Lo cual llevaba a: don Tercer Individuo, loco.

Insistentes rumores en la brigada: los hombres de Narcoticos, al borde del panico. Apartamentos del servicio en masa, revelacion de las gratificaciones de Kafesjian. Los rumores ponian a Dan Wilhite suplicandole a Exley: «Di algo, haz algo.»

Exley, sin comprometerse; rumores federales: diecinueve citaciones a otros tantos miembros de Narcoticos.

Mis citaciones, retenidas (via extorsion de la custodia federal). El testigo clave, Dave Klein, abierto a compromisos si la filmacion llegaba al escritorio de Noonan. Digamos que el «si» era un pensamiento ilusorio; seguia convencido de que la pelicula apareceria alli. El tiempo se agotaba.

Corriendo, pensando:

ELLOS tomaron la pelicula; el hombre clave del asunto, Chick Vecchio. Hacerle cantar: ELLOS me forzaron a hacer de protagonista.

Acusaciones por conspiracion, posiblemente pendientes; «tal vez» un testigo corrupto no ofrece garantias.

Tal vez puras fantasias.

Corriendo, observando:

La casa de LOS TIPOS. Vigilancia nocturna; agentes aparcados tres puertas mas abajo. Lleno absoluto: federales delante de la casa, federales detras. Dentro, bronca familiar: la banda sonora de mi nostalgia. Los Dos Tonys: salpicaduras de gomina con los disparos a quemarropa a la cabeza. «?No, mis hijos! », el sollozo de una de mis victimas. Un violador de doble vida: la perdigonada le arranco la cara a ese negro.

Vestidos de seda para Meg, regalos de penitencia. Ahora, Meg con Jack Woods (su maton particular). Meg, con diez grandes en el bolsillo: Jack, pendiente de cobro; Junior, por otra parte, muerto. Un pensamiento perdido: Abe Voldrich, eliminado; se observo un coche. El coche de Jack: misma marca, mismo modelo.

Musica para acompanar la vigilancia: la primera noche, por la radio del coche, un poco de bop; la segunda, Champ Dineen puro.

Suave: Richie y Lucille, tal vez amantes. Suave: Glenda, volviendose hacia mi tras un resbalon, tanto valor…

Champ Dineen: la radio del coche, con el volumen muy bajo. El eco de la musica en la ventana de Lucille: la misma emisora.

Lucille en la ventana, sin maquillaje, nuevo peinado. Las fotos del dormitorio de Richie, a tamano natural.

Un camison puesto, casi recatado.

Federales en la calle; la familia, cerca.

Un estribillo constante, imposible de acallar: Johnny suplicando…

Dos dias consumidos, dos mas por delante antes de la custodia. Dos ultimas noches con Glenda.

– Quiza no salgamos de esta - dijo ella.

– Tu, si - respondi.

– Estas cansado -insistio ella-. Tu quieres confesar.

IV LA JUNGLA DEL DINERO

***

35

– Bien, la autorizacion judicial parece en orden, pero, ?que es ese sello al pie?

– Es una estampilla de Correos. El fiscal de aqui envio los papeles a un juez del Este.

– ?Por alguna razon en especial?

Para esquivar a los juristas amigos de Exley. Abre la caja fuerte, tipejo entrometido.

– No; sencillamente, el senor Noonan sabia que el juez federal de este distrito estaba demasiado ocupado para atender peticiones de registro.

– Entiendo. Bien, supongo…

Le corte al instante:

– El documento es valido, asi que vamos de una vez.

– No es preciso ser tan brusco. Por aqui, caballeros.

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