Consultamos los nombres de Rita Greene y de Lorraine Greene. Obtuvimos una lista, afortunadamente corta, de gente apellidada Greene. Los llamamos a todos. Ninguno respondio de forma sospechosa. Ninguno habia vivido en El Monte. Ninguno de los Clyde utilizaba el alias el Latas. Ninguno de los Gary y de las Candy habia tenido que verselas con un padre llamado Clyde o una madre llamada Lorraine o Rita.

Localizamos a tres Stopplemoor en Iowa. Eran parientes del viejo Ernie. Dijeron que Ernie y Wilma habian muerto. Su hijo, Jerry, tambien. El otro hijo, Gailard, vivia en el norte de California.

Bill consiguio el numero de Gailard y lo llamo. Gailard no recordaba a la familia Greene ni tenia presente el asesinato de Jean Ellroy o cualquier otra cosa relacionada con El Monte que no fueran los coches trucados y las chicas. No se mostro suspicaz en ningun momento. Mas bien parecia sonambulo.

Armstrong nos consiguio los archivos escolares que demostraban que los Stopplemoor se habian quedado en El Monte. Tambien demostraban que los Greene habian retirado del colegio a sus hijos en octubre del 58. Peggy Forrest se habia equivocado en ese extremo.

Intentamos encontrar a Bill Young y a Margaret McGaughey, pero no lo conseguimos. Nos despedimos de toda la tangente.

Encontramos a la reportera del Los Angeles Times. Le mostramos el expediente, le ensenamos El Monte y la llevamos a Valenzuela's, al instituto Arroyo y al 756 de Maple. Dijo que iba con retraso. Quiza no pudiera publicar el articulo hasta pasado el Dia del Trabajo.

Bill reanudo los preparativos para el juicio de papa Beckett. Yo volvi al expediente. Este era una via de acceso a mi madre. Yo iba a esconderme con ella muy pronto. El expediente estaba preparandome. Cuando llegase el momento queria contar con hechos precisos y determinados y pretendia que los rumores estuviesen sincronizados con mi imaginacion. El expediente olia a papel viejo. Yo podia convertir aquel olor en perfume derramado, en sexo y en ella.

Me encerre con el expediente. Hacia un calor infernal y mi apartamento no tenia aire acondicionado. Contemplaba los tableros de corcho y su contenido. Me hacia traer la comida. Cada noche hablaba por telefono con Helen y con Bill, y con nadie mas. Mantuve conectado el contestador automatico. Una serie de mediums y videntes llamaron para asegurarme que podian ayudarme. Borre los mensajes. Invente algunas medidas absurdas y se las transmiti a Bill. Dije que podiamos poner un gran anuncio en los periodicos solicitando informacion acerca de la Rubia y del Hombre Moreno. En opinion de Bill solo conseguiriamos atraer mas chiflados, gilipollas y misticos. Propuse ofrecer una cuantiosa recompensa por la misma informacion. Eso animaria a los asiduos de los bares que oyeran la historia de la Rubia. Bill replico que eso animaria a cualquier mamon del condado de Los Angeles. Apunte que podiamos repasar todos los listines telefonicos de El Monte, Baldwin Park, Rosemead, Duarte, La Puente, Arcadia, Temple City y San Gabriel correspondientes a 1958 y anotar todos los nombres griegos, italianos y latinos caucasicos que sonaran a varones y pasarlos por los ordenadores del Departamento de Justicia y del de Vehiculos a Motor para ponernos en contacto con aquellos que nos interesaran. A Bill le parecio una idea de locos. Tardariamos un ano y solo obtendriamos datos vagos y una irritacion catastrofica.

Me dijo que leyese el expediente y pensara en mi madre. Respondi que eso hacia. No le dije que una parte de mi estaba huyendo tal como ella solia hacer. No le dije que mis desquiciadas sugerencias eran una especie de esfuerzo postrero por evitarla.

La nueva investigacion sobre Jean Ellroy cumplia ya diez meses.

25

Papa Beckett parecia un Papa Noel. En 1981 era un tipo dominante y de malas pulgas. Con el paso de los anos se habia convertido en un abuelete de barba cana. Sufria del corazon y se habia hecho cristiano renacido.

Se encargaba de su caso el juzgado 107 del Tribunal Supremo del condado de Los Angeles, presidido por el magistrado Michael Cowles. Un abogado llamado Dale Rubin representaba a papa Beckett. La sala de la audiencia estaba forrada en madera y agradablemente climatizada. Tenia una buena acustica, pero los bancos destinados al publico eran duros e incomodos.

