*
Estaba tendida en la cama de Mellyora. Cuando la casa estuviese en silencio, regresaria a mi propia habitacion.
—Pero ?quieres hacerlo, Kerensa? —habia preguntado ella—. ?Te sientes a salvo?
—?A salvo de Johnny! —repuse con desden—. No te preocupes por mi. Se manejar a Johnny.
Unio las manos a la espalda y miro el cielo raso. Una vez mas, solo pude describir su expresion como exaltada. —Deberias decirmelo, Mellyora —sugeri.
—?Decirtelo?
—Algo ha sucedido, ?verdad?
—Sabes muy bien que ha sucedido. Hubo una muerte en esta casa.
—No fue inesperada, ni mucho menos.
—La muerte siempre causa emocion, inesperada o no.
—No me parece que estes muy emocionada.
—?No?
Me parecio ver que las confidencias temblaban en sus labios. Queria decirmelo, pero aquel secreto no era solamente suyo. Yo estaba resuelta a que me lo dijese. Me parecio oir la voz de abuelita: 'Es importante averiguarlo todo…'
—No puedes enganarme, Mellyora. Algo ha ocurrido, si.
Se volvio para mirarme y note que estaba sorprendida. Me recordo una delicada gacela que ha oido un rumor en la vegetacion y que, si bien quiere satisfacer su curiosidad, sabe que es mas juicioso escapar.
Pero de mi no iba a escapar.
—Y tiene algo que ver con Justin —prosegui con firmeza.
—Sir Justin —dijo suavemente ella.
—Ahora es Sir Justin, de acuerdo, y jefe de la familia.
—?Que distinto de su padre sera! Los arrendatarios lo amaran. Sera bondadoso, y tan justo como sugiere su nombre…
Hice un ademan de despedida. No queria un panegirico del nuevo Sir Justin.
—Sera perfecto en todo sentido —dije—, salvo que ha cometido la estupidez de casarse con la mujer equivocada.
—?Que estas diciendo, Kerensa?
—Me oiste perfectamente. Digo solamente lo que esta desde hace mucho tiempo en tus pensamientos… y acaso en los suyos tambien.
—Jamas debes decir eso a ninguna otra persona, Kerensa. »
—Claro que no. Esto es entre nosotras dos. Sabes que yo siempre estaria de tu parte, Mellyora. Eres mi intima amiga… somos como hermanas… no, mas aun, porque jamas olvidare que me sacaste de la plataforma de contratacion e hiciste de mi casi tu hermana… en cierto modo, tu hiciste de mi lo que soy, Mellyora. El vinculo que nos une es mas fuerte inclusive que un vinculo de sangre.
Subitamente se volvio hacia mi y se arrojo contra mi; la abrace estrechamente mientras su cuerpo se sacudia en callados sollozos.
—Deberias decirmelo —insisti—. Sabes que me preocupa todo lo que te ocurre. Amas a Justin… a Sir Justin. Hace mucho que lo se.
—?Quien podria evitar el amar a un hombre asi, Kerensa?
—Bueno, yo lo consigo bastante bien, lo cual es una suerte. No convendria que todos se enamoraran de el. Se desde hace tiempo cuales son tus sentimientos… pero ?y los de el?
Se aparto y, levantando su rostro hacia el mio, respondio:
—Me ama, Kerensa. Cree que siempre me amo, aunque no lo supo… hasta que fue demasiado tarde.
—?Te lo ha dicho?
—No lo habria hecho. Pero fue cuando estabamos los dos sentados junto al lecho de su padre. Era mas de medianoche. La casa estaba tan silenciosa, y hubo un momento en que fue imposible ocultar la verdad.
—Si te amo siempre, ?por que se caso con Judith? —inquiri.
—Veras, Kerensa, me consideraba una nina. Parecia mucho mayor que yo, y como me conocio cuando yo era apenas una nina, siguio pensando en mi como si lo fuese. Y luego llego Judith…
—?Ah, Judith! Mira, se caso con ella.
