—No puedo creerte. ?Que te ha sucedido, Kerensa?
—?Que nos ha sucedido a las dos? —pregunte.
Entonces nos quedamos inmoviles, tendidas en la cama, preguntandonos ambas cual seria el desenlace del amor de ella por Justin.
Impaciente por ver a abuelita, ordene a Polore que me condujese a la cabana al dia siguiente. Como disfrute al bajar ataviada con mi vestido verde y negro. Indique a Polore que volviese en mi busca una hora mas tarde.
Abuelita miro mi cara ansiosamente.
—?Y bien, querida mia? —fue todo lo que dijo.
—Senora de Saint Larston ahora, abuelita.
—Asi que conseguiste lo que querias, ?eh?
—Es un comienzo.
—?Aja? —dijo, abriendo mucho los ojos, pero no me pidio que le explicase. En cambio, tomandome por los hombros, me miro a la cara—. Se te ve feliz —dijo por fin.
Entonces me arroje en sus brazos y la abrace. Cuando la solte, ella se aparto; comprendi que no queria que viese las lagrimas en sus ojos. Me quite el sombrero y el abrigo, subi al talfat, me acoste alli y le hable mientras ella fumaba su pipa.
Estaba distinta, a veces tan absorta en sus propios pensamientos que me parecia que no oia todo lo que yo le decia. No me importaba. Tan solo queria abrir mi corazon y hablar como no podia hablar con nadie mas.
Pronto tendria un hijo, de ello estaba segura. Queria un varon… que seria un Saint Larston.
—Y abuelita, si Justin no tiene hijos, el mio heredara el Abbas. Sera un Sir, abuelita. ?Que te parece? Tu biznieto, Sir Justin Saint Larston.
Ella observaba con fijeza el humo de su pipa. Por ultimo dijo:,
—Para ti siempre habra una nueva meta, preciosa. Tal vez asi haya que vivir la vida. Tal vez el modo en que han resultado las cosas sea para mejor. ?Y amas a este marido tuyo?
—?Amar, abuelita? El me ha dado lo que yo queria.
De el obtendre lo que ahora quiero. Recuerdo que no pudo haber sido… sin Johnny.
—Y crees que eso es un sustituto del amor, Kerensa.
—Estoy enamorada, abuelita.
—?De tu esposo, nina?
—Enamorada del presente, abuelita. ?Que mas se puede pedir?
—No, ?acaso podriamos pedir mas que eso? Y ?quienes somos nosotros para poner en tela de juicio los medios, cuando los fines nos dan todo lo que podriamos anhelar? Moriria feliz, Kerensa, si tu pudieras seguir tal como estas en este momento.
—No hables de morir —le pedi, y ella se rio de mi.
—Yo no, linda mia. Esa fue una orden de quien da ordenes ahora.
Entonces ambas reimos como solo nosotras podiamos reir juntas; y me parecio verla menos inquieta que a mi llegada.
* * *
?Como goce de mi nueva situacion! No experimentaba ninguna turbacion. Tantas veces, en la imaginacion, me habia preparado para ese papel, que ahora lo tenia perfectamente ensayado y podia desempenarlo a la perfeccion. Me divertia y divertia a Johnny imitando el tipo de conversacion que, lo sabia, tendria lugar entonces en la cocina. Podia dar ordenes con tanta calma como la anciana Lady Saint Larston, y con mucha mas que Judith. Judith y yo eramos realmente amigas. A veces yo le peinaba el cabello porque ahora ella no tenia doncella de compania, pero le daba a entender claramente que este era un gesto fraternal. Creo que la circunstancia de que me hubiese casado con Johnny la complacia, porque no podia contenerse de creer que cada mujer andaba detras de Justin. Tenerme en pareja con Johnny era, por consiguiente, un alivio; aunque si hubiera sido Mellyora quien habia escapado con Johnny, Judith habria quedado realmente encantada.
Era propensa a sosegarse conmigo, y yo estaba segura de que pronto me haria confidencias.
