que ahora lo era todo para mi. No me gustaba observar mi propia vida con demasiada atencion. Mi matrimonio no era satisfactorio, y en algunas ocasiones Johnny me desagradaba. Yo queria hijos; esa era la unica razon por la cual lo toleraba. No lo amaba; jamas lo habia amado; pero habia entre nosotros un vinculo de sensualidad que oficiaba de amor. Con frecuencia habia sonado en un amor que me daria todo lo que deseaba de la vida, y mas especialmente entonces. Queria yo un marido a quien pudiese recurrir, que me consolara y que hiciese mi vida digna de vivirse aunque mis ambiciosos planes quedasen frustrados. Nunca me habia sentido tan sola como en ese momento, porque habia visto como, mediante un solo golpe del destino, los suenos podian ser destruidos. Me habia sentido poderosa, capaz de obligar al destino a darme lo que yo queria; pero ?acaso abuelita no me habia dicho, una vez tras otra, que el destino era mas poderoso que yo? Me sentia debil e indefensa, y sintiendome asi queria un brazo fuerte a mi alrededor. Pensaba cada vez mas en Kim. Aquella noche en el bosque habia sido importante en mas de una manera. Habia decidido mi futuro tanto como el de Joe.
A mi modo extrano y tortuoso, estaba enamorada de Kim, tal vez enamorada de una imagen; pero porque mis deseos siempre llegaban hondo, porque cuando queria algo lo queria apasionada y sinceramente, sabia que asi era como debia amar a un hombre: profunda, apasionadamente. Y aquella noche, cuando era tan joven e inexperta que no comprendia plenamente mis sentimientos, habia elegido a Kim, y luego habia seguido construyendo su imagen. En el fondo de mis pensamientos estaba la creencia de que algun dia Kim volveria, y que volveria por mi.
Y ahora, porque creia que podia perder todo lo que habia querido para Carlyon, deseaba tener a mi lado un hombre fuerte que me consolara; me entristecia saber que ese hombre no era mi marido y que este matrimonio mio era un sordido negociado… un matrimonio sin amor, un matrimonio entre un deseo tan feroz, por un lado, que habia forzado este paso, y por el otro lado un deseo igualmente feroz pero, en mi caso, de poder y posicion.
Aguardaba inquieta lo que iba a suceder; y entonces empece a advertir que el destino me ofrecia otra oportunidad.
Habian comenzado los rumores.
Me di cuenta de esto cuando por casualidad oi un comentario hecho desde la cocina. La senora Rolt tenia una voz penetrante.
—Hay una ley para los ricos y otra para los pobres. Muerte accidental. Accidental… que les parece. ?Y donde estaba el? ?Y ella, donde estaba? Bessie Culturther los vio, si… caminando por el bosque de Trecannon… los caballos atados… iban tomados de la mano. Eso fue dias antes. ?Acaso hacian planes? ?Y donde estaban ellos cuando su senoria tuvo su muerte accidental? En fin, no conviene preguntar, ?verdad?, porque son gente de alcurnia.
Rumores… Habladurias… Irian en aumento.
* * *
Asi fue. Hubo habladurias, habladurias interminables. Todo era demasiado casual, decian las murmuraciones. Los acontecimientos no podian desarrollarse de modo tan simple. ?Justin enamorado de Mellyora! ?Mellyora a punto de marcharse! ?La muerte repentina de la unica persona que se interponia entre ambos! ?Era natural suponer que Lady Saint Larston habia tenido un accidente, precisamente en el momento adecuado para impedir que su marido perdiese a su amante?
?Cuan generoso podia ser el destino para ciertas personas! Pero ?por que tenia que ser asi? ?Acaso el destino decia: 'Ah, pero este es Sir Justin y hay que darle lo que quiera'? El destino debia dar un empujoncito a los acontecimientos para que todo le saliera bien a Sir Justin Saint Larston. ?Un empujoncito? ?Si que eran palabras bien elegidas!
?Donde habia estado Sir Justin en el momento en que su esposa caia por las escaleras? En la pesquisa judicial habia explicado que estaba entrenando a uno de sus caballos.
No preguntaron a Mellyora donde habia estado ella. De haberlo hecho, ella habria tenido que responder que tambien habia estado entrenando a un caballo. Podia imaginarme la mesa grande en las habitaciones de los criados; estarian sentados alrededor de ella como si fueran detectives, reuniendo las piezas de la historia.
