—Me parece que todos vamos a tener tiempos dificiles —dije. No podia evitarlo, pero como tenia que averiguar en que pensaba, agregue—: Mellyora, ?has tenido noticias de Justin ultimamente?
—Desde hace dos meses, no —repuso con voz serena—. Sus cartas han cambiado.
—?Cambiado? —repeti, preguntandome si ella habria notado el temor en mi voz.
—Parece… mas tranquilo. Reconciliado.
—?Acaso hay… otra?
—No. Es solo que esta en paz… espiritualmente. Con aspereza repuse:
—Si te hubiese amado realmente, Mellyora, jamas te habria abandonado.
Me miro con fijeza.
—Tal vez haya varias clases de amor, Kerensa. Tal vez nos sea dificil entenderlas todas.
Senti desprecio hacia los dos, Justin y Mellyora. No tenia por que hacerme reproches. Ellos no eran capaces de sentir un amor profundo y apasionado. Para ellos el amor tenia que ser correcto y convencional. Ese no era modo de amar. Lo que yo habia hecho no tenia por que obsesionarme. Despues de todo, si ellos se hubiesen amado realmente no se habrian dejado separar. El unico amor que valia la pena era el que estaba dispuesto a desechar, en aras de si mismo, toda consideracion mundana.
Subitamente percibimos ruidos inusitados. Pisadas, voces.
—?Que sucede? —exclame. Ambas callamos, escuchando, mientras las voces se aproximaban. Oi el fuerte resonar del timbre, luego silencio y los pasos de Haggety. Despues se oyeron voces, y Haggety venia al comedor. Cuando entro alce la vista—. ?Que hay, Haggety?
Se despejo la garganta antes de responder:
—Es una delegacion, senora. Quieren ver al senor Saint Larston.
—?Les dijo que el no estaba en casa?
—Si, senora, pero me parece que no me creyeron.
—?De que delegacion se trata?
—Pues, senora, son algunos hombres de la mina Fedder, creo, y con ellos viene Saul Cundy.
—?Y han venido aqui? ?Por que? —inquiri. Haggety se mostro confuso.
—Pues, senora, yo les dije…
Yo sabia por que habian venido al Abbas. Querian que se examinara la mina Saint Larston en busca de estano. Si era posible que ella proporcionara trabajo, querian que asi fuese. ?Y por que no? ?Acaso no podia ser esa la solucion a nuestros problemas? La mina habia salvado al Abbas una vez, ?por que no de nuevo?
—Yo recibire a esos hombres, Haggety —anuncie—. Llevelos a la biblioteca.
Haggety vacilo; lo mire imperiosamente y el se alejo para cumplir mis ordenes.
En la biblioteca hice frente a los hombres. Saul Cundy parecia grande y vigoroso. Un hombre decidido como lider, pense, y una vez mas me pregunte que habria visto en Hetty Pengaster. Como Saul era el portavoz, me dirigi a el.
—Han venido ustedes a ver a mi marido, pero el no se encuentra en casa. Como el me consulta en asuntos financieros, si quieren decirme por que han venido, podre trasmitirle el mensaje de ustedes.
Titubearon; pude ver expresiones escepticas en algunos rostros. Tal vez no creyesen que Johnny no estaba en casa; tal vez no les gustaba hablar con una mujer.
Saul Cundy y yo nos medimos con la mirada. Sin duda el estaba recordando que yo era la nieta de abuelita Be. Por fin decidio hablar conmigo.
—Y bien, senora —dijo—, es un hecho cierto que la mina Fedder cerrara, lo cual causara verdaderas penurias a muchos de nosotros. Creemos que hay buen estano en la mina Saint Larston y querernos tener la ocasion de averiguarlo y, si estamos en lo cierto, de ponerla en funcionamiento.
—Me parece muy justo —respondi. Viendo sus expresiones de alivio, continue:
—Tan pronto como regrese mi esposo le hablare de vuestra visita y se examinara la cuestion.
