Nos miramos con fijeza, desesperados. Luego dije:
—Tendremos que averiguarlo. Tendran que bajar.
—?Bajar a la mina! ?Estas loca… Kerensa?
—Pero el puede estar alli…
—Es una locura.
—En este momento mismo puede estar yaciendo alli, herido…
—Una caida semejante lo mataria.
—?Johnny!
—Es una idea descabellada. El no esta alli. No hay tiempo que perder. Esta en la casa… Esta…
—Tenemos que explorar la mina. No hay tiempo que perder. Ya… ya.
—?Kerensa!
Lo aparte con violencia y eche a correr hacia los establos. Llamaria a Polore y algunos hombres mas. Debian prepararse sin demora. Este nuevo terror me obsesionaba. Carlyon se habia caido por el pozo de la vieja mina. Imagine su miedo si estaba consciente; el horror de que no lo estuviese.
—?Polore! —llame—, ?Polore!
Entonces oi ruido de cascos, y mi cunada Essie entro a caballo en el establo. Casi ni la mire. No tenia tiempo para ello en una ocasion semejante. Pero ella me gritaba:
—Oh, Kerensa, Joe me pidio que viniese a avisarte sin demora, porque estarias preocupada. Carlyon esta con su tio…
Casi me desmaye de alivio. Essie continuo:
—Llego hace quince minutos. Dijo algo de que su caballito necesitaba a Joe. Joe me dijo que viniese enseguida y te dijese donde esta el. Dijo que tu estarias a punto de morirte de preocupacion.
Johnny estaba de pie a mi lado.
—Oh, Johnny —exclame, pues vi que el estaba tan contento como yo.
Entonces me eche en sus brazos y nos abrazamos. Jamas me habia sentido tan cerca de mi marido.
* * *
Una hora mas tarde, Joe llevo a Carlyon de vuelta al Abbas. Carlyon iba con Joe, de pie en el coche liviano; Joe le habia permitido sujetar las riendas con el, de modo que Carlyon creia que el mismo conducia el coche. Pocas veces lo habia visto yo tan feliz.
Tambien Joe estaba feliz. Amaba a los ninos y anhelaba un hijo propio; hasta el momento no habia senales de que Essie le fuese a dar uno.
—?Mama! —llamo Carlyon tan pronto como me vio— Tio Joe vino a curar a Carpony.
Carpony llamaba a el a su caballito, un nombre derivado de 'pony de Carlyon'. Encontraba su propio nombre especial para todo lo que el amaba.
Inmovil junto al coche yo lo miraba, lleno mi corazon de gratitud por verlo vivo, sano. Casi no podia contener las lagrimas. Joe, que advirtio mi emocion, dijo con suavidad:
—Envie a Essie tan pronto como el llego, sabiendo como te sentirias.
—Gracias, Joe —repuse con vivacidad.
—Es un verdadero hombrecito… ya conduce mi coche ?que haras despues?
—Ya conduzco el coche —repitio Carlyon, muy contento—. ?Iras ahora a curar a Carpony, tio Joe?
—Si, me parece que mas vale que vayamos a ver como esta ese buen caballito.
—Pronto lo curaremos, ?eh, tio Joe? —insistio Carlyon.
—De eso me parece que podemos estar bastante seguros.
Entre ellos habia una camaraderia que me inquieto. No me habia propuesto que el futuro Sir Carlyon se hiciese demasiado amigo del veterinario. Era cierto que debia reconocerlo como tio suyo, pero no debia haber demasiados encuentros. Si Joe hubiese sido el medico, habria sido distinto.
Levantando a Carlyon del coche, le dije:
—Carino mio, otra vez no te vayas sin decirnoslo antes.
La felicidad se apago en su rostro. Sin duda Joe le habria dicho cuan preocupada debia de estar yo. Echandome los brazos al cuello dijo con suavidad:
—La proxima vez lo dire.
?Que adorable era! Me hacia dano verlo tan amigo de Joe, y sin embargo, al mismo tiempo me complacia. Este era mi propio hermano, que antes habia sido muy querido para mi… y todavia lo era, pese a haberme desilusionado.
Mire a Joe, que entro en el establo. Su cojera siempre me ablandaba con respecto a el; me recordaba siempre aquella noche en que Kim lo habia llevado a la cabana; no se por que, me dolia el corazon… pero no por el pasado. ?Como podia yo, que tanto exito tenia, querer volver ahora alla? Pero tenia una sensacion de anhelo por saber que estaba haciendo ahora Kim.
Joe examino al caballito. Luego se rasco la cabeza, pensativo.
—No le pasa nada grave, me parece.
—No le pasa nada grave, me parece tambien —repitio Carlyon, rascandose la cabeza.
—Nada que no podamos arreglar, en mi opinion.
Carlyon sonrio. No tenia ojos mas que para su maravilloso tio Joe.
* * *
La cena festiva de esa noche no fue ningun exito. Durante el dia yo no habia tenido oportunidad de hablar con Johnny acerca de las cuentas por vinos, y durante la cena las recorde.
Los Fedder no eran una pareja muy interesante. James Fedder tenia casi sesenta anos; su esposa, algunos menos. Yo no tenia nada en comun con ella.
Mellyora ceno con nosotros, aunque yo no habia invitado a otro hombre para que fuesemos un numero redondo, ya que los Fedder estaban en nuestra casa porque James queria hablar de negocios con Johnny. Despues de la cena, se dejaria a los hombres conversando a la mesa mientras bebian oporto.
Me alegre cuando Mellyora, la senora Fedder y yo pudimos retirarnos al salon, aunque la velada me resulto muy aburrida y quede mas satisfecha todavia cuando llego la hora de marcharse para los Fedder.
Habia sido un dia agotador; primero la sorpresa por las cuentas, luego la fuga de Carlyon, y despues de eso una cena festiva que no fue para nada estimulante.
En nuestro dormitorio, decidi abordar el tema de las cuentas con mi marido. Pense que se lo veia cansado, pero la cuestion ya no se podia postergar; era demasiado importante.
—Haggety me inquieto, Johnny —empece diciendo—. Hoy me mostro dos cuentas vencidas de dineros. Dice que no nos abasteceran mas de vino hasta que se las paguemos. Es… es insultante.
Johnny se encogio de hombros y bostezo, fingiendo una indiferencia que, segun sospeche, no sentia.
—Mi querida Kerensa, personas como nosotros no se creen obligadas a pagar cuentas tan pronto como se las presentan.
—?Entonces las personas como tu tienen la costumbre de que los comerciantes se nieguen a abastecerlas?
—Estas exagerando.
—Lo supe directamente por Haggety. Cosas como esta no sucedian cuando Justin estaba aqui.
—Cuando Justin estaba aqui, sucedian toda clase de cosas que ya no suceden. Por ejemplo, las esposas morian cayendo misteriosamente por las escaleras.
Estaba cambiando el tema de discusion; tal como a mi me gustaba justificarme cuando me sentia culpable, a el tambien.
—Hay que pagar las cuentas, Johnny.
—?Con que? —Con dinero.
Volvio a encogerse de hombros.
—Encuentralo y yo pagare las cuentas.
—No podemos agasajar a nuestros invitados si no podemos ofrecerles vino para beber.
—Haggety tendra que encontrar alguien que quiera abastecernos.
—?Y acumular mas cuentas? —Tienes mentalidad de cabana, Kerensa.