Tal vez tu metodo para trabar amistad sea erroneo.

—Entonces debes ensenarme el metodo correcto.

Y cogiendome por el brazo me obligo a girar, hacia el. En sus ojos brillaba una luz que me alarmo. Pense en como habia buscado a Hetty Pengaster en la iglesia, y en como lo habia visto yo sobre el molinete. Probablemente venia de algun encuentro con ella.

Zafando mi brazo le dije:

—Dejame tranquila. Y no solamente ahora… siempre. Yo no soy Hetty Pengaster.

Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату