En cuanto a Mellyora, parecia vivir en un estado de exultacion. Yo creia saber por que, pues un dia los habia visto juntos a ella y Justin desde mi ventana. Se habian encontrado accidentalmente, y solo habian cambiado una palabra; pero yo lo vi seguirla con la mirada al pasar ella; la vi volverse para mirarlo a el, y durante unos segundos se quedaron inmoviles, contemplandose.
Se habian delatado. Las sospechas de Judith tenian alguna base.
Se amaban, y lo habian admitido, si no en palabras, con una mirada.
* * *
Estabamos sentados a la mesa cuando empezo a retumbar la campana desde la habitacion de Sir Justin. Durante unos segundos nos miramos con fijeza; luego Haggety, seguido por la senora Rolt, subio a toda prisa la escalera.
Todos nos mirabamos, ya que la campana siguio sonando hasta que ellos llegaron al aposento, y comprendiamos que esa no era una llamada comun.
En pocos instantes, Haggety regreso a la cocina. Polore debia ir de inmediato en busca del doctor Hilliard.
Cuando Polore se hubo marchado, nos quedamos junto a la mesa, pero sin comer. La senora Salt dijo lugubremente:
—Este sera el final, ya veran. Y si me lo fueran a preguntar, sera una feliz liberacion.
Afortunadamente el doctor Hilliard estaba en casa, y en menos de media hora volvio con Polore. Paso largo rato en la habitacion de Sir Justin.
Una tension habia caido sobre la casa; todos hablaban susurrando. Cuando se marcho el doctor Hilliard, Haggety nos dijo que Sir Justin habia tenido otro ataque. Aun estaba vivo pero, en opinion suya, no pasaria de esa noche.
Cuando fui junto a Judith a preparar sus cosas para la noche, la encontre mas tranquila que de costumbre; me dijo que Justin estaba con su padre, toda la familia se encontraba alli.
—Esto no es totalmente inesperado, senora —le dije.
Sacudio la cabeza al responder:
—Tarde o temprano tenia que ocurrir.
—?Y este es… el final, senora?
—?Quien puede saberlo? Todavia no ha muerto.
Pronto, pense, ella sera Lady Saint Larston, y Justin sera el jefe de la casa. Para mi seria igual. Pero… ?y Mellyora? Yo estaba convencida de que Justin detestaba ver como su madre intimidaba a Mellyora. Cuando el fuera Sir Justin, ?que podria hacer para impedirlo? ?Delataria sus sentimientos?
La vida nunca permanece estacionaria, pense. Un pequeno cambio aqui, un pequeno cambio alla… y lo que era seguro y normal deja de serlo. Pense en la septima virgen de la leyenda, que habia meditado no lejos de donde yo me encontraba, que habia tomado los habitos y sin duda creia vivir el resto de su vida en tranquila seguridad. Despues amo y se sometio al amor; y el resultado fue una prolongada agonia en la pared del convento.
El doctor Hilliard venia dos veces diarias, y cada manana creiamos que Sir Justin estaria muerto antes de concluir el dia. Pero el resistio durante una semana.
Mellyora lo asistia constantemente. Quedo excusada de sus obligaciones de leer y juntar flores. Yo regrese a mi propia habitacion, porque ella hacia falta en el cuarto del enfermo y, como alli yo estaba sola, no tenia sentido que estuviese en el de ella.
Durante esos seis dias poco descanso, pero no parecia necesitarlo. Habia adelgazado un poco, lo cual le sentaba bastante bien, y la rodeaba cierto resplandor. Yo, que tan bien la conocia, comprendi que por un tiempo se contentaba con saber que Justin la amaba.
Tal vez, pense, podrian seguir asi durante el resto de sus vidas. La suya seria una relacion de ideales, no mancillada por ninguna necesidad fisica. Justin jamas seria un hombre apasionado, y Mellyora estaria pronta a adaptarse a su modalidad. Seria un amor sublimado; siempre los mantendria separados la llameante espada del decoro y las convenciones.
Que contraste era esa atraccion profana que Johnny sentia por mi, y acaso yo por el.