La hora habia sido ingeniosamente elegida; la casa estaba en silencio, los criados en el circo, el senor Johnny ausente por negocios; la senora Saint Larston con su hijo y la anciana dama en el jardin. ?Acaso Sir Justin habia regresado a la casa? ?Habia conducido a su esposa por el corredor hasta lo alto de la escalera y la habia arrojado abajo?
Los criados lo decian; lo decian en la aldea. En la pequena oficina de correos, la senorita Penset sabia que la senorita Martin habia estado escribiendo cartas a direcciones de diversas partes del pais; y teniendo en cuenta aquella escenita, cuando una habitacion del Abbas se habia incendiado y la senorita Martin habia sido vista en ropa de dormir con Sir Justin, y la pobre senora Judith habia dicho simplemente lo que pensaba, no quedaban dudas de en que habia insistido su senoria. La senorita Penset habria oido el relato de esa escena desde varias partes. Siempre estaban la senora Rolt y la senora Salt, asi como el senor Haggety, que se inclinaba sobre el mostrador y contemplaba el pecho de la senorita Penset bajo su corpino de bombasi, sonriendo con aire entendido para sugerir que ella era una hermosa mujer. Ella podia extraer cualquier secreto a un hombre que la admiraba tanto como el senor Haggety. Luego estaba Doll, que nunca era muy discreta, y Daisy, a quien le parecia tan ingenioso imitar a Doll. ?Y acaso el cartero no le habia dicho que habia llevado a la senorita Martin una carta cuyo matasellos indicaba que provenia de una de las direcciones donde ella habia escrito?
La senorita Penset tenia el dedo sobre el pulso de la aldea; se daba cuenta de que una muchacha estaba embarazada aun antes de que esta misma lo supiese. Todos los dramas de la vida de la aldea eran para ella de sumo interes, y como administradora de correos estaba en una situacion especial para percibirlos.
Por eso yo sabia que, en la oficina de correos, la gente hablaba con la senorita Penset; cuando yo entraba alli se hacia el silencio. Se me miraba con mas simpatia que antes. Tal vez yo fuera una advenediza, pero al menos no era perversa, como ciertas personas. Ademas, mis asuntos habian pasado a ser ahora' de importancia secundaria.
* * *
Era el dia del funeral. Llegaban flores sin cesar, y el olor a lirios impregnaba toda la casa. Parecia el olor a muerte.
Todos temiamos la dura prueba. Cuando me puse mi toca, la cara que vi en el espejo casi no parecia la mia. El negro no me sentaba bien; me habia dividido el cabello al medio, lucia un pesado rodete en la nuca, largos aros de jade en las orejas y un collar de jade alrededor del cuello.
Mis ojos parecian enormes; mi rostro, mas delgado y mas palido. Habia estado durmiendo mal desde la muerte de Judith, teniendo suenos cuando lograba dormir. Sonaba constantemente con la plataforma de contratacion en la feria de Trelinket, y con Mellyora que se acercaba y me tomaba la mano. Una vez sone que, al mirarme los pies, vi que tenia pezunas hendidas.
Con su negro sombrero de copa y su negra chaqueta, Johnny tenia un aspecto mas digno que de costumbre. Entro y se detuvo a mi lado, junto al espejo.
—Se te ve… regia —dijo, e inclinandose, para no moverme la toca, me beso la punta de la nariz. De pronto rio diciendo—: Por Dios, como se habla en la vecindad…
Me estremeci; odiaba su aire de complacencia. El continuo:
—Siempre se le ha mostrado como un ejemplo… mi bendito hermano. ?Sabes como lo llaman ahora? —No quiero saberlo. Elevo las cejas.
—Eso no es muy propio de ti, mi dulce esposa. Habitualmente te gusta inmiscuirte en todo. Solo puede haber una razon para que no quieras que te lo diga. Que ya lo sabes. Si, amor mio, estan diciendo que mi santo hermano asesino a su esposa.
—Espero que les hayas dicho cuan absurdo era eso.
—?Crees acaso que mis palabras habrian tenido algun peso?
—?Quien dice tal cosa? ?La administradora de correos? ?Propagadores de escandalos como ella?
—No tengo dudas de que la respuesta para eso es 'si'. Esa vieja arpia repetiria cualquier escandalo en el cual pudiera meter su lengua sucia. Eso es previsible. Pero es en lugares mas elevados. A mi hermano le costara salir de esta situacion.
—Pero todos sabian que ella bebia.