dirigiria a la casa a pie, sin poder impedir que sus ojos se desviaran hacia la ventana del cuarto que ocupaba Mellyora.

Y esa noche vio salir humo de ese lado de la casa en que ella dormia, y fue muy natural entonces que corriese a la habitacion de ella.

Mas tarde me conto Mellyora que habia despertado y sentido olor a humo; se habia puesto su bata de noche y estaba investigando cuando de pronto se abrio la puerta y aparecio Justin.

En un momento asi, ?como podian ocultar sus sentimientos? Justin debe de haberla abrazado, y Judith, que andaba errante en busca de su consuelo, los sorprendio asi, como con tanta frecuencia habia procurado encontrarlos; Mellyora en bata de noche, con la rubia cabellera suelta; Justin, con sus brazos en torno a ella, atrapados cuando evidenciaban ese carino que Judith habia anhelado tan apasionadamente.

Judith empezo a gritar y nos desperto a todos.

Pronto fue apagado el fuego. Ni siquiera fue necesario llamar a la brigada; solo se danaron las cortinas y parte de las paredes. Pero quedo hecho un dano mas grande.

Jamas olvidare aquella escena, con todos los sirvientes congregados en sus ropas de dormir, con el acre olor en nuestras fosas nasales… y Judith…

Debe de haber tenido una pequena reserva propia, ya que evidentemente habia estado bebiendo, pero estaba lo bastante sobria como para escoger el momento en que estuvimos todos presentes, para que todos supiesemos. Se puso a gritar:

—Esta vez te atrape. No sabias que te vi. Estabas en la pieza de ella. La tenias abrazada… la besabas… Crees que yo no lo sabia. Todos lo saben. Esto viene ocurriendo desde que ella llego aqui. Por eso la tenias aqui. Deseabas haberte casado con ella. Pero eso no importa ya. No permites que un pequeno inconveniente asi se interponga en tu camino…

—Judith, has estado bebiendo —le advirtio Justin.

—Por supuesto que he estado bebiendo. ?Que otra cosa me queda? ?No beberian ustedes si…? —Clavo en todos nosotros su mirada vidriosa, agitando los brazos—. ?No lo harian ustedes… si su marido tuviese a su amante aqui en la casa… si buscara todas las excusas para alejarse de ustedes… para ir en busca de ella…?

—Debemos llevarla enseguida a su pieza —dijo Justin. Como me miraba de modo casi implorante, me acerque a Judith y tomandola de un brazo, dije con firmeza:

—Judith, no estas bien. Has imaginado algo que no existe. Ven, dejame llevarte a tu habitacion.

Ella se echo a reir de manera violenta, demoniaca. Se volvio hacia Mellyora, y por un instante pense que la iba a atacar; rapidamente me coloque entre las dos y dije:

—Senora Rolt, Lady Saint Larston esta indispuesta. Por favor, ayudeme a llevarla a su cuarto.

La senora Rolt tomo un brazo de Judith, yo el otro, y aunque Judith procuro zafarse, eramos demasiado fuertes para ella. Tuve un atisbo del rostro de Mellyora, que estaba consternada; en el de Justin vi dolor y verguenza. Imagine que en toda la historia del Abbas nunca se habia visto semejante escena… cuyo elemento de escandalo consistia, por supuesto, en que tenia lugar a la vista de todos los criados. Vi a Johnny, cuya sonrisa era socarrona; le regocijaba la confusion de su hermano y al mismo tiempo le enorgullecia que yo, la doncella de compania, fuese quien se habia hecho cargo de la situacion, la persona en quien Justin confiaba para ponerle fin lo antes posible.

Entre las dos, la senora Rolt y yo arrastramos a la histerica Judith a su habitacion. Cerre la puerta y dije:,

—La pondremos en la cama, senora Rolt. —Asi lo hicimos y la tapamos—. El doctor Hilliard le dio unos sedantes —continue—. Creo que ahora deberia tomar uno.

Se lo di y, para sorpresa mia, ella lo acepto con docilidad. Luego se echo a llorar debilmente.