* * *
Sir Justin murio; la atmosfera se aligero al iniciarse los preparativos para el funeral. En todas las ventanas se corrieron celosias; ibamos por la casa en lobrega oscuridad. Sin embargo, no habia verdadera tristeza, pues nadie habia amado a Sir Justin y su muerte se preveia desde mucho tiempo atras.
Era cuestion de: 'Sir Justin ha muerto. Viva Sir Justin'. Los criados adoptaron de modo natural la nueva manera de hablar. Judith habia pasado a ser 'mi senora', mientras casi imperceptiblemente, Lady Saint Larston, la Anciana Dama, se desplazaba a un segundo plano.
Todos los allegados a la casa lucian fajas de crespon en torno a los brazos… 'en senal de respeto', decia la senora Rolt. En las cocinas se efectuo una colectaba la cual Mellyora y yo fuimos invitadas a agregar nuestra parte, y hubo gran alboroto cuando llego la corona mortuoria: 'Las puertas del Cielo se abren de par en par', que habia sido elegida por la senora Rolt.
Cuando pregunte si ellos creian que Sir Justin iria al Cielo, ya que, por lo que habia oido decir, su vida no habia sido ejemplar, fui mirada con ojos escandalizados. Doll lanzo un leve chillido mientras miraba sobre el hombro, esperando casi, segun explico, que el espiritu de Sir
Justin entrase en la cocina y me diese muerte con la vara de cobre que Daisy habia traido del lavadero y habia olvidado llevar de vuelta.
?Acaso no sabia yo que era peligroso hablar mal de los muertos? ?No sabia que los muertos estaban santificados? No importaba que Sir Justin hubiera poseido muchachas contra su voluntad; no importaba que hubiese enviado hombres, mujeres y ninos a prision o al destierro por el solo pecado de entrar sin permiso en sus propiedades; ahora estaba muerto y era, por consiguiente, un santo.
Senti impaciencia hacia ellos; no temia al espectro de Sir Justin, pero tratar de explicarlo era inutil.
Las negras sordinas habian cumplido su obligacion; los caballos con jaeces de terciopelo se habian llevado su sagrada carga y el funeral habia terminado.
Yo no temia ya a Johnny. A decir verdad, ansiaba volver a encontrarme con el. Mientras Sir Justin estaba tan enfermo, yo habia ido a ver a mi abuelita y le hable de Johnny. Ella se quedo muy pensativa; luego dijo.
—El hecho de que hablara de matrimonio indicaria que pensaba en eso.
—Unicamente como algo que nunca podria tener lugar —objete.
Abuelita sacudio la cabeza mientras me miraba con afecto.
—Vamos, Kerensa —dijo—. Juraria sin vacilar que, si te vistieses como una dama y te llevasen adonde nadie te conociera, te tomarian por una.
Yo sabia que esto era cierto, pues a ese fin habia dedicado todas mis fuerzas. Era el primer paso, y esencial.
—Abuelita, el jamas se casaria conmigo —dije—. Su madre nunca lo permitiria. Y tampoco su hermano.
Entrecerre los ojos, pensando en Justin, que desde ese momento seria el jefe de la familia. Justin tenia un secreto… su amor por Mellyora. Pero ?acaso era un secreto? ?No lo sospechaban ya los sirvientes? Con todo, el era vulnerable, y con tal secreto, ?estaba en situacion de perjudicarme?
—Eso piensas ahora, carino mio. Pero ?quien sabe lo que encierra el futuro? ?Quien habria creido que alguna vez leerias y escribirias igual que uno de ellos?
—?Quien lo habria creido! —repeti. Luego, tomandole la mano, agregue—: Abuelita, ?podrias darme alguna pocion…?
Entonces ella retiro la mano riendo, burlona.
—?Y yo creia que eras culta! ?Has olvidado lo que te dije? A ti te toca hacer el futuro. Puedes tener lo que quieras… si estas dispuesta a pagar el precio por ello. Cualquiera puede. ?Pero nunca debes olvidar que el precio ha de pagarse y que a veces es mas de lo que tu habias previsto, Kerensa! —Estaba muy seria—. Escucha lo que te digo… Y no lo olvides.
* *