– ?Cono, nunca te hubiera creido tan maniatico del aire fresco!
Chick se detuvo. Destellos de las luces de freno, como una senal.
Recuerdos:
El pinchazo de la aguja.
El efecto de la droga: el hormigueo, el calor por dentro.
Chick y Joanie, caminando envueltos en el amor:
Hacia un patio vacio, por el sendero de la DERECHA.
Entonces:
Flotando, como transportado por el aire.
Giro a la DERECHA. Una habitacion cochambrosa. LA FILMACION.
Ahora:
Tomando aire con dificultad. Atenazado por el recuerdo de lo de Johnny. Pete se detuvo junto al bordillo.
– Chick me paso una nota. Sabe que unos tipos filman peliculas porno en este local y ha pensado que a Joanie le atraeria conocerlo. Las estrellas de cine no dejan de asombrarme jamas.
Clic. Un recuerdo tardio, brutal: Glenda habia dicho que Sid Frizell estaba filmando peliculas porno.
«En un local abandonado.»
«Por LYNWOOD.»
– ?Eh, Klein, te encuentras bien?
Repaso de las armas: el 45, la porra, los punos americanos.
– Adelante.
Pete cargo la camara.
– Todo a punto. Entramos cuando oigamos «?Oh, nena, que bien!»
Preparado: el metal en los nudillos rascaba contra mi anillo de la escuela de Derecho.
– Vamos -Pete.
Dejamos el coche y avanzamos a toda prisa: cubos de estuco, senderos, hierba.
La escena, de nuevo: la filmacion, Johnny suplicando, «POR FAVOR, NO ME MATES».
Gemidos sexuales: uno de los apartamentos de la derecha, a poca distancia. Nos acercamos de puntillas, escuchamos:
Jadeos obscenos. Chick:
– ?Oh, nena, que bien!
Pete, camara a punto.
Miradas, asentimientos, puntapies; la puerta, abierta a la primera. Oscuridad completa durante medio segundo.
Destellos de flash: Joan Crawford chupandosela a Chick V. hasta las amigdalas.
Aceleradamente:
Parpadeo del flash. Joanie huyendo por la puerta, desnuda, chillando. Chick con la mano en un interruptor de la pared. Las luces, encendidas.
Un revolver magnum en la mesilla de noche. Lo cogi y eche un vistazo a la habitacion:
Paredes con espejos.
Suelo de linoleo, puntos rojo oscuro. Sangre seca.
Chick en la cama, cerrandose la bragueta.
Golpes, la culata de la pistola, deprisa…
Le di en la cara, le arree en la entrepierna, le retorci los brazos. El hueso crujio bajo mis manos. Chick se encogio, hecho un ovillo.
Una sombra sobre la cama: Pete, conteniendome:
– Tranquilo. Le he dado a la Crawford ropa y dinero. Tenemos tiempo para hacer esto como es debido.
Chick volvio a doblarse con un graznido, y por una buena razon: dos punos enormes cerniendose directamente sobre el.
Una amenaza trillada. Pete, regocijado:
– El izquierdo significa el hospital; el derecho, la tumba. El derecho te quita la vida y el izquierdo te quita la respiracion. Estas dos manos son la pesadilla y el mal de ojo, son los colmillos del diablo que se cuela por el humero de la chimenea.
Chick se incorporo, ensangrentado y tembloroso.
– Tengo amigos. Soy un hombre protegido. Daos los dos por muertos.
– Dave, hazle una pregunta al tipo.
Yo:
– Me vendiste, Chick. Te conte que iba a reunirme con un «policia rudo y buen mozo» en Lynwood. Ahora, para empezar, dime a quien se lo contaste y como se les ocurrio la idea de esa pelicula casera.
– No voy a decirte nada.
Pete le agarro por el cuello. Un movimiento: noventa kilos aerotransportados. Chick se estrello contra la pared del fondo; el espejo se hizo anicos.
Chick, un muneco de trapo con una mueca de estupor: «?uh?»
Pete, enseguida encima de el; crac, crac: crujidos de dedos entre sus manazas. Chick demostro agallas: ni un gemido audible.
Hinque la rodilla a su lado.
– Me vendiste a los Kafesjian.
– Que te den por saco.
– Chick, hace tiempo que nos conocemos. No hagas esto mas desagradable.
– Lo mas desagradable aqui eres tu.
– Tu me entregaste a los armenios. Admitelo y sigue desde ahi.
– No le dije a nadie que ibas a reunirte con ese policia del que me hablaste. Si alguien te tendio una trampa, maldita sea, fueron otros. Quiza tuve noticia de que ellos te metian en una jodida encerrona, pero eso fue despues de que sucediera, maldita sea.
– Has dicho «otros». ?Te refieres a los Kafesjian?
– No, es solo una manera de hablar. Te metieron en esa trampa porque naciste para ello, por toda la mierda que has hecho sin que te pasara nada. Te vendieron, pero te aseguro que no fui yo.
Pete:
– No sabia que conocieras a los Kafesjian. Pensaba que eras estrictamente un hombre de Mickey.
– Vete a la mierda. Tu eres un alcahuete estupido para Howard Hughes. Me cago en tu madre. Mi perro se caga en tu madre.
Pete solto una carcajada.
Chick, con los dedos rotos, blanco de dolor:
– Ya me han sacudido fuerte otras veces. Te acabo de dar unas respuestas gratis como introduccion, pero en adelante no esperes mas.
Manchas de sangre en el suelo. Johnny, sollozando.
– Has dicho «ellos». ?Quienes, los Kafesjian? Dame algun detalle que pueda utilizar.
– ?Quieres decir pasarselo a los federales? Se que has hecho un trato con Welles Noonan.
Aquel maton grasiento, sudando perfume de Joan Crawford.
– Dame el nombre de esos cabrones. Quiero un gesto.
– ?Un gesto? ?Que te parece este? -Me dedico un corte de mangas con el machacado dedo corazon extendido-. Chupamela, boche mamon…
Le agarre la mano. Un enchufe en la pared. Aplique el dedo a la corriente.
Chispas/humo. Chick, entre convulsiones. Yo, estremeciendome tambien con sus sacudidas.
Pete me zarandeo:
– ?BASTA, VAS A MATARLE!
Chick se desasio: un temblor incontrolado en las rodillas; la cara, poniendose verde por momentos.
Rapido:
Pete le arrojo sobre la cama. Almohadas, sabanas, mantas: en segundos, un gilipollas momificado.
El temblor de rodillas, cediendo; el tono verdoso de la piel, difuminandose.