Mire a Joe y su contento con la vida me irrito.

—Tengo maravillosas noticias para ti, Joe —le dije. Me miro, entonces continue—: Todo es diferente ahora. No hace falta que sigas estando en esta humilde situacion.

Joe arrugo las cejas con necia expresion.

—Siempre me propuse hacer algo por ti, Joe, y ahora estoy en situacion de hacerlo. Puedo ayudarte a que llegues a ser medico. Puedes decirselo al senor Pollent esta noche. Habra mucho que estudiar, y manana ire a pedir consejo al doctor Hilliard. Luego…

—No se de que estas hablando, Kerensa —dijo mientras el rubor le cubria lentamente la cara.

—Ahora soy una Saint Larston, Joe. ?Sabes lo que eso significa?

Joe dejo la botella que sostenia y fue cojeando hasta un estante; alli tomo un frasco que contenia cierto liquido y se puso a sacudirlo distraidamente. Me emocione mirandolo, pensando en la noche en que Kim y yo lo habiamos rescatado de una trampa y senti un gran anhelo por Kim.

—No entiendo que importancia tiene eso para mi —respondio—. Y me quedare aqui con el senor Pollent. Aqui es donde me corresponde estar.

—?Veterinario? ?Cuando podrias ser medico!

—Aqui es donde me corresponde estar —repitio.

—Pero te educaras, Joe. Podrias ser medico…

—No podria serlo. Soy veterinario y.es aqui donde…

—?Donde te corresponde estar! —termine con impaciencia—. Oh, Joe, ?acaso no quieres progresar?

Clavo en mi una mirada mas fria que nunca.

—Quiero que se me deje tranquilo, eso quiero —dijo.

—Pero, Joe…

Cojeando se me acerco, y cuando estuvo cerca dijo:

—Lo malo contigo, Kerensa, es que quieres ser igual que Dios. Quieres obligarnos a los demas a bailar con tu musica. Pues yo no lo hare, ?entiendes? Estoy aqui con el senor Pollent, y es aqui donde me corresponde estar.

—Eres un imbecil, Joe Carlee —le dije.

—Esa es tu opinion, pero si soy un imbecil, pues un imbecil me gusta ser.

Me enfureci. Aquel era el primer obstaculo verdadero que encontraba. Yo habia sabido tan bien lo que queria… La senora Saint Larston, del Abbas; su hijo, heredero al titulo; su hermano, el medico local; su abuela instalada en… la Casa Dower, digamos. Yo queria que cada detalle del sueno se hiciese realidad.

Y Joe, que siempre habia sido tan docil, se me oponia.

Me aparte colerica, y cuando abri bruscamente la puerta casi me cai encima de una de las hijas de Pollent, que evidentemente habia estado escuchando por el ojo de la cerradura. No le hice caso; ella entro corriendo en la habitacion. La oi decir:

—Oh, Joe, no te iras, ?verdad? Espere; Joe replico:

—No, Essie. Sabes que jamas me iria. Es aqui, contigo y mi trabajo, donde me corresponde estar. Entonces me aleje de prisa, disgustada.

* * *

Hacia dos meses que estaba casada y tenia la certeza de que iba a tener un hijo.

La primera vez que sospeche esto no se lo dije a nadie, salvo a abuelita; no lo anuncie hasta estar segura.

Mi triunfo supero mis expectativas.

En el Abbas, la primera persona a quien queria decirselo era mi suegra. Fui a su cuarto y llame a la puerta. Estaba sola y no muy complacida de que se la molestara.

—No estoy libre para verte ahora —dijo. Hasta ese momento, jamas se habia dirigido a mi por mi nombre.

—Queria que fuese usted la primera en escuchar mis novedades —repuse con calma—. Si no desea usted hacerlo, poco me importa que sea usted mantenida en la ignorancia.

—?A que novedad te refieres? —inquirio.

—?Puedo sentarme? —pregunte a mi vez. Ella asintio con la cabeza sin mucha benevolencia—. Voy a tener un hijo —dije.

Ella bajo los ojos, pero no antes de que yo viese en ellos la excitacion.

—Sin duda, el matrimonio fue necesario por esta razon.

Me puse de pie.

—Si se propone insultarme,, preferiria irme cuando le haya dicho que su presuncion es incorrecta. El nacimiento de mi hijo lo demostrara, y supongo que necesitara usted pruebas antes de creerme. Lamento haber creido que era correcto decirselo antes a usted. Fue una estupidez de mi parte.

Sali del cuarto con arrogancia; al cerrar la puerta me parecio oirla susurrar:

—Kerensa…

Me dirigi a las habitaciones que compartia con Johnny. Iria a ver a abuelita, en cuya compania podria aliviar mi vanidad herida. Pero mientras me ponia mi abrigo, alguien llamo a la puerta. Alli estaba la senora Rolt.

—Dice su senoria que le complaceria si va usted a verla… senora.

—Iba a salir —respondi. Vacile; luego me encogi de hombros—. Muy bien. Ire cuando baje. Gracias, senora Rolt…

Conociendo tan bien a la senora Rolt, me parecia ver las palabras que temblaban en sus labios: ' ?Vaya infulas! Como si hubiese nacido en esta situacion.'

Abri la puerta de la sala de recibo de Lady Saint Larston y alli me quede esperando.

—Entra, Kerensa —dijo ella con voz calida.

Me le acerque y me quede esperando.

—Sientate, por favor.

Me sente en el borde de una silla, demostrandole con mi actitud que su aprobacion nada significaba para mi.

—Esta noticia me complace —prosiguio.

No pude ocultar la satisfaccion que me inundo.

—Es lo que quiero… mas que nada en el mundo —repuse—. Quiero un hijo.

En ese momento, nuestra relacion cambio. Ella deploraba mi matrimonio, pero yo era joven y fuerte; era inclusive presentable y solamente las gentes de los alrededores (los de menor categoria) tenian por que saber de donde provenia yo. Hacia dos meses que estaba casada y ya habia concebido un hijo… un nieto para ella. Y mientras tanto no habia habido nada de parte de Judith. La anciana Lady Saint Larston era una mujer que habia tenido en la vida casi todo lo que queria. Debio de haberse adaptado rapidamente a la intemperancia de su esposo. Tal vez aceptaba eso como parte de las necesidades de un caballero, y mientras el poder de su esposa en la casa siguiera siendo absoluto, ella estaba satisfecha. No lograba imaginarme como habria sido su vida matrimonial, pero si sabia que yo compartia alguna cualidad suya, algun amor por el poder, el deseo de dirigir su propia vida y la de quienes la rodeaban; y como cada una reconocia esto en la otra, eramos esencialmente aliadas.

—Esto me alegra —declaro—. Debes cuidarte mucho, Kerensa.

—Pienso hacer todo lo necesario para garantizar que tendre un varon saludable.

—No estemos demasiado seguras de que sera un varon —rio ella—. Si es una nina, le daremos la bienvenida. Eres joven… Habra varones.

—Anhelo un varon —dije con fervor.

—Esperemos que lo sea —asintio ella—. Manana yo misma te mostrare los cuartos infantiles. Hace mucho que no hay ninos pequenos en el Abbas… Pero hoy estoy un poco cansada y me gustaria mostrartelos en persona.

—Manana, entonces —respondi.

Nuestras miradas se cruzaron. Aquel era un triunfo. Esta orgullosa anciana que poco tiempo atras deploraba el casamiento de Johnny, se estaba reconciliando ahora rapidamente con una nuera en la que reconocia a un espiritu afin.

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