que Judith habia muerto debido a la accion de mi hijo.
Luego sali de la casa corriendo lo mas rapido que podia, en busca del doctor Hilliard.
CAPITULO 05
Muerte en el Abbas. Atmosfera silenciosa. Los postigos corridos para que no entrara el sol. Los criados yendo de un lado a otro lentamente, de puntillas, hablando en susurros.
En aquel dormitorio donde con tanta frecuencia yo la habia peinado, Judith yacia en su ataud. Los criados pasaban frente a la puerta cerrada de prisa, apartando la mirada. Me causaba una extrana emocion verla alli tendida, con el blanco gorro escarolado y el blanco camison, aparentemente mas en paz que nunca en su vida.
Justin se encerro en su cuarto; nadie lo veia. La senora Rolt le llevaba bandejas a su pieza, pero las volvia a traer todas de nuevo con la comida intacta. En su boca habia una torva expresion. Colegi que en la cocina diria: 'Le pesa la conciencia. ?Pobre senora! ?Acaso es de extranarse?' Y todos asentirian, debido a su ley no escrita de que los muertos eran santificados.
Los acontecimientos de ese dia resaltan con claridad en mi mente. Recuerdo que corri por el camino bajo el ardiente sol, que encontre al doctor Hilliard dormido en su jardin, con un periodico en la cabeza para protegerse del sol; que le solte bruscamente que habia habido un accidente, y que regrese con el al Abbas. La casa estaba todavia silenciosa; el zapato se hallaba caido junto a Judith, pero el elefante estaba en el cuarto de juegos. Permaneci alli, junto al medico, mientras el tocaba la pobre cara de Judith.
—Esto es terrible —murmuro—. Terrible. Habia estado bebiendo —continuo despues de mirar su zapato, en lo alto de la escalera.
Yo asenti con la cabeza. El doctor Hilliard se incorporo.
—Nada puedo hacer por ella —dijo.
—?Habra sido instantaneo? —pregunte.
—Creo que si —repuso el, encogiendose de hombros—. ?Nadie la oyo caer?
Explique que todos los criados se encontraban en el circo. Era la unica ocasion del ano en que la casa estaba vacia.
—?Donde esta Sir Justin?
—Lo ignoro. Mi marido fue a Plymouth por asuntos de la finca, y Lady Saint Larston esta en el jardin, con mi hijo.
Despues de asentir con la cabeza, comento:
—Parece usted alterada, senora Saint Larston.
—Fue una fuerte impresion.
—Exacto. Bueno, debemos tratar de comunicarnos con Sir Justin lo antes posible. ?Donde puede estar a esta hora del dia?
Yo sabia donde estaba Justin… con Mellyora; y entonces el miedo me ataco por primera vez. Ahora el estaba libre… libre para casarse con Mellyora. En un ano —que seria un periodo respetable— se casarian. Tal vez en otro ano mas tendrian un hijo. Tan absorta habia estado en tomar medidas para que el juguete de Carlyon no apareciese involucrado en el accidente, que no me habia dado cuenta de que lo que yo temia podia suceder, al fin y al cabo.
El doctor Hilliard hablaba, dandome instrucciones; pero yo me limite a permanecer inmovil y era como si toda la casa se burlara de mi.
* * *
Ese dia, mas tarde, los padres de Judith llegaron al Abbas. Su madre se parecia mucho a Judith; escultural, con los mismos ojos torturados. En esa ocasion eran torturados en verdad.
Fue al cuarto donde yacia Judith en su lecho, pues aun no le habian preparado el ataud. Oi sus violentos sollozos y sus reproches.
—?Que le han hecho ustedes a mi hija? ?Por que permiti que viniese a esta casa?