—Pues, senora, no debe haber demora alguna —continuo Saul Cundy—. Pienso que todos se tranquilizarian si empezaramos a preparar las barrenas.
—?Por que tienen tanta seguridad de que hay estano en la mina Saint Larston?
—Bueno, nuestros abuelos contaron a nuestros padres, y nuestros padres a nosotros, que fue cerrada de manera subita. Por capricho, podria decirse. Y eso causo muchas privaciones. Y bien, ahora vienen malos tiempos y los malos tiempos no son tiempos para que los caballeros alardeen de sus caprichos.
Aqui habia una amenaza, lo cual no me gustaba, pero comprendi la sabiduria del razonamiento de esos hombres.
—Por cierto, dire a mi esposo que han venido —les asegure.
—Y digale, senora, que vendremos de nuevo.
Incline la cabeza y todos salieron en fila, respetuosamente. Entonces regrese junto a Mellyora, que estaba muy palida.
—Kerensa —dijo con mirada que expresaba admiracion—, ?acaso no hay nada que no seas capaz de hacer?
Repuse que no creia haber hecho nada extraordinario y pense: 'Esta es la respuesta. La mina sera trabajada de nuevo. El Abbas sera salvado para Sir Carlyon.'
* * *
Estaba despierta cuando llego Johnny esa noche. Antes de que hablara vi en sus ojos una expresion desesperada; era lo que yo habia llegado a reconocer como 'mirada de perdedor'..
Tanto mejor asi. Ahora estaria tan ansioso como cualquier otro por que se investigara la posibilidad de explotar la mina. Me sente en la cama, y tan pronto como entro exclame:
—Johnny, vino una delegacion.
—?Una que?
—Estuvieron aqui Saul Cundy y algunos mineros. Quieren que abras la mina Saint Larston. Se que no te gusta… pero es una posibilidad de resolver las dificultades. Lo que una vez resulto puede volver a resultar.
—?Estas loca? —inquirio despues de sentarse en la cama y mirarme con fijeza. Luego se levanto, tambaleante, y acercandose a la ventana, corrio las cortinas y se quedo alli, mirando hacia afuera.
—Has estado bebiendo —lo acuse—. Oh, Johnny, ?no ves que hay que hacer algo? Estos hombres abriran la mina, te guste o no.
—Si los encuentro en mi propiedad los hare encerrar como intrusos.
—Escucha, Johnny. Algo habra que hacer. Aqui habra muchas privaciones cuando cierre la mina Fedder. No puedes permitir que nuestra mina quede inactiva cuando podria proporcionar trabajo…
Entonces se volvio; tenia la boca crispada. No me habia dado cuenta de que se hallaba tan alterado.
—Sabes muy bien que no se puede interferir en la mina.
—Se que debemos hacer algo al respecto, Johnny.
—?Hacer que?
—Debemos demostrar a esas personas que estamos dispuestos a abrir la mina. ?Que pensaran de nosotros si nos negamos?
Me miro como si tuviese ganas de matarme.
—La mina no sera tocada —declaro.
—Johnny…
Salio de la pieza y no regreso, sino que paso la noche en su trasalcoba.
Johnny fue inflexible. No abriria la mina. Nunca lo habia visto tan empecinado. Habia cambiado; siempre habia sido despreocupado y descuidado y yo no podia soportar este cambio en el. ?Por que se opondria tan severamente? Nunca le habia importado tanto como a Justin el orgullo familiar.
?Justin! Se me ocurrio la idea de escribirle. Despues de todo, Justin seguia siendo el jefe de la casa. Si el daba su autorizacion para que comenzasen las investigaciones, eso bastaria.
Vacile. Imagine a Justin recibiendo la carta, decidiendo que aquella razon bastaba para su regreso. Lo vi obteniendo la aprobacion de la aldea. Acaso estuviesen prestos a olvidar las circunstancias que habian llevado a su partida, si el regresaba y abria la mina.
No; no podia escribirle a Justin.
Todo estaba cambiando en la aldea. Amenazaba un desastre; los saludos iban acompanados de un gesto