—Me alegro, si eso significa que pago mis deudas.
—Oh, no me hables de dinero.
—Johnny, dimelo francamente, ?estamos en dificultades… en dificultades financieras?
—Siempre hay problemas de dinero.
—?Los hay? ?Los hubo en la epoca de Justin?
—En la epoca de Justin todo estaba perfectamente ordenado. Era tan ingenioso en todos los aspectos… hasta que su ingenio le costo caro.
—Johnny, quiero saberlo todo.
—Saberlo todo es perdonar —cito el con ligereza.
—?Estamos escasos de dinero?
—En efecto.
——?Y que estas haciendo tu al respecto?
—Esperar y rezar por un milagro.
—Johnny, ?es muy grave la situacion?
—No lo se, pero saldremos del paso, como siempre.
—Debo estudiar contigo estas cuestiones… pronto.
—?Pronto? —repitio el. Subitamente se me ocurrio algo.
—?No habras estado pidiendo dinero a James Fedder? —Justamente al reves, mi dulce esposa. Fedder esta buscando un amigo bondadoso que venga en su ayuda. Esta noche se equivoco al elegir.
—?Queria que le prestaras dinero? —pregunte; Johnny asintio—. ?Y que le dijiste?
—Oh, le di un cheque en blanco y le dije que usara lo que quisiera. En el banco habia tanto que yo no echaria de menos algunos miles.
—Johnny… en serio.
—En serio, Kerensa, le dije que me hallaba en mala situacion. De todos modos, la mina Fedder se esta quedando agotada. Es inutil tratar de apuntalar las cosas.
—La mina. ?Por supuesto, la mina! —repeti; el me miro extranado—. Se que no nos gustara, pero es el unico modo… y si hay estano alli, como dicen algunas personas…
Tenia los labios apretados, los ojos llameantes.
—?Que estas diciendo? —inquirio.
—Pero si es el unico modo… —empece.
Me interrumpio diciendo, en voz tan baja que apenas pude oir:
—Tu… tu… sugieres semejante cosa. ?Que te crees? —Tomandome por el hombro me sacudio bruscamente—, ?Quien eres tu… para creer que puedes gobernar el Abbas?
Tan cruel era su mirada en ese momento, que me convenci de que me odiaba.
—?Abrir la mina! —continuo—. Cuando sabes tan bien como yo que…
Alzo una mano; tan furioso estaba, que crei que me iba a golpear. Despues se aparto bruscamente. Se quedo acostado a un lado de la cama; yo al otro.
Se que no durmio hasta la madrugada. Habia sido un dia extrano, inquietante, cuyos acontecimientos no abandonarian mis pensamientos. Vi a la senora Rolt y la senora Salt de pie ante mi; vi a Haggety con las cuentas de los vineros; a Carlyon junto a Joe, sujetando las riendas del caballo de Joe en sus queridos dedos regordetes; y vi a Johnny con la cara blanca de ira.
'Un mal dia', pense. Fantasmas que se agitaban; alacenas que se abrian y revelaban viejos esqueletos que era mejor olvidar.
* * *
Desde entonces mis dias fueron inquietos. Mi atencion se centro en Johnny porque repentinamente habia comprendido que no era una persona apta para administrar la propiedad, y que su mala administracion podia tener efectos en el futuro de Carlyon.
Sabia poco de asuntos financieros, pero si sabia con que facilidad las personas ineficaces podian verse en problemas. Fui a ver a abuelita, llevandome a Carlyon. Cuando supo adonde ibamos, mi hijo quedo encantado. Yo misma conducia el pequeno coche que usaba para esos viajes cortos, y Carlyon, de pie delante de mi sujetaba las riendas como lo hiciera con Joe. Mientras tanto, parloteaba sobre su tio Joe. Tio Joe dice que los caballos tienen sentimientos, igual que la gente. Tio Joe dice que todos los animales saben lo que uno esta diciendo, por eso hay que tener cuidado de no ofenderlos. Tio Joe dice…
Debi haber estado complacida de haberle dado un tio a quien el tanto admiraba.