—No queria hacerlo, Kerensa. Se caso contra su voluntad.
—?Y que clase de hombre es, que se casa contra su voluntad?
—No comprendes. Se caso porque es bueno y amable…
Me encogi de hombros, viendo que ella luchaba consigo misma, pensando si debia decirmelo. Como no pudo soportar mi tacita critica a Justin, decidio hacerlo.
—Antes de enfermarse, su padre queria que el se casara, pero Justin se negaba porque no queria casarse sin estar enamorado. Su padre estaba furioso; hubo muchas escenas y fue durante una de ellas que sufrio su primer ataque. Justin quedo horrorizado, ?entiendes?, ya que se sintio responsable. Y cuando su padre enfermo tanto, Justin penso que si hacia lo que el queria, eso contribuiria a que se recuperara. Por eso se caso con Judith. Pronto supo que era un terrible error…
Calle. Estaba convencida de que Justin le habia dicho la verdad. Ella y Justin eran de la misma especie. Que admirablemente se adecuaban uno al otro. 'Si ella se hubiese casado con Justin', pense, 'yo habria venido aqui en un caracter muy distinto.' Oh, ?por que Mellyora no se habia casado con Justin!
Los imagine… uno a cada lado de aquel anciano moribundo que habia jugado tal papel en sus vidas… sus confidencias susurradas, sus anhelos.
—?Que van a hacer, Mellyora? —pregunte. Sus ojos se dilataron de incredulidad.
—?Hacer? ?Que podemos hacer? Esta casado con Judith, ?verdad?
No dije nada. Sabia que, por un tiempo, le bastaba con saber que el la amaba; pero ?durante cuanto tiempo se contentaria con eso ella… o el?
* * *
En todas las ventanas, las celosias estaban subidas. Yo sentia que en todas partes habia un cambio sutil. Nada podria volver a ser totalmente igual. La anciana Lady Saint
Larston habia hablado, con poco entusiasmo, de ir a la Casa Dower, pero cuando Justin la insto a quedarse en el Abbas, habia aceptado encantada.
Un nuevo Sir Justin. Una nueva Lady Saint Larston. Pero esos eran nombres, simplemente. Yo veia que los ojos de Justin seguian a Mellyora, y sabia que esa confesion de ellos habia modificado su relacion, por mas que ellos creyesen lo contrario. Cuanto tiempo, me pregunte, creian ellos poder ocultar su secreto a gente como la senora Rolt, Haggety y la senora Salt.
Pronto habria mas habladurias en las cocinas. Tal vez ya hubieran empezado. Y cuanto tardaria en enterarse Judith… ?ella, que vigilaba a su marido durante cada segundo en que estaba en su compania! Ya sospechaba que sus sentimientos hacia Mellyora eran peligrosamente fuertes.
Esta atmosfera estaba llena de peligro… tensa y silenciosa, a la espera de un desastre.
Pero eran mis propios asuntos los que me absorbian, porque la pasion de Johnny hacia mi iba en aumento, y cuanto mas distante me ponia yo, mas decidido estaba el. Nunca repitio el intento de penetrar en mi dormitorio, pero cada vez que yo salia, lo encontraba caminando junto a mi. A veces me adulaba, otras veces rabiaba, pero la conversacion era toda sobre un solo tema.
Una y otra vez le dije que estaba perdiendo su tiempo; el respondia que yo estaba haciendo perder tiempo a los dos.
—Si esperas matrimonio, esperaras mucho tiempo —dijo colerico.
—Ocurre que tiene usted razon. Espero matrimonio, pero no con usted. David Killigrew quiere casarse conmigo tan pronto como obtenga un puesto eclesiastico.
—?David Killigrew! ?Asi que piensas ser la esposa de un parroco! Vaya broma.
—Su sentido del humor es algo infantil, por supuesto.
No hay en esto nada de gracioso, se lo aseguro. Es una cuestion muy seria.
—?Pobre Killigrew! —resoplo y me dejo sola.