– ?Habeis encontrado los pantalones de la chica?
– No. Habia restos de tela quemada en el cubo de basura de los perros, asi que no hay modo de descubrir el grupo sanguineo por el semen.
– Mierda. Eso de los pantalones fritos parece cosa de J.C.
– Escucha, Dave. Esto no es mas que una teoria, pero me gusta.
– Adelante.
– Bien: los perros tenian quemaduras quimicas alrededor de los ojos, y los huesos del hocico fracturados. Creo que el ladron los debilito con el veneno, les aplasto el hocico y luego intento dejarlos ciegos mientras aun estaban vivos. La clorestelfactiznida causa la ceguera si se aplica localmente, pero los animales se agitaban demasiado e incluso le mordieron. Murieron por el veneno y el tipo los destripo postmortem. Tenia alguna extrana fijacion con los ojos, asi que los arranco con mucho cuidado, los introdujo en sus gargantas y luego metio los trapos empapados en esa sustancia. Los cuatro globos oculares estaban saturados de ese toxico, de ahi mi conclusion.
Junior y un agente de uniforme se acercaban.
– Dave.
– Ray -le corte al instante-, ?has oido alguna vez que se torturase a un perro guardian en un 459?
– Nunca. Y no se me ocurriria un motivo.
– ?Venganza?
– Venganza.
– ?Dave…? -Junior.
– ?Que?
– Dave, este es el agente Bethel. Agente, cuentele al teniente.
Nervioso; un novato:
– Esto…, senor, tengo dos confirmaciones de un merodeador en este bloque la noche del robo. El sargento Stemmons me ha hecho preguntar en las casas donde no habia nadie antes. Una anciana me dijo que habia llamado a la comisaria de Wilshire, y otro hombre ha declarado haberlo visto tambien.
– ?Descripcion?
– Un tipo joven, caucasiano. Eso es todo. Ningun detalle mas, pero he llamado a la comisaria de todos modos. Han confirmado que mandaron un coche, pero no hubo suerte y esa noche no se detuvo ni se comprobo la identidad de ningun merodeador blanco en toda la zona.
Una pista; se la pase a Junior.
– Llama a Wilshire y consigue cuatro hombres mas para visitar las casas que faltan; empezad, digamos, a partir de las seis. Que consigan descripciones de posibles merodeadores. Comprueba los archivos que te dije y pasate por las tres primeras tiendas de Kafesjian de tu lista. ?Ray?
– ?Si, Dave?
– Ray, cuentale a Stemmons tu punto de vista quimico. Junior, investiga ese aspecto con los empleados de las tiendas. Si das con algun sospechoso, no hagas ninguna estupidez como matarlo.
– ?Por que no? Quien a hierro mata, a hierro muere.
– No seas idiota. Quiero saber que tiene ese tipo contra los Kafesjian.
Tres tiendas E-2 Kleen; la mas proxima, en South Tremaine, 1248. Me acerque al lugar; el Ford rosa estaba aparcado ante el local.
Estacione en doble fila; un tipo salio enseguida con aire nervioso. Le reconoci: Abe Voldrich, mano derecha de Kafesjian.
– Por favor, agente. Ellos no saben nada del maldito robo. Llame a Dan Wilhite, hable con el de… de…
– ?De las ramificaciones?
– Si, es una buena palabra. Agente…
– Teniente.
– Teniente, dejelo estar. Si, la familia tiene enemigos. No, no le van a decir quienes son. Puede preguntarselo al capitan Dan, pero dudo que se lo diga.
Mariquita espabilado.
– Asi pues, no hablaremos de enemigos.
– ?Eso esta mucho mejor!
– ?Que me dice de la clorestelfactiznida?
– ?Que? Eso me suena a chino.
– Es un producto para la limpieza en seco.
– De ese aspecto del negocio conozco poco.
Entre en el local:
– Quiero una lista de empleados. De todas las tiendas.
– No. Solo contratamos a gente de color para el trabajo de lavado y planchado, y la mayor parte estan en libertad provisional. No les gustaria tenerle por ahi haciendo preguntas.
?El crimen de un negro? No; no me sonaba.
– ?Tienen vendedores negros?
– No. J.C. no confia en ellos para el dinero.
– Dejeme inspeccionar el almacen.
– ?Que busca, ese producto del que hablaba? ?Por que?
– Se lo echaron a los perros guardianes.
Voldrich, con un suspiro:
– Adelante, pues. Pero no alborote a los obreros.
Rodee el mostrador. Detras habia una pequena fabrica: cubas, planchadoras a vapor, negros doblando camisas. Estanterias en la pared: botellas, frascos.
Comprobe las etiquetas; dos hileras completas y alli estaba: clorestelfactiznida, una calavera y dos tibias cruzadas.
Olfatee un frasco. Repulsivo/familiar. Escozor en los ojos. Devolvi el frasco al estante y me demore en la trastienda: podian aparecer las mujeres. No tuve suerte; solo unas furtivas miradas de esclavo. Regrese a la parte delantera de la tienda chorreando sudor.
Lucille en el mostrador, colgando camisas. Bum bum, meneo de caderas al ritmo de la radio. Bum bum, destello: sonrisa de vampiresa.
Le devolvi la sonrisa. Lucille cerro los labios como si corriera una cremallera y arrojo lejos una llave ficticia. Fuera, Voldrich y Madge. Mama K.: el maquillaje corrido, unas lagrimas.
Regrese al coche. Cuchicheos; no logre entender una mierda.
Encontre un telefono publico. A la mierda las tiendas E-Z Kleen.
Llame a la oficina y deje un mensaje para Junior: llama a Dan Wilhite, consigue una lista de soplones de Kafesjian. Probablemente era inutil: Dan se negaria, impaciente por aplacar a J.C. Un mensaje de Junior: habia hecho averiguaciones y la cloresteleches era un producto estandar de amplio uso en el negocio del lavado en seco.
De vuelta a South Tremaine; un coche patrulla ante la casa. Bethel me hizo senales.
– Senor, hemos conseguido dos confirmaciones mas del merodeador.
– ?Mas detalles de la descripcion?
– No, pero parece que tambien es un miron. Sacamos la misma descripcion de un «varon joven, blanco», y las dos personas han declarado que le vieron asomarse a las ventanas.
Pienso: el instrumental para el robo/mutilacion.
– ?Han dicho si el hombre llevaba algo en las manos?
– No, senor, pero se me ocurre que podia ocultar las herramientas para el delito en su ropa.
– Pero no hubo ninguna denuncia.
– No, senor, pero tengo una pista que puede estar relacionada.
– Expliquese, agente -le pido con paciencia.
– Bien, la mujer de la casa de enfrente me ha dicho que, a veces, Lucille Kafesjian baila desnuda ante la