?Un hijo para Saint Larston! Era lo que ambas deseabamos mas que cualquier otra cosa en el mundo, y estaba en mi poder darselo a ella… mas aun; ese poder parecia ser solo mio.

Cuando una mujer queda embarazada, conlleva un cambio. Con frecuencia no hay para ella otra cosa que el nino, del cual ella es consciente a medida que pasan las semanas, creciendo constantemente en su interior. Intuye los cambios en el nino, el desarrollo de ese cuerpecito.

Yo vivia para el dia en que naceria mi hijo.

Me volvi serena, satisfecha; mi actitud era mas dulce; el doctor Hilliard venia a menudo a verme y solia encontrarme con Mellyora en la rosaleda; cosiendo alguna pequena prenda de vestir, pues pedi que ella me ayudase con el ajuar infantil.

Lady Saint Larston no me ponia ningun obstaculo. No se me debia contrariar. Si yo queria a Mellyora, debia tenerla. Se me debia mimar y consentir. Yo era la persona mas importante en toda la casa.

A veces la situacion me resultaba tan comica, que una risa silenciosa me dominaba. Era feliz. Me decia que jamas en mi vida lo habia sido tanto.

?Johnny? No me interesaba nada. Su actitud habia cambiado tambien, pues por primera vez en su vida parecia tener la aprobacion de su familia. Habia engendrado un hijo… algo que Justin no habia logrado hacer.

Cuando estabamos solos, juntos, el solia burlarse de Justin.

—Tan perfecto que ha sido siempre. Toda mi vida he sufrido por culpa de Justin. Es irritante tener un santo como hermano. ?Pero hay algo que evidentemente los pecadores saben hacer mejor que los santos! —rio abrazandome. Yo lo aparte de un empujon, diciendole que tuviese cuidado con el nino.

Johnny Se estiro en nuestro lecho, con la cabeza apoyada en los brazos, observandome.

—Nunca dejas de asombrarme —declaro—. Nada me convencera de que no me he casado con una bruja.

—Recuerdalo —le adverti—. No la ofendas o podria hechizarte.

—Eso ya lo ha hecho. A mi… y a toda la familia, incluyendo nuestra querida mama. Kerensa, grandisima bruja, ?como conseguiste eso?

Palmeando mi cuerpo hinchado, respondi:

—Con mi habilidad para dar a luz un hijo sin demora.

—Dime una cosa, ?cabalgas en una escoba y practicas ritos de fertilidad con tu abuela?

—No te ocupes de lo que yo hago —le conteste—. Lo importante es el resultado.

Se incorporo de un salto y me beso. Yo lo aparte; Johnny ya no me interesaba.

* * *

Sentada bajo los arboles, cosia junto a Mellyora.

Que linda estaba con la cabeza levemente inclinada, observando el ordenado avance de su aguja. Con mis pensamientos me traslade a esos dias en que la habia espiado en el jardin del rectorado, junto con la senorita Kellow. ?Como se habian invertido nuestras situaciones! Recorde tambien lo que le debia.

Querida Mellyora, a quien estaria agradecida durante el resto de mi vida.

Desee que ella pudiera ser tan feliz como lo era yo. Pero al mismo tiempo que pensaba esto, senti que el miedo me apretaba el corazon. Para Mellyora, la felicidad significaria casarse con Justin. Pero ?como podia ella casarse con Justin, cuando este ya tenia esposa? Solo si moria Judith podria Mellyora casarse con Justin; y en tal caso, si tenian hijos… hijos varones… ?los hijos de ella tendrian prioridad sobre los mios!

Mi hijo seria el senor Saint Larston; el de Mellyora, Sir Justin.

Era inimaginable… Pero no habia motivos de ansiedad. Mellyora jamas podria casarse con Justin, y algun instinto me decia que Judith era una mujer esteril.

* * *

Anhelaba que pasara el tiempo; solo podria estar satisfecha cuando sostuviera a mi hijo en los brazos. A veces me dominaba el temor de que fuera una nina. Debia haberme encantado tener una hija, una nina para quien yo pudiese hacer planes, quiza como abuelita los habia hecho pata mi; pero mi sueno no estaria completo hasta que yo tuviera un hijo. Mi hijo, el mio, seria dueno del Abbas; yo se lo habria dado y todas las generaciones futuras tendrian en si mi sangre.