Essie salio a recibirnos; como siempre, un poco timida en nuestra compania. Nos llevo al cuarto de abuelita, que estaba en cama; no era uno de sus dias buenos, me dijo Essie.
Tenia la negra cabellera peinada en dos trenzas y se la veia mas vieja; siempre habia parecido fuera de lugar en casa de los Pollent, aunque yo sabia que Essie habia hecho todo lo posible para que se sintiera bien acogida y comoda. Esa habitacion con pulcras cortinas de algodon y cobertor almidonado no era del estilo de abuelita; habia en ella un aire de resignacion, tal como —pense con alarma— si hubiese venido aqui a esperar el final.
Carlyon trepo a la cama para hablarle, y ella le hablo durante unos minutos. Carlyon se quedo pasivamente en sus brazos, mirandole los labios con cierta concentracion, pero yo sabia que ansiaba estar con Joe. Essie habia avisado a Joe que estabamos alli, y cuando mi hermano entro, Carlyon se bajo de la cama y se precipito hacia el. Joe lo levanto en sus brazos y lo alzo sobre la cabeza.
—Asi que viniste a echarme una mano, ?verdad?
—Si, tio loe, vine a echarte una mano.
—Pues debo ir a casa del agricultor Pengaster esta manana. Uno de sus caballos esta enfermo. Creo que solo le hara falta un mosto de salvado, ?que opinas tu, socio? Carlyon ladeo la cabeza.
—Si, opino tambien que solo le hara falta un mosto de salvado, socio.
—Pues oye, que te parece si vienes conmigo y le echas una ojeada. Pediria a tu tia Essie que nos envuelva un pastel de carne por si acaso sentimos hambre.
Carlyon se habia metido las manos en los bolsillos; estaba de pie con el peso apoyado en una pierna, como hacia Joe; encorvo los hombros, lo cual, yo lo sabia, era un signo de alegria.
Joe me miraba con los ojos iluminados de placer. Solo una cosa podia yo decir.
—Entonces lo traeras de vuelta esta tarde, Joe. Mi hermano asintio con la cabeza. —Creo que nuestro recorrido nos llevara por alli. Tengo que visitar los establos del Abbas… De pronto Carlyon rio.
—Mejor sera que partamos, socio —dijo—. Habra mucho trabajo esta manana.
Cuando ellos se marcharon, acompanados por Essie que iba a envolver los pasteles, abuelita me dijo riendo:
—Es bueno verlos juntos… Pero tu no lo crees asi, preciosa. Ahora tu hermano no vale lo suficiente para ti.
—No, abuelita, eso no es cierto…
—No te gusta ver al pequeno haciendo de veterinario, ?verdad? ?Y Joe tan contento de recibirlo, y el tan contento de estar con Joe! Confio en que algun dia Joe tenga un hijo, pero hasta entonces, preciosa, no le regatees una pequena participacion en el tuyo. Recuerda como solias querer a tu hermano. Recuerda como ibas a conseguir todo lo mejor para el, tanto como para ti misma. Naciste para amar, mi pequena Kerensa; lo haces con toda tu alma y vida. Y es bueno hacer lo que haces con todas tus fuerzas, porque entonces lo haces bien. Y el nino es digno de tu devocion, pero no intentes forzarlo, nina. No hagas eso.
—Jamas lo forzaria a hacer nada.
Puso su mano sobre la mia mientras continuaba:
—Tu y yo nos entendemos, nieta. Conozco tu mente porque funciona igual que la mia. Estas inquieta. Viniste a hablarme al respecto…
—Vine a verte, abuelita. ?Eres feliz aqui?
—Mis huesos son viejos. Crujen, preciosa. Cuando me agacho a juntar mis hierbas siento las coyunturas rigidas. Ya no soy joven. Me dicen que estoy demasiado vieja para vivir sola. Mi vida ha terminado; ahora tengo suerte de tener una cama comoda donde reposar mis viejos huesos mientras aguardo.
—No hables asi, abuelita.