Con la aquiescencia de Judith, yo habia ordenado que se preparase otra serie de aposentos para Johnny y para mi, y habia hecho trasladar muebles a nuestras habitaciones desde otras partes de la casa. Los sirvientes murmuraban a mi espalda, pero para esto ya estaba preparada. Sabia que la anciana Lady Saint Larston hablaba de advenedizas y de la tragedia del casamiento de Johnny, pero ella no me importaba nada. Era vieja y pronto tendria poca entidad. Yo miraba al futuro.
Aguardaba el momento, esperando ansiosamente los primeros signos de prenez. Estaba segura de que pronto tendria un hijo; y cuando pudiera anunciar que esperaba un hijo, mi situacion en aquella casa cambiaria. La anciana Lady Saint Larston anhelaba un nieto mas que cualquier otra cosa, y desesperaba de que Judith le diese uno.
Un dia parti a caballo hacia la casa del veterinario, a visitar a mi hermano. Queria hablarle, pues habia hecho prometer a Johnny que mi hermano se prepararia como medico y casi no podia esperar para transmitir a Joe la buena noticia.
La casa del senor Pollent, que antes me habia parecido tan majestuosa, ahora tenia un aspecto modesto; pero era una morada comoda, situada lejos del camino en un vasto terreno, ocupado principalmente por establos, perreras y dependencias exteriores. En las ventanas colgaban limpias cortinas de algodon, que vi moverse cuando baje del caballo, lo cual me indico que se observaba mi llegada.
Una de las hijas de Pollent acudio a saludarme en la sala.
—Oh, entre en la sala, por favor —exclamo. Tuve la certeza de que se habia puesto apresuradamente un vestido limpio de muselina para recibirme.
—Vine a ver a Joe —dije.
—Oh, si, senora Saint Larston. Ire a decirselo. Disculpeme usted un minuto o dos.
Le sonrei con benevolencia mientras ella salia. Conjeture que la historia de mi casamiento habia sido el tema principal en toda la campina, y que Joe se habia vuelto mas importante debido a su conexion conmigo. Quede satisfecha (siempre me complacia cuando podia llevar honra a mi familia).
Estaba observando la plata y la porcelana en el aparador del rincon, y al calcular su valor, diciendome que los Pollent eran, si no ricos, gente acomodada, cuando volvio la senorita Pollent para decirme que Joe le habia pedido llevarme adonde el estaba trabajando, pues se hallaba ocupado.
Quede un tanto desanimada por este indicio de que Joe no me respetaba tanto como los Pollent, pero lo disimule y me deje conducir a un recinto donde lo encontre de pie junto a un banco, mezclando un liquido en una botella. Su placer fue autentico cuando me acerque y le bese. Sosteniendo en alto la botella para mostrarmela, explico:
—Es una nueva mixtura. El senor Pollent y yo creemos haber obtenido algo que nunca se uso antes aqui.
—?De veras? —repuse—. Tengo novedades para ti Joe.
—Oh, si, ahora eres la senora Saint Larston —rio el—. Todos nos enteramos de que te escapaste a Plymouth con el senor Johnny.
Arrugue el entrecejo. Tendria que aprender a expresarse como un caballero.
—Valgame, ?cuanto alboroto! —prosiguio Joe—. Tu y el senor Saint Larston y Hetty Pengaster, todos yendose el mismo dia.
—?Hetty Pengaster! —me sobresalte.
—?No lo sabias? Tambien ella se marcho. Un verdadero escandalo, te lo digo yo. Los Pengaster estaban de veras furiosos, y Saul Cundy con ganas de matar a alguien. Pero… asi son las cosas. Doll deducia que Hetty se habria ido hasta el mismisimo Londres. Siempre dijo que era alli donde queria ir.
Guarde silencio momentaneamente, olvidando la importancia de mi mision con Joe. ?Hetty Pengaster! Que raro que hubiese decidido abandonar su hogar el mismo dia en que habiamos partido. Johnny y yo.
—Asi que se fue a Londres —dije.
—Pues nadie lo sabe todavia, pero eso es lo que dicen todos. En verano estuvo aqui un joven que venia de Londres, y Doll dice que era amigo de Hetty. Doll deduce que lo planearon estando el aqui… aunque Hetty no se lo dijo con exactitud.