Por eso yo debia tener un hijo varon.

Abuelita, que era sabia en tales cuestiones, creia que lo tendria; me dijo que asi lo indicaba el modo en que yo llevaba al nino. Al pasar los meses ella estaba cada vez mas segura, y asi aumentaba mi felicidad.

Casi no advertia lo que pasaba a mi alrededor; no se me ocurria pensar que mi buena suerte debia tener su efecto sobre alguien tan cercano a mi como Mellyora. Ni siquiera cuando dijo: '?Quien habria creido que podia haberte ocurrido todo esto cuando te pusiste en la plataforma de contratacion, en Trelinket!', entendi que pensaba: Si esto puede ocurrirte a ti, ?por que no va a cambiar milagrosamente mi vida?

Pero durante aquellos meses de la gestacion de mi hijo, el amor que habia sido concebido por Justin y Mellyora crecia tambien. La misma inocencia de ambos lo hacia mas evidente aun, y nadie lo percibia mejor que Judith.

Esta no habia empleado ninguna doncella de compania despues de mi matrimonio. Doll cumplia ciertas tareas para ella, y yo iba con frecuencia a peinarla para alguna celebracion especial. Un dia, cuando ella y Justin debian cenar con los Hemphill, fui a su cuarto a peinarla, como habia prometido.

Golpee la puerta suavemente pero, como no hubo respuesta, abri la puerta y llame:

—?Estas ahi, Judith?

No hubo respuesta; despues la vi: yacia sobre la cama, de espaldas, con la cara vuelta hacia el cielo raso. —Judith —dije.

Siguio sin responder; por uno o dos segundos crei que estaba muerta y lo primero que se me ocurrio pensar fue: 'Ahora Justin estara libre para casarse con Mellyora. Tendran un hijo y el tendra preferencia sobre el mio.'

Ahora yo tambien tenia una obsesion: mi hijo.

Me acerque a la cama y entonces oi un fuerte suspiro. Vi que tenia los ojos abiertos.

—Judith —repeti—. Recuerda que prometi venir a peinarte.

Lanzo un grunido; me acerque y al inclinarme sobre ella, vi que tenia las mejillas humedas. —Oh… Kerensa —murmuro.

—?Que ha sucedido?

Sacudio la cabeza. Insisti:

—Estas llorando.

—?Y por que no?

—?Ocurre algo malo?

—Siempre ocurre algo malo.

—Judith, dime que ha sucedido.

—El no me quiere —murmuro ella en un confuso susurro. Me di cuenta de que casi rio percibia mi presencia; ha— biaba consigo misma—. Ha sido peor desde que llego ella. ?Acaso el cree que no veo? Esta claro, ?verdad? Claman el uno por el otro. Serian amantes… si no fuesen tan buenas personas. Como aborrezco a las buenas personas, y sin embargo… si fuesen amantes yo la mataria. Si, la mataria.

De algun modo lo haria. Ella es tan sumisa y apacible, ?verdad? Una damita tan tranquila e inofensiva. Tan digna de compasion. Ha tenido mala suerte. Muere su padre y, pobre muchacha, tuvo que salir al mundo cruel y ganarse la vida. ?Pobre Mellyora! ?Que existencia dificil! Que necesidad de ser protegida. Yo la protegeria.

—Calla, Judith. Alguien te oira —dije.

—?Quien esta alli? —pregunto ella.

—Soy solo Kerensa… que he venido a peinarte como lo prometi. ?Lo has olvidado?

—Kerensa —rio ella—. La doncella de compania que ahora nos dara al heredero. Eso es algo mas contra mi, ?no te das cuenta? Hasta Kerensa, la muchacha de las cabanas, puede dar un heredero a Saint Larston, mientras que yo soy una mujer esteril, esteril. ?La higuera infecunda! Eso es Judith. No se habla mas que de la querida Kerensa. Debemos cuidar a Kerensa. ?Esta Kerensa en una corriente de aire? Recuerden su estado. Es gracioso, ?no lo ves? Pocos meses atras era Carlee… apenas tolerada aqui. Y ahora es sagrada, la futura madre

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