Los criados oyeron. En la escalera me encontre con la senora Rolt, que bajo los ojos para que yo no viese en ellos la excitacion. Esa era una situacion que encantaba a los sirvientes. Escandalo en altas esferas. Cuando hablaban de la muerte de Judith, hablarian tambien de su desdicha y de aquella ultima escena, cuando habia delatado ante todos ellos sus celos de Mellyora.
* * *
Jane Carwillen llego al Abbas, habiendo logrado que un caballerizo de Derrise la trajese. Doll, que la recibio, procuro impedirle entrar en la casa, pero ella hizo a un lado a la muchacha y exclamo:
—?Donde esta mi joven senora? Llevenme hasta ella.
Al oir la conmocion, baje al salon. Tan pronto como vi a la mujer, dije:
—Venga conmigo; la llevare hasta ella.
Y abri la marcha hacia el recinto donde yacia Judith en su ataud.
Deteniendose junto a el, Jane Carwillen contemplo a
Judith. No lloraba, no hablaba, pero vi la congoja en su rostro, y supe que por su mente pasaban cien pequenos incidentes de la infancia de Judith.
—Y era tan joven —dijo por fin—. ?Por que tuvo que pasar esto?
—Estas cosas ocurren —susurre con dulzura.
Se volvio hacia mi con vehemencia.
—No tenia por que ocurrir. Ella era joven. Tenia toda la vida por delante.
Se aparto, y cuando juntas abandonabamos el cuarto mortuorio, nos encontramos con Justin. La mirada de odio que le lanzo Jane Carwillen me sobresalto.
La senora Rolt, que aguardaba en la sala, miro avidamente a Jane Carwillen.
—Pensaba que a la senorita Carwillen le gustaria beber un vaso de vino como consuelo —dijo.
—No hay consuelo que usted ni nadie pueda darme —replico la anciana.
—Siempre hay consuelo en un pesar compartido —insistio la senora Rolt—. Abranos su corazon… y nosotros le abriremos el nuestro.
?Era aquel un mensaje? ?Significaba acaso: queremos decirle algo que creemos que usted deberia saber?
Quiza Jane pensara eso, pues accedio a ir a la cocina y beber un vaso de vino. Media hora mas tarde, sabiendo que Jane no habia salido de la casa, busque una excusa para bajar a la cocina.
Supe que los criados estaban hablando a Jane de esa ocasion en que Judith habia acusado a su esposo y a Mellyora de ser amantes. Por primera vez se estaba diciendo que la muerte de Judith no era un accidente.
En la pesquisa judicial, el veredicto fue 'muerte accidental'. Al parecer, Judith se habia hallado en un estado de semi-embriaguez, por lo cual, perdiendo pie en la escalera, habia caido y habia muerto.
Di testimonio, ya que la habia encontrado, explicando como habia entrado en la casa buscando el juguete de mi hijo; entonces habia visto a Judith inerte al pie de la escalera y su zapato en uno de los escalones mas altos. Nadie dudo de mi, aunque yo temia que mi nerviosidad me delatase. Se presumio que yo estaba alterada, lo cual era natural.
Sir Justin parecia haber envejecido diez anos. Me di cuenta de que se hacia reproches. En cuanto a Mellyora, semejaba un espectro. Yo sabia que detestaba encontrarse con cualquiera de los criados. Lo habia olvidado todo en cuanto a la entrevista que iba a tener, y tan aturdida estaba por lo sucedido, que ni siquiera podia pensar con claridad. ?Que distinta de mi era ella! De haber estado en su lugar, me repetia yo, en ese momento habria estado alborozada, viendo claro el futuro ante mi. Me habria burlado de las habladurias de los criados. ?Que motivos habia para preocuparse cuando una pronto seria el ama de la casa, con poder para despedir a cualquiera de ellos? Ellos debian saberlo y acomodarian su actitud en consecuencia. Pero por el momento, no sabian con certeza que giro iban a tomar los acontecimientos.
Pero tal vez yo fuese una de las personas mas intranquilas de la casa. Estaba en juego el futuro de mi hijo,