Cuatro plantas mas abajo juzgaban a O.J. Simpson. El vestibulo permanecia abarrotado todos los dias, desde las ocho de la manana hasta la hora de cerrar. Estabamos en la decima planta del edificio. El ascensor siempre iba repleto, tanto si subia como si bajaba. El edificio de los Juzgados de lo Criminal era un centro de entretenimiento con multiples salas. En una tenia lugar la atraccion principal, y en las otras espectaculos secundarios. Equipos de los medios de comunicacion, manifestantes y vendedores de camisetas rodeaban el edificio. Los manifestantes a favor de O.J. eran negros. Los piquetes contrarios a O.J. estaban formados por blancos. Los de las camisetas eran birraciales. El aparcamiento estaba lleno de unidades moviles de television y de viseras reflectoras sostenidas sobre soportes. No habia clases y mucha gente llevaba consigo a sus hijos.

El juicio de Beckett resulto un fracaso de taquilla. Al diablo con papa Beckett. Era un hombre de pocos recursos, un pobre tonto con un acordeon y una manta raida. La sala principal quedaba cuatro plantas mas abajo. O.J. Simpson era el objeto de la atencion de los medios de comunicacion al completo. Al diablo con Tracy Stewart. Nicole Simpson tenia las tetas mas grandes.

Papa Beckett se sentaba junto a Dale Rubin. Bill Stoner, junto a Dale Davidson. El jurado estaba situado a lo largo de la pared de la derecha y presenciaba la accion de lado. El juez, desde su estrado, lo hacia directamente de frente. Yo ocupaba un rincon junto a la pared del fondo.

Me sentaba alli todos los dias. Unos bancos mas adelante estaban los padres de Tracy Stewart. En ningun momento cruzamos una sola palabra.

Charlie Guenther acudio en avion para asistir al juicio. Gary White hizo lo propio desde Aspen. Bill no se aparto de los Stewart. Queria acompanarlos durante el juicio y ayudarlos a recuperar los restos de su hija. Papa Beckett dijo que recordaba el lugar donde habia arrojado el cuerpo. Habia dicho a los agentes de Fort Lauderdale que enviaria a los Stewart una nota anonima revelandoselo, pero aun no lo habia hecho, seguramente porque no le habria reportado beneficio economico alguno y en el aspecto legal podia volverse en su contra. Los Stewart querian enterrar a su hija. Sabian, probablemente, que el concepto mismo de «caso cerrado» era una tonteria. Su hija se habia desvanecido un mal dia. Tal vez quisieran celebrar una ceremonia y marcar su vida con un punado de tierra y una lapida.

Bill opinaba que los padres de Tracy nunca recuperarian los restos. El rayo de esperanza que el veia era un engano. Segun sus propias declaraciones, Robbie Beckett habia llevado a la muchacha al sur y habia dejado el cuerpo cerca de una valla. Nadie habia dado con el, aunque ya era hora de que lo hicieran. Quizas alguien lo hubiese encontrado sin informar de ello. Quizas estuviese enterrado bajo otro nombre. Unos dias despues del asesinato, papa Beckett le dijo a Robbie que vaciara por completo el interior de la camioneta. Se trataba de un acto irracional que contradecia implicitamente el relato de lo sucedido hecho por Robbie. Habian golpeado a Tracy con una cachiporra. Y papa Beckett la habia estrangulado. El estropicio que habian organizado era minimo.

El cuerpo deberia haber sido localizado.

Era posible que hubiesen descuartizado a Tracy en la furgoneta y luego arrojado las partes en diferentes lugares.

Bill opinaba que nunca lo sabrian con seguridad. Robbie mantendria su declaracion. Papa Beckett no enviaria aquella nota. Lo de «caso cerrado» era, en efecto, una tonteria. Papa Beckett seria condenado por el jurado, pero el juez no le impondria la pena de muerte. Necesitaban un cuerpo. Necesitaban demostrar que papa Beckett habia violado a Tracy, tal como habia declarado Robbie, pero la palabra de este no era prueba suficiente. Robbie aseguro que el no habia violado a Tracy. Bill no le creyo.

Charlie Guenther presto declaracion. Describio el caso de la desaparicion de Tracy Stewart. Describio el trabajo de Gary White para el Departamento de Policia de Aspen. Consulto un cuaderno de notas y enumero metodicamente las fechas y lugares que mencionaba. Papa Beckett observaba. Dale Rubin protesto de algunas fechas y lugares. Guenther reviso sus anotaciones y las confirmo. Papa Beckett siguio observando. Vestia camiseta deportiva de manga larga y pantalones holgados. Las sandalias casaban con sus canas y sus gafas. Sus companeros de celda probablemente lo llamasen «papi».

Gloria Stewart subio al estrado para declarar. Describio la vida de Tracy y los sucesos previos a su desaparicion. Tracy era una chica timida y miedosa. Habia tenido problemas en el instituto y habia dejado los estudios. Rara vez tenia citas. Tracy hacia recados y atendia el telefono cuando no estaban sus padres. Pasaba

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