—Si yo pudiera tener un hijo seria distinto —murmuraba—. Pero ?como podria? El nunca esta conmigo. No se interesa por mi. Solo ella le interesa. Nunca viene a mi. Se encierra en su cuarto. La puerta esta cerrada con llave. ?Por que esta cerrada con llave la puerta? Diganmelo. Porque el no quiere que yo sepa donde esta. Pero yo lo se, esta con ella.

La senora Rolt chasqueo la lengua y yo dije:

—Senora Rolt, temo que ella haya estado bebiendo.

—Pobrecilla —murmuro la senora Rolt—. ?Acaso es de extranar que lo haga?

Alce las cejas, sugiriendo que no deseaba confidencias; la senora Rolt retrocedio de inmediato. Friamente dije:

—En un momento se tranquilizara. No creo que haya necesidad de que se quede usted ahora, senora Rolt.

—Quisiera ayudar si puedo, senora.

—Ha sido usted de gran ayuda —repuse—. Pero no queda nada mas por hacer. Me temo que Lady Saint Larston este enferma… muy enferma.

La senora Rolt habia bajado los ojos; supe que en ellos habria una expresion ladina, de quien esta enterado.

* * *

Mellyora estaba acongojada.

—Kerensa, debes darte cuenta de que no puedo quedarme aqui. Tengo que irme.

Quede pensativa, preguntandome como seria mi vida sin ella.

—Tiene que haber algo que podamos hacer…

—No lo puedo soportar. Todos los criados estan murmurando sobre mi. Lo se. Doll y Daisy charlan; cuando aparezco yo, callan. Y Haggety… me mira de otro modo, como si…

Yo, que conocia a Haggety, comprendi.

—Debo hallar algun modo de conservarte aqui, Mellyora. Despedire a Haggety. Despedire a todos los criados.

—Imposible. Ademas, de nada serviria. Constantemente hablan de nosotros. Y es falso, Kerensa. Di que crees que es falso.

—?Que tu y el son amantes? Me doy cuenta de que el te ama, Mellyora, y se que tu siempre lo amaste.

—Pero ellos estan sugiriendo que…

No pudo mirarme; yo me apresure a decir:

—Se que nunca harias nada de lo cual te avergonzaras… ni tampoco Justin.

—Gracias, Kerensa. Al menos tu lo crees.

Pero ?de que servia ser inocente cuando todos lo creian a uno culpable? De pronto Mellyora se volvio hacia mi.

—Eres lista. Dime que hacer,

—Se calma. Se digna. Eres inocente. Por lo tanto, comportate como si fueses inocente. Convence a todos…

—?Como, despues de aquella espantosa escena?

—No te aterres; Deja que las cosas se disipen. Quiza se me ocurra algo.

Pero ella estaba desesperada. No creia que yo ni nadie pudiesen ayudarla. Con voz queda dijo:

—Todo ha terminado ya. Debo irme de aqui.

—?Y Carlyon, que? Se apenara mucho. —Me olvidara, como lo hacen todos los ninos. —Carlyon, no… El no es como otros ninos. Es tan sensible… Se afligira por ti. ?Y yo, ademas…?

—Nos escribiremos. Nos encontraremos de vez en cuando. Oh, Kerensa, este no es el final de nuestra amistad. Ella no terminara hasta que una de nosotras muera.

—No, jamas terminara —respondi con fervor—, Pero no debes desesperar… Algo sucedera, como siempre. Ya se me ocurrira algo. Sabes que nunca fallo.

Pero ?que se me podia ocurrir? Nada habia que pudiera yo hacer. ?Pobre Mellyora, acongojada! ?Pobre Justin! Yo estaba convencida de que ambos eran de los que aceptarian su destino, por insoportable que fuese. No eran de mi especie.

Mellyora estudio los periodicos. Escribio ofreciendose para diversos puestos. A la hija de un parroco, con cierta experiencia como dama de compania y como institutriz, no le resultaria dificil encontrar trabajo.

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